1. Hola de nuevo

1589 Words
[Lilian Caballero] Mientras conducía con dirección a las oficinas de Grupo Rocamonte podía notar como mi corazón palpitaba con mayor fuerza al darme cuenta que ya faltaba poco para llegar a mi destino. Sentía una especie de cosquilleo en mi estómago, hacía un año que no veía a Roberto, exactamente desde la boda de Ana mi mejor amiga. Ella es esposa de Arturo, el hermano de Roberto, quien en una noche loca de tragos tuvimos sexo. Aunque esa experiencia se quedó solo en el recuerdo porque fue algo casual. Ni si quiera sé porque me acosté con él sabiendo que en el futuro lo vería en repetidas ocasiones. Durante meses he estado tratando de evitar este día en el que por fin tenga que verlo de nuevo. Trago saliva. Es que soy una tonta me digo a mí misma, si no me hubiera acostado con él ahorita no tendría problema para venir y entregarle los documentos de sesión de poder de las acciones del hospital de papá que hace un año él compro a mi nombre con la promesa de que se las devolvería cuando confiara en que él haría buen uso de ellas. Él, Arturo y mi padre son los dueños del hospital Los Ángeles, inaugurado hace poco menos de un año en la ciudad de San Pedro Garza García en Nuevo León. Sonrío con ironía. Es que lo que Roberto tiene de guapo lo tiene de malévolo, bueno sé que sólo molestaba a Arturo por el rencor que se tienen desde hace varios años, aunque por lo que me ha contado Ana él ya se ha regenerado y eso espero, él no me desagrada, al contrario, recuerdo que aquella noche que pasamos juntos temblaba al sentir su piel rozando la mía, el me imponía era una sensación que nunca había sentido con otro hombre, como si quisiera aferrarme a sus brazos y sentirme segura en ellos. Pero la realidad es que ni él ni yo teníamos intención de algo más, tan claro lo dejo que hasta unos días después apareció por todos los periódicos, televisión local y r************* la foto donde se le veía tan feliz con su nueva conquista la tal Andy García, conductora del programa matutino del canal local de Monterrey, una rubia flacucha que se cree la gran y última coca en el desierto, aprieto con fuerza el volante al pensar en ella, lo más seguro es que este con Roberto por su dinero, vi el otro día que insinuaron eso en un programa de la competencia. Aparco mi auto en el estacionamiento del edificio, tomó la carpeta con los documentos firmados que le entregaré a Roberto. Mientras camino trato de controlar mi respiración no sé por qué estoy así, como si anhelara verlo después de todo este tiempo. Él no significa nada en mi vida, él no significa nada en mi vida, me repito una y otra vez hasta que llego al cubículo de recepción. Carraspeo para que la chica en el recibidor note mi presencia ya que está muy emocionada mirando su f*******: en el celular. —Si diga, ¿en qué puedo ayudarla? —dice la chica de cabello castaño perfectamente alaciado, maquillada como si fuera una profesional y lleva puesta una mascada en tonalidades azules que hacen juego con su uniforme de oficina. —Vengo a ver al señor Roberto Abad, podría avisarle que Lilian Caballero lo busca por favor. Ella entrecierra los ojos y esboza una sonrisa algo altanera que me molesta. —¿Tiene cita con él? —dice en tono burlón, estoy confundida. —No tengo. —Entonces no puede pasar, el señor sólo recibe visitas con cita previa es un hombre muy ocupado. Me mira despectiva, comienzo a enfadarme. —Puedes hacerme el favor de llamarle y avisarle que estoy aquí, sé que me recibirá —suelto con enfado dejando caer las manos sobre el recibidor. La miro con desafío. —No lo haré. ¿Queeeeeé? Maldita tipa, pienso en mis adentros, no puedo creer que sea tan difícil ver a Roberto en su oficina, tal vez debí haber ido a su casa. Saco mi teléfono rogando, aún conservo su número móvil de hace un año. Me llevo el celular al oído mientras espero con ansias que conteste. —¿Lily? —dice sin saludar. ¿Acaso tiene mi número guardado también? Bien, él no saluda yo tampoco. —Roberto estoy en recepción de Grupo Rocamonte, necesito hablar contigo, ¿puedes recibirme por favor? será solo unos minutos, lo prometo. —Espera —dice y cuelga. Miro mi móvil. La chica de recepción me mira con malicia, de seguro