HURT

Capitulo 8.

Dos semanas después. Día de la boda de Emma.

Aunque desperté muy temprano, me hubiera gustado despertar mas tarde. Me bañe con mucha lentitud y luego, me quede frente al espejo en toalla mirando detrás de mi el traje que usaría. Se supone que debería sonreír, pero por el momento la guardare hasta el momento indicado.

Tocan la puerta de mi cuarto y mi madre se asoma por ella. Me sonríe y veo que usa un vestido que le compre cuando fui a Grecia, se veía realmente hermosa.

—Aun no estas listo, amor

—Creo que me estoy arrepintiendo —sonrió apenado

—No tienes que hacerlo si no quieres, no quiero que nada lastime mas tu corazón

Suspiro y camino hacia el armario, agarro los zapatos y los acerco a la cama.

—Lo hare, supongo que una parte de mi quiere verla con el para ver si es realmente feliz o alguna estupidez mía por el estilo

Mi madre se acerca a mi y toca mi mejilla.

—Estaremos acompañándote, si quieres irte, podemos irnos contigo

Asiento, pero no le haría eso a la familia, a pesar de que ya nada nos une con los Greyson, aun así, todos quieren a Emma como a su hija y para James seria una falta de respeto.

—Estaremos abajo esperándote hasta que estés listo

—No, váyanse ustedes, llegare a tiempo

—¿Estas seguro?

—Si

Ella duda pero termina aceptando mi petición, me da un beso en la mejilla y se va; aun miro hacia la puerta cuando escucho a todos irse. Me quito la toalla y comienzo a vestirme de una vez por todas. Mi estomago esta lleno de mariposas y mi corazón tiene pequeños toques de electricidad. Trato de pensar en que todo estará bien, pero después de esto, espero recuperarme muy pronto.

Abotono mi camisa y me pongo el saco blanco. Ellos tuvieron esta idea de una fiesta de blanco y todos iremos de blanco. Por un momento pensé en ponerme un traje normal n***o, pero no quiero que Emma vaya a odiarme por estropear su día por un acto tan inmaduro. Cepillo mi cabello hacia un lado y termino de alistarme. He comprado una diadema para que Emma la use con su velo, antes de comprarlo tuve que preguntarle a James como era su vestido de novia y con mucho detalle el me lo dijo.

Cuando estoy sentado en mi auto, lo pienso una vez mas, me podría ir mientras termina lo de los recién casados...

Tengo que concentrarme en esto. Enciendo el auto, la puerta del garaje se abre y salgo a toda velocidad, pongo música a todo volumen para dejar de darle vueltas a esta situación.

{...}

Cuando llego a la iglesia, rápidamente aparece frente a mi, Leila, la dama de honor principal, la súper mejor amiga de Emma.

—¡Al fin apareces!

—Perdón —le hago mala cara

—Sonríe un poco, ella esta muy triste

—¿Que? ¿Porque? —frunzo el ceño, acaso...¿ya no se quiere casar?

—Por ti

—¿Hice algo?

—Se siente mal por lo que te hará hacer, aposto a que no vendrías, pero luego cambio de idea porque ella sabe que harías cualquier cosa para que ella este feliz

—Lo haría —asiento

—Dale un poco de tranquilidad, por favor

—Por supuesto —suspiro y para no sentirme tan nervioso, le pregunto —¿Me veo bien?

—Sabes que si —rueda los ojos y se sonroja como siempre —te odio, me voy —ella se da la vuelta y comienza a caminar muy rápido

—¿Ni siquiera me llevaras a donde Emma?

—Búscala por ti mismo

Aunque siempre es divertido molestarla, ahora no me causa nada de diversión. Camino por el pasillo unos tres pasos cuando oigo varias voces y risas. No me molesto en tocar y solo entro. Emma esta sentada sobre una silla enorme y las damas de honor están a su alrededor. Todas parecen divertirse, menos ella.

Cuando Emma me ve, le sonrió lo mas radiante que puedo. Ella no parece tan feliz. Las damas de honor comienzan a salir de una en una hasta que no hay nadie mas, solo nosotros dos.

—Perdón por la tardanza, tenia que recoger algo —comienzo a caminar hacia ella mientras saco la caja de terciopelo detrás de mi

Emma parece muy sorprendida y sus ojos se vuelven mas grandes. Se ve tan bella.

