Me convertí en la esposa depresiva de un gran duque

Existía una novela romántica que Elisa había leído antes de llegar a la situación en la que se encontraba ahora. La novela trataba sobre un típico romance cliché en un mundo medieval de fantasía de un príncipe heredero que se enamoro de una humilde plebeya y pasaron muchos problemas para al final terminar juntos. La novela que Elisa había leído no fue nada del otro mundo. Solo termino cuando se casaron, y unos años después tuvieron dos hermosos hijos. Pero la situación en la que Elisa se encontraba ahora no tenía nada que ver con la pareja melosa de esos protagonistas. La novela que ella había leído hace mucho tiempo ahora pasaba frente a sus ojos al darse cuenta que había transmigrado en ella. No como una villana, ni la amiga de la protagonista como en las novelas que Elisa siempre solía leer. Sino con el amigo del protagonista masculino. Ella se había convertido en la esposa del gran duque más poderoso del imperio Armanis. El gran duque Alexander Andrenas. La esposa del gran duque era una humilde hija de un conde que fue prácticamente vendida por su familia. Alexander no tenía intención de buscar un romance fatídico. Solo necesitaba una compañera para un heredero. Era un matrimonio político sin ningún sentimiento de por medio. Esa esposa en la que había transmigrado Elisa también se llamaba como ella antes de encontrarse en esa situación. Era una mujer tranquila, con muchas tendencias depresivas al haber sido vendida y por casarse con un hombre con el que no compartía ningún sentimiento. Ella solo dio a luz un hijo que era exactamente igual al duque, pero tenía el color de los ojos de ella. Actualmente el hijo del Elisa y Alexander tenía cinco años y se llamaba Noah Andrenas. Y creció un poco frio por el trato indiferente de su madre debido a sus constantes depresiones. La familia no compartía un sentimiento cálido en ninguno momento. Alexander era frio y no volvió a buscar a Elisa cuando dio a luz a un heredero. Y Noah siempre era muy serio y no actuaba como un niño de su edad. Pero lo peor era Elisa que siempre se la pasaba en su habitación con varias recaídas que no le importaba lo que tuviera alrededor. Naturalmente Elisa se había sentido confundida en el momento en que se entero de la situación en la que estaba. La novela que leyó no tenía ningún significado en su situación. Ella había transmigrado cuando la novela había terminado. El príncipe heredero tenía un hijo de la misma edad que el hijo de Elisa, y una niña de tres años actualmente. Como era un mundo medieval, ellos se casaron a los dieciocho y dieron a luz a un hijo a un año de su matrimonio. Lo mismo fue en el caso de Alexander con Elisa. Pero Alexander era un año mayor que Elisa que tenía veinticuatro años. No eran una pareja normal que se tiene cariño, sino que su relación era fría y fría cada día. Lo que llevo a Elisa a tener más recaídas. Pero Alexander era muy guapo, con unos hombros anchos, una mandíbula y ojos afilados, pestañas gruesas, un color de cabello castaño ocuro, y un color de ojos profundamente negros. El era alto y era un maestro de la espada a pesar de su corta edad. Pero el siempre fue frio con Elisa, para el su relación con ella era como una obligación. No albergaba un sentimiento romántico, pero si la respetaba como su esposa y gran duquesa. Esos eran los conocimientos que Elisa adquirió tras transmigrar en el cuerpo de Elisa. "Señora, ¿dónde comerá el dia de hoy?" Una doncella se acerco al lado de la cama de Elisa tras haberse despertado. Esa doncella llamada Jane a estado sirviendo a la Elisa original desde que se caso con el gran duque. Y no tenía tantos prejuicios por el comportamiento tan depresivo y solitario de la Elisa original. Ya que la mayoría de los empleados creían que el gran duque debería estar con una mujer que diera frente a su posición. Pero la gran duquesa siempre era cohibida y se mantenía encerrada en su cuarto. Y no hacia falta decir que su aura era débil y se encogía de los demás. "Comeré con Noah en el comedor" Elisa respondió mientras se frotaba sus ojos y bostezaba perezosamente. Ya había pasado un mes desde que llego a ese mundo y se había adaptado bastante. Su situación como gran duquesa no era para nada mala. Te atendían para todo lo que hicieras y comía como en un restaurante de cinco estrellas todos los días. Y lo mejor era que ahora tenía un hijo demasiado lindo, aunque todavía era muy frio con ella. No se tiene que preocupar por ese esposo indiferente ya que dormían en habitaciones separadas, y el se la pasaba la mayor parte del tiempo en la capital. Y Elisa y Noah en el territorio en el sur de los Andrenas. ¿Qué era tan malo?, podía jugar y comer todos los días, y solo tendría que trabajar para cumplir su papel como gran duquesa y administrar el territorio debidamente. Afortunadamente ese trabajo para Elisa no era difícil como una funcionaria publica antes de transmigrar. Y en los recuerdos de la Elisa original se mostraba el trabajo, por lo que era más fácil. "Entiendo señora, prepararé todo enseguida" Jane se movió y en ese instante aparecieron tres doncellas que ayudarían a preparar a Elisa para el desayuno. Elisa era bastante hermosa con un cabello rojo y unos ojos color miel muy hermosos. Tenía una figura esbelta que no pareciera que dio a luz a un hijo, y sus labios eran rojizos y bastante carnosos, además de una nariz perfilada y pequeña que lograba verse muy delicada. No cabía duda que era una belleza en toda regla. Cuando transmigro, Elisa quedo satisfecha con la hermosa figura de la Elisa original. Se cuidaba bastante bien a pesar de siempre estar deprimida. Y el color rojo de su cabello era demasiado hermoso y muy colorido, pero a pesar de todas esas características no tenía confianza y no logro atraer a Alexander. Pero a Elisa ya no le importaba Alexander y saber que ahora era su esposa. Ella se dedicaría a tener una buena vida con Noah de ahora en adelante. Tak- "Me gusta" Elisa felicito a las doncellas que la ayudaron a arreglarse. En sus primeros días de estar en su situación, ella no le gustaba los vestidos anticuados y sosos de la Elisa original. Por lo que mando a confeccionar algunos con el sastre de los Andrenas. Y no hacia falta decir que las doncellas estaban sorprendidas. Pero como no era un dia o dos que la actitud de la gran duquesa cambio. Sino un mes entero, ellas se estaban acostumbrando a el nuevo aire alrededor de Elisa. Preferían que estuviera alegre y fuera descarada, a estar encerrada en una habitación todo el dia deprimiendo se más. E incluso ahora comía e interactuaba con Noah todos los días. Haciendo que todo los empleados en la mansión, suspiraran emocionados. "Vamos" Las doncellas le hicieron una reverencia a Elisa y salieron de la habitación junto con ella para dirigirse al comedor principal y desayunar con Noah. Elisa ya quería verlo, ya que el era un niño muy encantador, y quería tener una buena relación con el.