Prefacio
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Código de registro: 2110309671691
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Titulo: La herencia de un millonario
Autor: Nancy Rdz
Género: Romance, drama
Clasificación: +18
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Prefacio
El día que la vi por primera vez fue aquella navidad de hace diez años. Mi hermano Arturo la presento como su novia. Su sonrisa era hermosa, sus ojos marrones los más lindos que jamás había visto en mi vida, su cabello dorado caía como una cascada sobre su espalda, llevaba puesto en la cabeza un listón color rojo que hacía juego con su vestido del mismo color. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron sentí destellos eléctricos recorrer todo mi cuerpo, ella sintió lo mismo, después me lo hizo saber. Se acercó para saludarme, le sonreí como un bobo.
—Hola, mi nombre es Clara Arango —dijo esbozando una sonrisa pícara, jamás podré olvidar esos ojos llenos de brillo, la mirada coqueta que me dirigía.
—Roberto Abad, mucho gusto… Señorita —la miraba fijamente, no podía dejar de hacerlo, me había enamorado de la novia de mi hermano.
Fuimos amigos, nos llevábamos increíblemente bien. La amaba en silencio, por respeto a mi hermano y por el miedo de que ella se alejará de mí. Tiempo después se casó con Arturo. Él siempre tuvo el carácter fuerte, yo no sabía que su matrimonio estaba pasando por una crisis, ella no lo dijo. Hasta aquel día meses después de haber dado a luz a mí sobrina Lisa, llega a mi habitación llorando. Recuerdo que la abracé, me partía el corazón verla así.
—¡Voy a dejarlo y me iré lejos de aquí! ¡ya no aguanto más! —soltaba en medio del llanto.
—No puedes irte, ¿Qué pasará con Lisa? —pregunté preocupado, mi mayor preocupación en ese momento era no volver a verla.
—No amo a Arturo, me casé con él solo porque mi padre decía que él era el hombre que me convenía porque era director de Grupo Rocamonte, pero no lo amo, siempre he amado a alguien más, ya no puedo callarlo —la miré con asombro ante lo que estaba confesando, tragué saliva —te amo Roberto, siempre te he amado desde el primer día que te vi, te amo y me lamento por haber tenido miedo de que no me correspondieras, ahora nada importa porque preferí vivir en el infierno de un matrimonio que no deseaba.
—Clara… —me quedé mudo de la impresión, abrí los ojos por completo, ella me abrazaba pidiendo perdón por no haberlo dicho antes —yo también te amo —murmuré.
Ella alzó la vista, una enorme sonrisa que jamás se borrará de mi mente se dibujó en su rostro. Ese día nos dimos nuestro primer beso, fue la primera noche de tantas que pasamos juntos siempre cuidando que nadie supiera de nuestros encuentros. Decidimos esperar un poco más al menos el tiempo considerable para que Lisa creciera y la pudiéramos llevar con nosotros. Teníamos planes, el sueño de un futuro juntos. Nos iríamos del país a un lugar donde nadie nos conociera.
Hasta aquel maldito día en el que me llamó desconsolada, no pudo ocultarlo más, le dijo a Arturo que lo abandonaría que se iría de la casa, mi hermano no le permitió salir con Lisa en brazos, la echo a la calle. Clara conducía con dirección al departamento que había comprado para poder pasar tiempo a solas sin que nadie nos interrumpiera. Ese día había una fuerte tormenta eléctrica, llovía tan intenso como no había llovido en los últimos años. Ella tuvo un accidente automovilístico en el que falleció. Culpe a Arturo de su muerte. Intente hacerlo sufrir, hacerle sentir el dolor que yo sentía por la muerte de la mujer que tanto había amado. Ese día mi corazón se marchitó junto a Clara, jamás pensé que volvería a amar de nuevo… hasta que la conocí a ella.