Capítulo 10

2194 Words
Sintiendo observado, Luther alzó la mirada y miró específicamente una ventana. Como sospechaba, su encantador elegido se encontraba oculto entre las cortinas, observándolo a la distancia en silencio, casi como si lo estuviera vigilando. Alzando una mano, el hombre lobo la movió con entusiasmo y su chico frunció sus cejas antes de correr rápidamente la cortina, impidiéndole al lobo beta apreciar más su hermoso rostro. Soltando una pequeña risa ante su terca pareja, Luther bajó su mano y se enderezó. Alejándose de su auto estacionado frente al edificio departamental de Zac, cruzó la calle y se dedicó a dar una vuelta tanto por el interior como por el exterior, asegurándose de que el peligro no rondara cerca de su elegido. Con todo lo que había ocurrido en unos días, Luther no estaba dispuesto a arriesgarse simplemente por no recorrer el edificio. Desde que habían vandalizado y destrozado el auto de su pareja, sin contar que le estuvo siguiendo un tipo armado, el lobo beta prefería ser paranoico que dejar que algo le pasara a su elegido luego de finalmente haberle encontrado. La forma en que encontró a su pareja no salió como él hubiese querido, pero ahora que lo tenía, no estaba dispuesto a perderle por un estúpido loco resentido que no encontró mejor manera que desquitarse por haber sido atrapado por sus acciones, que culpando al juez que dio su sentencia, amenazando de muerte a toda la familia Di Montelroso con ello. Y a pesar de que apenas llevaba unos pocos días desde que conoció a su chico, gracias a la conexión que surgía instantáneamente entre ellos, Luther ya sentía la presencia de su encantador elegido como la más importante de su vida, aunque por supuesto, aún tenía un largo camino por recorrer con Zac. Y no se trataba solamente por la amenaza que apuntaba sobre su cabeza, si no que la personalidad que cargaba su chico le advertía que iba a ser un gran desafío acercarse a él y mucho más hacerle comprender sobre su conexión y todo su mundo. Como el gatito de manchas con el cual le encontró cerca del parque, se mantenía alerta a su alrededor y desconfiaba de cualquiera de sus movimientos, llamándolo el espía de Maximo, lo cual por supuesto que despertaba el interés de Luther. Había presenciado innumerable de veces como familias discutían entre sí y luego arreglaban las cosas, pero lo que sucedía entre Zachariah y toda la familia Di Montelroso, parecía ser mucho más profundo que un simple desagrado o resentimiento porque le negaron algo. Por la forma en que Zac se expresaba con cada uno de ellos, era bastante obvio que algo muy malo había sucedido ahí. Y eso, por supuesto que era algo que Luther estaría averiguando. Si alguno de esos idiotas había hecho sufrir de cualquier forma a Zac, el hombre lobo simplemente no lo dejaría pasar. Luther había llegado para cuidar, proteger, amar y apoyar a su encantador elegido, y eso sería algo que a Zac seguramente le costaría entender, pero el lobo beta tenía todo el tiempo del mundo para demostrárselo. Terminando de verificar que todo se encontraba bien tanto dentro como fuera del edificio, Luther volvió a cruzar la desértica calle y se detuvo frente a su auto. Sacando las llaves de su bolsillo, le quitó el seguro y la alarma antes de subirse detrás del volante. Sacando su teléfono del bolsillo, envió un mensaje hacia un integrante de la unidad de informática de la empresa de seguridad, pidiendo que le enviaran todo lo que pudieran encontrar de sobre la familia Di Montelroso, colocando total atención a la relación entre Zachariah y su padre, Maximo. Ya que no había logrado averiguar nada a través de su chico, ya era momento de usar otras tácticas. Pocos segundos después, obtuvo una respuesta donde rechazaban su pedido, advirtiéndole que, a menos que tuvieran la directa orden del señor Knox o la aprobación de este, no podrían buscar tal información. Soltando un bufido, Luther se salió de la aplicación de mensajes y fue