pensando que Roberto no me atenderá, pero en cuanto el intercomunicador suena la que esboza una sonrisa triunfal soy yo. La chica levanta el teléfono y su expresión cambia a una más dócil. —Si señor, enseguida hago pasar a la señorita Caballero. No borro la sonrisa en mi rostro. Traga saliva, me mira ahora con cierto toque de odio. —Señorita Caballero, puede pasar —dice haciendo una mueca en su rostro, pero no me importa, no vine a pelear, vine a hablar con Roberto. Me da las indicaciones de donde está su oficina. Esta en el cuarto piso así que tomo el ascensor y me dirijo hasta ahí. Cuando llego a su oficina, una secretaria me recibe, pero esta vez con amabilidad por lo que también la saludo de la misma manera, apenas me ve y abre la puerta de la oficina de él. Paso y ella cierra la puerta a mi espalda, un escalofrío me recorre el cuerpo. Roberto está sentado en su silla atrás del escritorio. Me mira fijamente. Bien Lily a lo que has venido, me animo internamente. Pero antes de que pueda hablar él se pone de pie y rodea el escritorio rápidamente acercándose a mí. Me saluda con un beso en la mejilla, tocando ligeramente mi brazo con una de sus manos y yo me quedo inmóvil ante su tacto aspirando su perfume de Versace mientras todo mi cuerpo se estremece ante su cercanía. Huele delicioso. —Lily, ¿a qué se debe tu visita? —pregunta con una sonrisa en su rostro y yo siento que se me sale la baba, es que es tan atractivo, no, no… no en que estoy pensando, a lo que vine y me voy —ven siéntate —dice sin soltar mi brazo guiándome a un sofá esquinero que hay en un rincón de su oficina. Nos sentamos. —Eh… Hola Roberto vengo porque ya casi se cumple el plazo que me diste para tener tus acciones del hospital a mi nombre, así que vengo a darte el documento de sesión de poder de las mismas, está ya firmado —le extiendo la carpeta con los archivos. Él la toma en sus manos y la hojea con detalle. Al cerrar la carpeta dice —la verdad es que estoy contento así como estamos ahora, mi cheque llega cada mes por lo que no me molesta si quieres tenerlas más tiempo a tu nombre. Frunzo el ceño y niego. —Quiero hacer esto de una vez, tu hiciste el trato con mi padre, compraste las acciones yo sólo te hice un favor. —Más bien fue una condición —replica y lo miro con reprimenda. —Tenía miedo de que en algún momento intentaras algo contra mi padre o Arturo, por lo que Ana me ha contado creo que ahora si te has ganado algo de mi confianza. —¿Algo? —me mira fijamente. Río. —¿Qué es lo que te ha contado mi cuñada sobre mí? —en sus ojos puedo ver un atisbo de gran curiosidad. Su pregunta me toma por sorpresa. Muerdo mi labio, pero luego dejo de hacerlo cuando fija sus ojos en ellos. —Dice que ya te regeneraste —digo tratando de disimular que me he dado cuenta de la risita que ha soltado, ¿me está coqueteando o es imaginación mía? —¿A sí? Recompongo mi postura. —Roberto, me alegra que ya no molestes a Arturo, ustedes son hermanos y lo normal es que estén unidos o mínimo se lleven bien. —Lo estamos intentando —se pone de pie y deja caer la carpeta sobre la mesa de escritorio, luego se gira apoyando su trasero sobre ella y se cruza de brazos, se ve tan… —¿si te invito a comer aceptas? Tengo que preguntarlo antes porque recuerdo que en las repetidas ocasiones que te he invitado a cenar en todas me has rechazado. Me sonrojo y desvío la mirada, es verdad, pero no fueron tantas veces, las únicas que recuerdo fueron dos y las rechacé porque no quería tener algo que ver con el cuñado de mi mejor amiga casi hermana, cuyos antecedentes dejaban mucho que desear, yo venía saliendo de una relación fallida con un médico cirujano que en lugar de reparar mi corazón lo destrozo, él se fue a vivir a Alemania, de eso ya han pasado dos años. Pero ahora dudo un poco porque sé que Roberto ahora tiene pareja. —¿Acaso no puedes aceptar una comida cordial para dar por terminada la relación de negocios que teníamos? —Está bien, vamos a comer —por qué no aceptar, es sólo una comida, como él lo dijo es para finalizar nuestra relación de socios y no tengo otra cosa mejor que hacer cuando llegue a mi departamento así que me animo a ir con él.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD