JENNY Me metí en la ducha mientras él seguía llamando a la puerta. —Jenny. Me lavé la cabeza con su champú porque era lo único que había. —Jenny. Apuesto a que huelo muy mal. No me extraña que se quedaran mirando mucho tiempo. No me extraña que también miraran mucho mi piel. Y siempre sonreían duro y se alejaban rápido de mí. —Jenny. Puse los ojos en blanco y cerré el grifo de golpe. —Lo siento. Realmente desearía poder hablar para regañarle y mandarle a la mierda y rechazarle. Cogí la toalla y le oí respirar en la puerta. —Jenny. Jenny, escucha. No quería que pasara esto. Miré hacia la puerta y me envolví en la toalla. —Jenny, no te enfades, pero ya le he dicho a la manada que estás lista para la ceremonia. Mis ojos se abrieron de par en par y abrí la puerta de golpe. Su ca