Propuesta. 1

3289 Words
Arreglo la bufanda antes de tomar su cartera y salir del departamento, el tiempo se le estaba agotando para conseguir un trabajo y poder devengar un sueldo o si no iba a terminar de agotar sus ahorros que ya le quedaban pocos, no solo iba a perder su hogar si no que tendría que volver a tener que vivir en casa de su madre, cosa que no era una opción y menos pedirle ayuda a su padre pues tenia un niño de cinco años que necesitaba muchas cosas. Había ido a entregar hojas de vida a muchos lugares, pero en todos ellos querían trabajadores de tiempo completo y no quería dejar la universidad a solo un año de graduarse ya que eso seria tirar todo su esfuerzo a la basura, esa mañana se reuniría con Taylor en una cafetería ya que la mujer la cito pues quería hablar con ella de temas que no quiso compartir por teléfono.  Les habían dado las dos semanas de vacaciones decembrinas y el estar en casa la volvía loca pues no le gustaba estar sola, menos sin hacer nada ya que estaba acostumbrada a trabajar mucho antes de ser mayor de edad, llego a la cafetería y al entrar vio a Taylor levantar la mano para llamar su atención, sonrió de lado y camino hacia la mesa donde estaba sentada. - Hola bonita.- Taylor le dio un beso en la mejilla. - Hola ¿como estas?- se sentó frente a la mujer después de saludarla. - Bien, cansada y aburrida de mi existencia.- suspiro de forma pesada. - Creí que ibas a traer a Mikaela contigo.- comento viendo a su alrededor. - Apenas la soporto en casa, seria el colmo si tambien tuviera que salir con ella.- desvió su vista y sonrió viendo a un hombre que las observaba desde la barra. - Taylor estas casada, no puedes andar coqueteando con cualquier fulano.- comento Layla al ver el evento. - Deja de ser tan cerrada, Andrew no esta aquí para que se entere de lo que hago y se que tu no le dirías nada.- la vio a los ojos. - No tengo porque meterme en tu relación con él.- rodo los ojos. - Por eso eres mi mejor amiga.- le guiño un ojo. - ¿Si sabes que las demás se alejaron por tu actitud?- Layla alzo una ceja. - Se alejaron porque son unas envidiosas, saben que lo puedo tener todo y ellas no.- inflo su pecho con orgullo. - Si como digas.- Layla rodo los ojos un tanto irritada. Taylor se había convertido en una mujer prepotente pues gracias a su esposo tenia una posición económica privilegiada, todas las chicas se habían alejado de ella por ese motivo y Layla era la única que le seguía hablando aunque habían momentos en que la sacaba de quicio, mas cuando hablaba mal de su propia hija que apenas iba a cumplir tres meses de nacida y supo por boca de la mujer que no la quiso tener jamas e intento abortarla en un par de ocasiones que por suerte no pudo lograrlo. - ¿Ya tienes trabajo?- pregunto Taylor. - No, aun sigo buscando y creo que al final voy a tener que volver a casa de mamá porque mis ahorros se están acabando y el próximo mes no voy a ajustar pagar la renta.- apoyo la barbilla en la palma de su mano. - Tu eres buena con los niños ¿que te parece trabajar para mi?- la pregunta de Taylor la tomo por sorpresa. - ¿Trabajar para ti como niñera o algo así?- pregunto poco segura. - Si, Andrew esta buscando una niñera para su hija porque yo voy a comenzar a estudiar por las tardes y tu te presentas por las mañanas, tendrías casa y comida ademas de un salario bastante bueno.- Taylor hizo sonar sus largas uñas acrílicas sobre la mesa. - La oferta me parece muy tentadora, pero ¿Que va a decir tu esposo?- se quedo pensando pues era una buena propuesta. - El va a decir que si, siempre accede a lo que yo le pido.- se encogió de hombros sin mucho interés. La rubia pidió café mientras que Layla un té de manzana y canela, se quedaron conversando un rato mas hasta que Taylor le pidió que la acompañara a una tienda de relojes pues quería comprar un regalo para alguien, Layla ya había dejado de preguntarle ciertas cosas pues prefería ignorar las estupideces que la mujer hacia, le parecía injusto que teniendo a un hombre bueno a su lado prefiriera andar de un lado a otro menospreciando a su familia. - Señoritas ¿En que las puedo ayudar?- comento el vendedor al verlas entrar. - Estoy buscando un reloj elegante para hombre.- comento Taylor. - Claro que si, tenemos muchos estilos maravillosos.- las condujo hasta un mostrador. - ¿Que opinas Layla?- pregunto mientras veía todos los modelos. - Que son ridículamente caros.