—Este regalo me costo mucho dinero, casi me quedo en la calle por tu culpa —Emma se ríe y me siento a su lado, abro la caja y la diadema brilla en su interior

—Adam —dice anonadada

—Fue la diadema que utilizo una princesa de la India en el Siglo XI, se caso con un hombre que no quería por orden de su madre cuando tenia 14 años, cuando lleva de casada doce años, ella le confiesa a su amado que se enamoro de su marido a los 6meses de haberse casado, el le dice unas palabras muy sabias, unas palabras que yo debería de decir en este momento, antes de que aceptes a este nuevo hombre —Emma abre la boca y espero que diga algo pero no lo hace así que continuo —Dijimos que nos amábamos y pensamos que estaríamos siempre juntos, planeamos nuestra boda de ensueños y le pusimos nombre a nuestros futuros hijos, pero todo era un simple sueño de niños. Te ofrecí escapar pero tu tomaste la decisión de quedarte y seguir con eso, y yo tuve que tomar la decisión de aceptarlo aunque me tomara un década o mas olvidarte, me contaste que no te tomo mas de 6 meses enamorarte de el. Tu amor hacia mi, no era infinito. Yo espere una década para poder dejar de amarte, aun te amo, pero ahora no duele y eso me hace feliz. Agradezco que de los dos, yo haya sido quien sufrió, quien sintió lo peor, porque no hubiera podido soportar verte sufrir. Ahora ve y se mas feliz de lo que haz sido por 12 años, porque ya no me entrometeré mas en tu vida. Siempre estaré aquí para ti como un amigo con lo que tuviste lindos y malos momentos —Emma esta llorando y le saco las lagrimas de las mejillas, agarro la diadema y se la coloco —deja de llorar, no te veras linda en las fotos

—Adam

—¿Si?

—¿Esa historia...es real?

—Tenia un poco de pánico hablar sobre el final, así que me he inventado esta pequeña historia para que todo saliera de mi pecho y poderme sentir mas ligero —Emma se abalanza hacia mi y me abraza con fuerza

—Gracias, gracias —acaricio su espalda y me separo de ella

—Es hora —me levanto y le doy mi mano

Ella se pone de pie, respira hondo y pasa sus dedos por debajo de sus ojos.

—Vamos —dice y pone su mano en la mía

Salimos del cuarto y las damas, y los padrinos están listos en parejas. James se acerca y me da un asentimiento, ya habíamos hablado antes de este día y ya no quedaba nada mas de por medio.

Caminamos hasta la puerta donde entraremos, todos se ponen en fila delante de nosotros que somos los últimos en entrar. Olvídenlo, hay otros niños de las flores que además de ir unos enfrente, se ponen detrás de nosotros ¿Qué puedo decir? estaba muy enojado como para venir al ensayo.

Me coloco al lado derecho y James se coloca en el izquierdo de Emma, ella le sonríe a su padre y luego, a mi.

No me doy cuenta que ya estamos caminando en la alfombra que nos lleva directo al altar hasta que veo mas cerca a Jonathan, el parece a punto de ponerse a llorar, yo también lo haría si estuviera en su posición. El es un tipo con suerte y lo sabe, el muy desgraciado. Pero la sensación en mi estomago y en mi pecho se han ido, y me siento feliz de haber hecho esto.

Cuando llegamos al altar, James y Jonathan se dan la mano y comparten unas palabras que no alcanzo a escuchar, mis oídos zumban. Me arrepiento de estar feliz en ese instante. Mira a Emma y levanto su mano hacia mis labios, le doy un beso y luego, la pongo sobre la mano de este hombre. No se que decir así que digo lo que dicen en las películas.

—Cuídala mucho —pero decido decir algo mas —no vayas a preocuparte por mi, se que tuvimos un poco de rivalidad, pero te pido que solo te concentres en hacerla feliz

—Gracias, significa mucho que digas eso, entiendo tus sentimientos, pero te agradezco aun mas que hayas venido, eso ha hecho aun mas feliz a Emma

—Les deseo mucha suerte —y con eso, busco mi asiento

No preste mucha atención a la ceremonia, pero cuando termino, no aguantaba por huir, pero termino quedándome porque Emma hizo que le prometiera bailar con ella en la fiesta. La fiesta era en un hotel cerca de la iglesia, hable con muchas personas, pero me molesto que me preguntaran de mi relación con Emma, así que respondía algo pequeño y cambiaba de tema. Cuando baile al fin con Emma y nos tomamos varias fotografías me despedí de ella, y de su nuevo esposo. Había cumplido, ahora era el momento de irse y dejar atrás a la mujer que tanto había amado de una vez por todas.