Capítulo 3 ¿Cuál de las tres?

1714 Words
DIEZ AÑOS ANTES DE LAS ENTREVISTAS Todos los días desde hace doce años, es la misma rutina, levantarme, darme un baño, estar lista y perfecta para mi familia, bajar a la cocina y coordinar el desayuno, comida y cena de la casa con nuestras empleadas, Florencia, era el ama de llaves y era con quien mejor me llevaba, tenía muchos años trabajando con la familia Altamira así que cuando me casé con Federico hace casi quince años, pasó a ser mi consejera y amiga, era una mujer mayor así que siempre tenía un muy buen consejo que darme, debo decir que me llevaba mejor con ella que con mi madre, nuestra casa era enorme, parecía más un palacio que casa, contaba con una amplia escalera, cinco habitaciones de visitas, estudio de trabajo, algunas oficinas, un amplio jardín, piscina y lo mejor, una enorme cocina y comedor. —Buenos días señora Altamira— me dice muy alegre al verme entrar a la cocina, sonrío y niego con la cabeza —Florencia, nos conocemos desde hace muchos años, ¿Cuándo será el día en el que dejes de decirme señora? Solo dime Paula, por favor— suelta una leve risa —nunca, mientras usted siga en esta casa, el resto del personal, así como yo, debemos respetarlos — ruedo los ojos y asiento, supongo que, si ella está bien con eso, yo también —¿mi marido ya llegó a casa? — le pregunto mientras abro la nevera para hacer la lista de supermercado para mandar comprar lo que nos haga falta —según sé por Fidel, viene en camino, este viaje si se alargó de más — me dice con media sonrisa, baja la mirada y sé que algo me oculta, algo que yo sé muy bien, pero aún no es momento de revelarlo, Fidel es nuestro chofer y persona de confianza de mi marido, cada que regresa de algún viaje, pide que Fidel vaya por él al aeropuerto, así pueden hablar de “temas de hombres” y al llegar a casa prestarnos toda la atención a nosotros —lo sé, Federico debe estar muy ocupado ahora que viene la elección, ya casi no lo veo en casa y temo que esté volviendo a suceder lo mismo que hace tres años cuando se postuló por primera vez— digo con voz apagada, recordando lo sola y triste que lo pasamos mis hijos y yo cuando no vimos a Federico por casi cuatro meses, en ese tiempo, él se mantenía ocupado con el asunto de las elecciones a presidente del Banco intercontinental, su tío Vicente era en ese momento el presidente, Federico era el gerente y quería con todo su ser el puesto de Vicente, por desgracia no lo consiguió así que el abandono hacia nosotros fue en vano —Los chicos ya están en camino a la escuela, el desayuno estará listo en diez o quince minutos, Fidel acaba de llamar, llegan en unos cinco minutos, ¿Por qué no va a darse una manita de gato para recibir a su marido? — Florencia parecía muy animada, asentí con media sonrisa y salí de la cocina. Mi matrimonio con Federico se arregló desde nuestra niñez, nuestros padres eran los representantes de varias casas de bolsa del país, y socios en algunos otros negocios, eran de las familias más adineradas, así que les pareció buena idea emparentarnos cuando estuviéramos más grandes, aunque ambos estábamos enamorados desde niños, así que fue más fácil para nosotros aceptar la boda y todo lo que llegó después, estuvimos separados en la adolescencia, cuando tuvimos que ir a la universidad, ahí conocí a muchos chicos, experimenté mucho con mi cuerpo, me olvidé de mi compromiso con Federico por algunos años, cometí muchas locuras, pero todo terminó cuando Federico volvió a la ciudad y nuestros padres volvieron a insistir en el matrimonio, hemos estado casados por casi trece años, tenemos dos hijos preciosos Otto de doce años y Leona de once, y somos felices, aunque nunca me eh olvidado de… el sonido de la puerta me distrajo de mis pensamientos, seguramente Federico había llegado, arreglé mi cabello y baje las escaleras lentamente. Federico llevaba un elegante traje semi-formal, saco azul marino, camiseta blanca con dos botones desabrochados, zapatos de vestir y lentes de sol, iba peinado hacia atrás con su perfecta barba recién cortada y sonriendo ampliamente, dejándome ver su dentadura perfecta, sonrió al verme, lo miré fijamente e hice lo mismo —¿cómo está la mujer de mi vida? — me dice llegando hasta mí, elevándome un poco y dándome un beso en los labios, el cual correspondí rápidamente, Federico podía transportarte con sus besos, sus manos eran suaves y su cuerpo, era de infarto, eso me había enamorado más de él cuando nos reencontramos hace casi dieciséis años, su forma de tomarme y besarme —¿Dónde están los chicos? — me pregunta volviendo a dejarme en el suelo, sonrío —en la escuela, volverán en un rato, somos libres hasta después de las tres de la tarde— le digo viéndolo fijamente a sus increíbles ojos cafés —eso me