- respondió y recibió una mirada fea por parte del vendedor. - Vale la pena si voy a poder ver su sonrisa encantado cuando le de el regalo, ademas él se merece todo.- la vio de reojo con una sonrisa burlona. - Porque siento que no estas hablando de tu esposo.- Layla ladeo la cabeza. - ¿Quieres algo?- Taylor sonrió. - No tienes porque comprar mi silencio, lo que hagas con tu vida me da lo mismo, cada quien carga con sus pecados.- suspiro irritada. - Por eso es que te adoro, nunca tienes filtro para decirle las verdades a las personas en la cara.- parecía una broma, pero lo decía de verdad. Al final Taylor termino llevándose un Rolex de oro y con incrustación de diamantes alrededor, dos mil dolares pagados con tarjeta de crédito y asumió que ese dinero no era de ella ya que no trabajaba, salieron de la relojería y decidieron caminar un rato mientras Layla le daba vueltas a la propuesta de trabajo que le había echo su amiga, lo necesitaba demasiado como para ponerse los moños y rechazarla solo por orgullo. - ¿Vas a ir a otro lado?- pregunto Layla pensando en que ya era momento de ir a casa. - Vamos a mi casa, almuerzas con nosotros y de paso Andrew te hace una entrevista de trabajo.- le mostro su celular con un mensaje. Layla lo leyó y casi se cae cuando retrocedió incrédula, Taylor le había dicho a su esposo la misma idea que le dijo a ella y por eso Andrew la estaba citando en su casa, no iba en fachas para una entrevista y menos para ser niñera, sin embargo acepto a ir. Una preciosa mansión a las afueras del centro de Portland, sin duda Taylor vivía como una reina y aun así no apreciaba nada de eso, las recibió la sirvienta y con mucha amabilidad le pidió el abrigo que llevaba. - Buenas tardes.- saludo Layla al ver a Andrew con su hija en brazos en la sala. - Buenas tardes señorita Evans.- siempre había sido muy educado con todas las amigas de su esposa. - Mikaela esta preciosa.- sonrió cuando vio el rostro de la niña. - Si, va creciendo muy rápido y cada mes se vuelve mas hermosa.- Andrew se acerco para que Layla la viera mejor. - Claro, me esta robando la belleza, por su culpa mis pechos van hacia el suelo y mi vientre perfecto quedo lleno de estrías.- comento Taylor con algo de desprecio. - ¿Vas a comenzar de nuevo?- Andrew la vio con seriedad. - Solo es un comentario simple cariño.- sonrió de una forma sínica y subió a la segunda planta. Layla tuvo ganas de salir corriendo de esa casa, la tención entre ambos era muy palpable y se sintió incomoda solo de verlos ya que siempre había huido de los problemas, alzo la vista viendo la expresión molesta de Andrew y este cuando la vio se limito a sonreír de forma forzada, de verdad que el hombre la pasaba mal. - Taylor me comento que se quedo sin trabajo.- fue a sentarse a uno de los sillones y ella hizo lo mismo. - Si, cerraron la tienda donde trabajaba y ahora me veo en aprietos porque nadie quiere contratar a chicas por medio tiempo.- bajo la cabeza viendo sus manos. - ¿Tiene experiencia cuidando niños?- pregunto Andrew haciéndola levantar la cabeza. - Si la tengo, era niñera los fines de semana y puedo conseguir unas recomendaciones de unas cuantas familias si gusta.- estaba desesperada por un trabajo. - No hace falta, hice una llamada y la señora McMichael hablo maravillas de ti, al igual que la señora Olsen.- vio a Mikaela quien se estiro en sus brazos. - Ella era quien mas me contrataba, pero ahora los niños están en un campamento.- sonrió con ternura viendo a la niña. - ¿Hay algún problema con que te mudes a la casa?- Andrew estaba muy atento a las expresiones de Layla. - No, no tengo problemas con mudarme.- se sintió emocionada con la idea, pero no tenia de otra. - Bueno, te propongo casa y comida, un sueldo de mil quinientos dolares al mes a cambio de que cuides a mi hija de doce del mediodía a ocho de la noche.- comento Andrew siendo claro. - Me parece perfecto.- sonrió emocionada. - Puedes mudar tus cosas mañana, se que aun te quedan unas semanas de vacaciones y te podrás acostumbrar al movimiento de la casa.