—Jeremy —pronunció Lys el nombre de él, al asomarse desde las escaleras. —Lys, perdona que venga a verte a estas horas, no sabía que tenías visita pero es que… —No, pero por mí no se preocupen, adelante. Quizás tengan alguna cita o alguna salida al lugar que no me importa, así que, no se molesten por mí. Los dejo solos. El abogado se adelantó y yo salí, cerrando la puerta bruscamente, de modo que hice un gran ruido que no sería pasado desapercibido. —Maldito idiota, ¿que tenía que hacer él en casa de Lys a estas horas? ¿Acaso su trabajo no terminaba con los asuntos del testamento? ¿Qué más deseaba? ¿qué más quería ese estúpido y entrometido?, Tiene que aparecer en el momento exacto para tirar todo por la borda. —¡Ábrete maldita sea! —dije furioso, metiendo la llave a la fuerza en la