parece perfecto ¿desayunaste ya? — me pregunta tomando mi mano, niego —Florencia me dijo que no tardabas en llegar y decidí esperarte, no me gusta mucho desayunar sola— asiente y hace un puchero, toma mi mano y caminamos hasta el comedor, donde ya nos tenían servido fruta, pan tostado, huevos benedictos, entre otras cosas —sabes que la campaña de la elección es en unos meses y realmente quiero este puesto, a nuestra familia le irá mejor, pasaremos más tiempo juntos, lo prometo, además, este viaje me sirvió para darme cuenta cuanto los necesito y los extraño— asentí, claro que necesitaba una familia perfecta, era un requisito para el puesto tener una familia estable —lo sé cariño y tanto los niños como yo, estaremos apoyándote siempre que lo necesites— acarició mi mano mientras me daba una tierna sonrisa, comimos tranquilamente, entre risas y conversaciones triviales…. Al terminar la comida y platicar un poco más sobre su viaje, subimos las escaleras a paso rápido, parecíamos dos adolescentes calientes, mi esposo era lo mejor en temas relacionados al sexo, llegamos a la habitación y sin esperar a que cerrara la puerta me cargó en brazos hasta la cama sin dejar de besarme con intensidad, me dejó encima de ella y me recorrió con la vista, poniéndome nerviosa inmediatamente —¿sabes que lo que más me encanta y me enamoró de ti son tus ojos? — decía mientras repartía besos por toda mi cara, era verdad, debido a mi heterocromía, uno de mis ojos era azul y el otro era café, cuando éramos más jóvenes, Fede siempre me hacía bromas sobre mis ojos, creándome un poco de inseguridad, a tal punto de tener que usar pupilentes en mi ojo azul para cubrirlo, pero después cuando crecimos, solo me dijo que era un amor hacia ellos y que era lo más lindo en mí, terminó de conquistarme con sus palabras, lentamente desabotonó mi camiseta blanca, dejando expuestos mi brassier —esto es lo que más extraño cuando me voy de casa— me dice sin dejar de besarme, apretando uno de mis pechos con sus firmes y suaves manos, me sentía extasiada, gemí un poco cuando me separó las piernas y bajo hasta quedar cerca de mi intimidad —Fede....— dije con un hilo de voz, mientras arrugaba las sábanas debido al placer que me provocaba tenerlo en esa posición, probando mi feminidad, teníamos muchos años juntos y aún así, me encantaba cuando lo hacíamos así… Federico se puso de pie y comenzó a desvestirse, me encantaba verlo desnudo, mordí mi labio inferior cuando se deshizo de sus pantalones, me acerqué a él y tomé su m*****o entre mis manos y lo metí a mi boca —Paula… esp…era….— no dejé que siguiera hablando cuando comencé a lamer y chupar, me tenía en cuatro sobre la cama mientras él se mantenía de pie frente a mí y con sus manos comenzaba a recogerme el cabello en una cola de caballo En un momento brusco me separé de él y solo lo vi sonreír de lado, me empujó un poco contra la cama y quedé de espaldas al colchón, abrí mis piernas para él y solo sentí su respiración en mi oído cuando se enterró de una sola estocada en mí, apreté con fuerza su espalda, arañándola un poco, sus movimientos eran rudos, yo también lo había extrañado mucho, aunque sé que algo anda mal, siempre que llega de algún viaje es así, pero por ahora me dejaré llevar por la pasión… A las cuatro de la tarde llegaron nuestros hijos, los niños estaban felices de ver a su padre de nuevo en casa, Federico les prometió ya no volver a viajar, al menos por seis meses más, aunque no quería que ellos se emocionaran y después tuvieran que decepcionarse de su padre de nuevo, ya que lo que restaba de campaña de elección podía hacerla desde casa, toda la tarde-noche la pasamos jugando como la familia normal que somos… Por la noche, ya entrada la madrugada y algunas horas después de nuevamente llegar a múltiples orgasmos, nos quedamos dormidos, el sonido molesto de un teléfono me despertó, miré a Fede y él dormía plácidamente, sonreí de medio lado y me puse de pie intentando buscar el molesto sonido, el cual provenía del pantalón de Federico, en la pantalla venía el nombre de Paula, pero claramente no era yo, porque yo estaba sosteniendo el teléfono, quise desbloquearlo pero me pedía una contraseña, frunzo el ceño y me acerco a Fede para removerlo debido a que el teléfono no de dejaba de sonar, —Fede, cariño, tu teléfono no deja de sonar…— intenté despertarlo con cuidado, es de esos hombres que tiene el sueño demasiado pesado y se molesta cuando es despertado, se removió un poco pero no hubo respuesta —Federico… tu teléfono no deja de sonar, debe ser importante, es alguien llamada Paula…— Federico se removió un poco más, aun con los ojos cerrados y de su boca salió algo que no me esperaba —¿Cuál de las tres?....
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