Prologo.
Layla Evans nació en Portland un nueve de febrero, sus padres la criaron llena de amor, con valores y disciplinas muy especificas; aunque el matrimonio de Erick e Isabella solo duro quince años y terminaron divorciándose cuando Layla tenia doce, a pesar de eso ambos se mantuvieron como personas civilizadas cuidando al lazo que los iba a mantener unidos toda la vida y que era su hija a la que amaban con locura. Layla se la pasaba una semana con Erick y una semana con Isabella, fue la modalidad que el juez impuso cuando terminaron el matrimonio, que fue en buenos términos, aquello le parecía divertido a Layla ya que podía compartir tiempo de calidad igualmente con ambos, sin embargo, dejo de sentirse cómoda cuando su padre consiguió una nueva novia dos años después del divorcio, ambas se llevaban muy bien y era una excelente mujer que la trataba como a su propia hija, pero se le hacia incomodo pues pensaba que era una molestia entre su padre y ella, sumado a eso la pareja le dio la noticia de que tendría un medio hermano.
Al ir creciendo Layla se convirtió en una chica pelirroja, de iris color marrón oscuro, piel blanca y labios gruesos; la pubertad la hizo pasar de ser una niña gordita a una joven delgada, de caderas anchas y cintura pequeña. Era el vivo retrato de Isabella y mas con aquella cabellera roja larga y ondulada, sus hombros estaban cubiertos con pecas que se esparcían por su pecho. Isabella quería volver a hacer su vida también y Layla no tenia ninguna objeción con respecto a eso, su madre tenia tanto derecho como su padre y ya habían pasado tres años desde la separación, sin embargo, Layla no contaba con que el nuevo esposo de su madre era quince años menor que ella e iba a crear un ambiente incomodo en la casa cuando se mudo, ella se sentía muy incomoda y no se sentía con la mismas libertades de antes de que el llegara, tenia que mantener la puerta de su habitación cerrada con llave por las noches gracias a la misma incomodidad aunque él hombre jamas se insinuó a ella y no se llevaban bien, pero tampoco se soportaban.
Antes de cumplir la mayoría de edad consiguió un trabajo de medio tiempo en una tienda departamental, tenia un buen salario que le permitió la posibilidad de rentar un pequeño departamento y salir de la casa de su madre unos meses antes de cumplir la mayoría de edad, tambien recibió unos ligeros empujones económicos por su padre. Entro a la universidad con todo el deseo de aprender y convertirse en una gran periodista pues fue su sueño desde que era una niña, quería seguir manteniendo la misma perfección que mantuvo cuando estaba estudiando en el instituto. Layla tenia una personalidad extrovertida y nunca tuvo problemas para hacer amigos, en la universidad se rodeo de un grupo de seis chicas con las que se volvió inseparable, entre ellas estaba Taylor Relish una rubia despampanante de ojos color verde y extrovertida como solo ella podía ser.
Taylor se caso a los diecinueve años con un joven empresario que conoció cuando este fue de visita a Portland, Layla, como sus otras amigas, fue invitada a la boda y estaba feliz por su amiga ya que la veía radiante al lado de aquel hombre. La amistad se mantuvo firme aun cuando Taylor ya tenia muchas otras responsabilidades con su matrimonio.
Layla era una chica muy dulce y atenta, eso le valía mucho en el trabajo cuando tenia que atender a los clientes, no solo era amable con clientes, lo era con todas las personas y con el tiempo cautivo el corazón de un chico que la enamoro con palabras dulces, detalles hermosos y un gran carisma; todo le estaba marchando muy bien a Layla, un trabajo y un novio que la quería, sin embargo, por malos movimientos de la dueña, la tienda termino quedando en bancarrota y tuvieron que cerrarla dejando a Layla sin trabajo como a muchos otros empleados, con los ahorros y una pequeña compensación laboral pensó que podría sostenerse el tiempo suficiente hasta encontrar otro trabajo, pero las cosas nunca salen como se planean y siempre hay que esperar lo inesperado.