Lionel se reía con gracia, Antonella estaba roja y me pareció graciosa la situación. No debería estar escuchando ni espiando ¡Pero por que no! Tendría por fin una excusa para burlarme de mi mejor amigo y no iba a desaprovechar la ocasión por nada del mundo. —¡De todas las habitaciones de esta enorme mansión me trajiste a la tuya! La señora de la casa no está feliz con mi presencia y si estoy aquí va a pensar cosas que no son. A ver cómo sale de esta… Dile, dile…—Pensé. —Dije que cuidaría de ti, deja de ser tan terca. Además nunca dije que me quedaría aquí contigo, solo te estoy brindando la comodidad de mi habitación. Tienes una enorme pantalla con todos los programas que quieras, una consola por si te aburres, un baño de tamaño superior al de tu cuarto en la base y un jacuzzi en el