Patty no recordaba la última vez que había sido tan impulsiva, probablemente cuando ella y Paul decidieron detenerse en aquel mirador en medio de la noche para hacer el amor en el auto, fue al día siguiente cuando reaccionaron que los vidrios no eran polarizados.
Tomar una decisión tan importante como el matrimonio, sólo había estado segura una vez en su vida, probablemente había sido lo asustada que estaba la última vez que llegaron esos policías o tal vez lo furiosa que estaba con Beth Hannigan por haber denunciado a Emilio, lo cierto es que hoy ella sería la esposa de alguien más, de alguien que no era Paul.
La noche anterior Patty había llamado a Dereck, era la única persona en quién podía confiar, no le dio demasiados detalles sobre la situación, entre menos personas lo supieran mejor, después de varias preguntas de parte de Dereck le dio las indicaciones de como debía hacer los trámites, sus documentos y dos testigos, él se ofreció a ir y después de pensarlo mucho buscando a una persona que no hiciera demasiadas preguntas y la apoyará, solo existía una sola persona… Molly.
Esa mañana Patty se levantó muy temprano y pasó dejando a Naty con su amiga Andy quien se quedó feliz de tener compañía en casa y quien la ayudará con su bebé, Patty fue por sus documentos y pasó a comprar un vestido color beige a una tienda pequeña, era liso y de tirantes, tenía un par de zapatos plateados que le iban a combinar a la perfección, hizo una última parada en el cementerio, caminó el pequeño espacio de cemento y llegó a la tumba.
“Paul Williams”
Un excelente hijo y esposo
Siempre vivirá en nuestros corazones.
Esas pequeñas palabras no podían expresar todo lo que ella sentía, pero ese día ni siquiera podía formular una palabra, su familia colocó esta lápida… vivir en sus corazones, mejor dicho su corazón se había ido con él.
–Me voy a casar –suspiró al sentarse a un lado –. Pero te lo puedo explicar, es que Emilio necesita ayuda, su mamá está enferma y necesita que él esté aquí trabajando para que le pueda enviar dinero y Naty quiere a alguien que nos acompañe, creo que estaría bien que él esté en la casa… –pasó su mano por las letras de su nombre –. Es solo eso, no es de verdad, sabes que yo siempre te voy a amar a ti –murmuró –. Naty quiere que estés aquí… yo también… te fuiste muy pronto mi amor.
Patty siempre se unía a las bromas de sus compañeras y se mantenía muy alegre, a pesar de que ese dolor siempre estaba con ella, ese sentimiento que solo podía sacar en ciertos momentos, por las noches a solas en su habitación y en el cementerio, ese lugar que guarda tantos lamentos y corazones rotos.
Cuando pudo levantarse, volvió a su auto, debía volver a casa… debía seguir por su hija.
Emilio por su parte había estado dando vueltas toda la mañana con Dereck, quien lo había pasado a traer desde la mañana, tenían demasiado papeleo que completar, Dereck tenía varios contactos, pero Patty le había pedido un casi imposible y es que fue muy clara con el Ahora o nunca, bastante precipitada la amenaza, pero Dereck hizo lo posible, le consiguió documentos provisionales a Emilio para que pudiera ir al registro civil con Patty.
–Creo que esto no está bien, Patty tiene una hija y la puedo poner en riesgo –comentó Emilio.
–Si demuestran ser un matrimonio estable, todo va a salir bien –le indicó Dereck.
–Nos dieron noventa días, podríamos ir otro día –mencionó él –. Tal vez ella necesita pensarlo mejor.
–¿Te quieres quedar aquí? –le preguntó Dereck.
–Lo necesito.
–Este es tu seguro –señaló los papeles –. Ya hemos empezado el trámite, estás en la mira de ellos y solo tienes un camino si quieres quedarte.
–Entiendo.
Cuando llegaron a la casa Patty no había llegado, Emilio creyó que tal vez ya se había arrepentido, faltaba poco tiempo para la cita, incluso Molly llegó antes a casa, se estaban comenzando a preocupar cuando Patty apareció de prisa.
–Lo lamento –expresó agitada –. Estaré lista en cinco minutos.
–Yo te ayudo –Molly fue tras de ella.
Patty apenas se quitó el sudor y se quitó la ropa para colocarse el vestido.
–Qué vestido más lindo, pensé que irías en jeans –bromeo Molly.
–Lo acabo de ver en la tienda y me pareció ideal –sonrió Patty.
–Conocí a Emilio en lo que llegabas tarde –comentó –. Es bastante guapo, eh.
–Lo sé, por eso nos casamos.
Ambas rieron, Molly vio a todos lados mientras le arreglaba el cabello.
–¿Y ya viven juntos? –dudó –. Lo pregunto por la fotografía.
Patty sabía que se refería a la foto de ella con Paul en la sala.
–A Emilio no le importa eso –contestó –. Sabe de Paul, lo hemos hablado, es muy comprensivo.
No habían hablado nada, pero debía mentir.
–Me alegro mucho por ti, Patty –la abrazo –. Lo digo en serio, te quiero mucho.
–Yo también te quiero, Molly, gracias por acompañarme.
Juntos se fueron al edificio, aún llegaron cinco minutos antes de la cita, primero les pidieron los papeles, Emilio se frotaba las manos nervioso, Patty lo observó y se las tomó.
–Tranquilo, todo está bien.
Las manos de Emilio eran ásperas y grandes, posiblemente por su trabajo, le sostuvo la mano con firmeza, casi se la cubrió, ella sintió esa calidez, hace muchos años que no lo sentía, le había sostenido la mano a Naty, una mano pequeñita, pero la de un hombre fue hace muchos años, fue la de Paul, que nunca dejaba que se separará de ella.
–Patricia Williams y Emilio Bernal.
Ella reaccionó al escuchar su nombre, había llegado la hora de entrar y dar ese paso tan importante, aunque fuera falso, nunca pensó en que volvería a estar ahí de nuevo, ser de nuevo la esposa de alguien no era algo que estuviera en sus planes, caminó con Emilio a la oficina, les hicieron un par de preguntas que respondieron inmediatamente, eran verdades a medias y eso lo hacía más convincente. el hombre les leyó el contrato matrimonial, les explicó las leyes y sobre su trámite, dio un pequeño discurso para hacerlo un poco más especial y finalmente les pidió dar el discurso, Emilio sacó una caja con dos anillos, eso fue una sorpresa para Patty.
–Yo Emilio Bernal te acepto a ti Patricia Williams para ser mi esposa, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte nos separe.
–Yo Patricia Williams te acepto a ti… –se detuvo un instante, tomó aire porque lo necesitaba, se repitió en la mente que era para ayudarlo y con el valor que le quedaba sin respirar terminó el discurso –... Emilio Bernal para ser mi esposo, para tenerte y protegerte de hoy en adelante, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte nos separe.
–Los declaro marido y mujer, felicidades.
Estaba hecho, se había casado con Emilio, ya no era más una mamá soltera como todos le decían, Naty tendría a quien llevar a la escuela y los Hannigan no podrían hacer nada contra Emilio, él podría seguirle enviando el dinero a su madre, todos tenían un beneficio, esto era algo que beneficiaba a todos, creyó que todo ya había acabado después de que firmaron y salieron del juzgado, en el auto todos iban más relajados, lo difícil había pasado, ahora solo debían aparentar ser una pareja ante todos, Patty solo quería volver a su casa y descansar de tanto estrés que había vivido en todo el día, pero eso no se iba a poder porque en el momento que entraron y encendieron la luz, un grupo de voces grito…
–¡SORPRESA!