- se levanto y sin decirle nada paso a Mikaela a los brazos de Layla. No iba a negar que doraba a los niños y Mikaela era la cosita mas hermosa que había visto en su vida, Andrew fue a buscar un biberón y se lo entrego como método de prueba ya que quería estar seguro de que Layla podría cuidar bien a su hija que era lo que mas amaba. Andrew Laing era un empresario de Seattle y vivía en Portland porque Taylor no había querido mudarse, era un hombre bastante atractivo físicamente, un metro noventa, delgado y con unos lindos ojos azules, cabello castaño oscuro y una linda sonrisa. Taylor volvió y le pidió a la cocinera que sirviera el almuerzo para todos, desde que llegaron la mujer no había ni volteado a ver a Mikaela y Layla supo que algo no iba bien en ese lugar, Andrew acostó a la pequeña en su corral en la sala ya que se había quedado dormida después de comer. - ¿Vas a contratar a Layla?- pregunto Taylor viendo su celular. - Si, le pedí que trajera sus cosas en el fin de semana.- comento Andrew sin verla. - Que bueno, el domingo voy a salir con unas amigas ¿espero que no te importe cuidarla?- vio a Layla. - No.- se encogió de hombros como si nada. - Bien, porque Andrew tiene trabajo y yo no me voy a quedar a aburrirme en un fin de semana completo.- rio como si sus palabras realmente fueran graciosas. Layla vio a Andrew quien procuraba ignorar aquellas palabras aunque realmente se notaba lo mucho que le dolían, sintió mucha pena por el hombre y mas por la pequeña que no tenia ninguna culpa de las decisiones de sus padres. Termino de comer y tuvo que despedirse de la pareja pues tenia que hacer sus maletas para poder irse del departamento, si podía resistir unos tres meses en ese lugar seria suficiente para buscar otro trabajo e irse. Cuando llego a su edificio de apartamentos vio una motocicleta que se le hizo conocida estacionada frente al lugar así que subió al tercer piso con rapidez encontrándose con Damián Acardo sentado frente a la puerta de su apartamento. - ¿Donde andabas?- pregunto poniéndose en pie cuando la vio. - Sali con Taylor y fui a almorzar a su casa, no sabia que ibas a venir.- comento abriendo la puerta. - Quería darte una sorpresa, pero creo que me la lleve yo.- el chico entro. Damián era un año mayor que Layla y ambos tenían una relación de hace un año y medio, dejo su cartera sobre el mueble junto a la entrada y se quito los zapatos cansada de tanto caminar, vio a Damián hacer lo mismo y entonces él le dio un beso corto en los labios; era un hombre atractivo, no tan alto y con los ojos oscuros, piel canela y con músculos bien trabajados. - Me hubieras llamado para venir mas rápido.- comento Layla yendo al sofá. - Lo importante es que estas aquí y tengo que proponerte algo.- Damián se sentó aun lado de ella. - ¿Que propuesta?- Layla alzo una ceja mientras lo veía con una sonrisa en los labios. - Se que no tienes trabajo y que vas a perder el apartamento, múdate conmigo.- propuso con una gran sonrisa. - Cariño... lo siento.- aquellas palabras la tomaron por sorpresa. - ¿No me amas?- Damián adopto una postura de revancha. - No es eso, te amo... pero acabo de aceptar un trabajo como niñera para la familia Laing y me tengo que mudar con ellos.- comento algo apenada. - ¿Mudarte con Taylor y Andrew?- pregunto usando un tono mas profundo- Te vas a mudar con ellos solo para causar conflictos y de seguro él te va a comenzar a tirar los perros y yo te voy a perder.- agrego con mucha indignación. - El señor Laing es muy respetuoso con todas las mujeres, ademas esta casado con Taylor y yo se mantener los limites de las cosas.- Layla rodo los ojos pensando en que volverían a pelear. Desde hace unos meses hasta la fecha ambos habían comenzado a tener problemas en la relación, Damián quería manipular algunas de sus decisiones con respecto a lo que hacia con su vida y de un día para otro comenzó a prohibirle ciertas cosas que antes eran normales, como por ejemplo el no vestir con cosas por arriba de la rodilla, a Layla le parecía ridículo y en ningún momento había cedido a dejar de ser quien era haciendo que eso creara peleas tontas entre ambos que al final terminaban resolviéndose aunque iban creando brechas entre ambos. - Eso dices ahora y después vas a comenzar a dudar, le vas a arruinar el matrimonio a tu amiga, mejor múdate conmigo y yo te mantengo.- las palabras de Damián la hicieron soltar una carcajada. - Eso no va a pasar y si no confías en mi, vete, la puerta es muy ancha y no tengo ganas de discutir contigo.- se cruzo de brazos irritada. - Ves, apenas has pasado unas horas con ellos y ya me estas rechazando.- Damián se cruzo de brazos y se dio la vuelta. - No te estoy rechazando, somos novios y deberías confiar en mi.- intento tomarle la mano y él se alejo de ella. - No me hables.- volteo el rostro hacia otro lado. - ¿De verdad te vas a comportar como un crio?- pregunto sin tener respuesta- Bien...- se levanto- Quédate aquí o vete, me da lo mismo porque me hartas con tu actitud infantil.- pensó en ir a su habitación para ordenar su ropa. - ¿Así de claro?- Damián se puso de pie con rapidez- Tu de verdad piensas que no me doy cuenta de que le andas coqueteando a medio mundo, siempre es lo mismo contigo, te trato como princesa y buscas a otros tipos, deja de ser tan zorra.- frunció el ceño molesto. - Disculpa, pero yo no soy quien ve a las mujeres cada vez que pasan a mi lado.- Layla hizo lo mismo. - Pero yo soy hombre.- la vio extrañado e indignado. - Que respuesta tan imbécil, sal de mi apartamento.- señalo la puerta molesta. - Ves que tenia razón, solo estas buscando la mas mínima oportunidad para mandarme al diablo.- de nuevo la victima. - ¡Si lo que digas, sal!- gruño con fastidio. Damián tenia un temperamento explosivo y no iba a mentir que le causaba un poco de miedo cuando se enojaba pues en tres ocasiones le había pegado una cachetada, las perdono por el simple hecho de que Damián realmente se había visto arrepentido de sus acciones, sin embargo, Layla sabia que esa relación no tenia ningún futuro prospero para mas adelante y si hubiese aceptado irse a vivir con él era para perder su independencia por completo. - Yo no se porque me tratas así, pero llegara el día en que me vas a perder y te vas a arrepentir.- se encamino hacia la puerta. - Cierra la puerta cuando salgas.- Layla no cambio su expresión. De un azote el hombre salio del apartamento y entonces Layla fue a la puerta para cerrarla con seguro, no quería recibir una intromisión inesperada por parte de Damián ya que tendía a acusarla de cosas y después volvía pidiéndole perdón, sin duda alguna era toda una relación toxica que estaba ansiosa por terminar de alguna manera por mucho que lo quisiera, esa no era vida para nadie. Fue a su habitación y comenzó a sacar su ropa para meterla en dos maletas de viaje que tenia, no tenia muchas cosas por tanto no le fue difícil guardar todo lo necesario en ellas y cuando estaba terminando recibió una llamada de su madre. _________________________________________________________ - Hola mamá.- Layla respondió con una sonrisa en sus labios. - Hola cariño ¿Como estas?- pregunto la mujer al otro lado. - Bien, feliz porque he conseguido trabajo permanente.- se sentó en la cama. - ¡Que bueno hija!- se escucho realmente emocionada- ¿Donde vas a trabajar?- pregunto curiosa. - Voy a ser la niñera de Taylor, ella va a tener clases por la tarde y yo por la mañana, me dieron la oportunidad de trabajar para ellos.- comento Layla viendo sus manos. - Que buena amiga es esa chica, imagino que te mudaras a su casa porque el ser niñera de un bebé requiere bastante esfuerzo.- dijo Isabella. - Si, el señor Laing me dijo que llevara mis cosas el fin de semana, me mudo mañana.- se acostó en la cama. - ¿Te vas a llevar todo lo que tienes?- pregunto. - No, si quieres ven mañana y te llevas lo que quieras a casa, lo demás lo puedes tirar o regalar.- sabia que su madre quería muchas de las cosas que tenia. - Iré por ellas, pero las guardare porque no te vas a quedar eternamente con ellos.- Isabella tenia mucha razón. - ¿Como estas tu?- pregunto queriendo saber un poco mas de su madre ya que no hablaban mucho. - Muy bien hija, David y yo estamos pensando en irnos de vacaciones.- dijo la mujer con un tono mas emocionado. - Que me alegro ¿Has sabido algo de papá?- Layla no hablaba con el hombre hace semanas. - No, ahora es tiempo de que se la pasa en casa cuidando a tu hermanito.- ese comentario la hizo reír por lo bajo. - Mamá, tengo que terminar de hacer las maletas.- Layla vio a su derecha un poco soñolienta. - Esta bien corazón, hablamos otro día.- Isabella corto la llamada. __________________________________________________________ Layla se quedo con los brazos extendidos sobre la cama, había sido un completo día de locos, despertó deprimida por no lograr conseguir un trabajo y se iba a acostar teniendo uno de niñera con una muy buena paga, arreglo las ultimas cosas y después bajo a preparar la cena, no le gustaba irse a la cama sin por lo menos haber comido algo ligero ya que tendía a despertar de mal humor al día siguiente, no necesitaba recibir a su madre con mala cara.
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