directamente a las llamadas, donde presionó el nombre de su amigo. Inmediatamente, la pantalla cambió anunciando que estaban llamando a Caden. Colocando el altavoz, el lobo beta se inclinó hacia adelante, apoyando sus brazos cruzados sobre el volante y observó fijamente la ventana del piso de su pareja. —¿Por qué me llamas a esta hora? —cuestionó Caden no muy feliz. —No quería molestarte, pero me dijeron que primero debería de obtener tu permiso si quería conseguir la información personal de alguien —explicó. —¿De quién? Te di todo lo necesario para que protegieras correctamente a la familia Di Montelroso —indicó. —Me diste cosas básicas que cualquiera puede encontrar —corrigió—. Necesito saber absolutamente todo de la familia Di Montelroso, en especial, la relación entre Zachariah y su padre. —¿Por qué? —Para poder trabajar bien. —No. ¿Por qué? —Zac es mi elegido —reveló—. Mi lobo y yo lo reconocimos como tal. —Dime que no saltaste a morderlo y reclamarlo —se quejó. Luther rió. —Creo que ese es más un instinto de lobo alfa que poseen entre ustedes. Claro, mi lobo se puso eufórico al reconocerlo como nuestra pareja luna y me gruñó de malhumor cuando tuve que dejarle ir para arreglar todo el asunto de seguridad con el juez Di Montelroso, pero no ha pasado nada más. —¿Tu lobo no está desesperado por follarlo y marcarlo? —Nah, está alegremente tranquilo mientras nos mantengamos cerca y a la vista. Supongo que el instinto de querer morderlo y marcarlo surgirá cuando logremos acercarnos más a Zac, pero de momento está bien con solo tenerlo cerca, lo cual es bueno considerando que la personalidad de mi chico no es precisamente un solcito, es más como una tormenta —pensó y sonrió—. Como te dije, debe de ser porque a diferencia de ustedes soy un beta y no un alfa, mi lobo y yo no tenemos todos esos instintos que los dominan a ustedes —explicó. —Considerando la situación en la que se encuentra tu chico y su familia, lo consideraría como algo bueno —suspiró Caden—. Pero, ¿por qué quieres que la empresa lo investigue a todos? —Porque Zac se lleva horriblemente mal con todos ellos, y no creo que sea producto solo de su personalidad. Por más que he intentado indagar por mi cuenta, no suelta nada, solo dice unas palabras cuando se queja que, me han dejado pensando. Estoy seguro de que debe de haber algo más ahí que lo hace actuar de esa forma. —No todos tienen una familia feliz como tú, Luther. —Lo sé. Pero Zac incluso cree que su padre me envió como un espía y no realmente para protegerlo. Dime si eso no te dice algo —argumentó—. Y por más que le aseguré que su padre estaba preocupado por él, nunca me creyó. Deberías de verlo, su expresión lo decía todo. —Comprendo que estés curioso, es tu pareja, pero eso es algo que deberías de averiguar por tu cuenta. —¿Realmente me estás diciendo eso tú? —cuestionó. Caden se quedó en silencio unos largos segundos antes de gruñir. —De acuerdo, en tu correo llegará toda la información que consigan —aceptó y terminó la llamada. Satisfecho con la respuesta de su jefe, Luther se enderezó y dejó su teléfono en el soporte conectado al tablero. Colocándole el seguro a su automóvil, el hombre lobo inclinó ligeramente su asiento hacia atrás, para así obtener una posición más cómoda en la cual dormitar. Bien podría Luther llamar a alguien para que le reemplazara y volver a su propio departamento a dormir en su cómoda cama, pero no le había mentido a su amigo al decir que su lobo se mantenía relativamente tranquilo, siempre y cuando mantuvieron a su pareja al alcance de su mirada. Cuando había dejado a Zac para ir a comprar todo lo que necesitaría para hacer del departamento de su encantador elegido un lugar seguro tras finalmente conseguir el permiso del dueño, su animal nuevamente se había colocado insoportable. Presionando para que volviera con su chico pronto hasta el punto de incluso empujar por el control, razón por la cual volvió antes. Incluso en ese momento su lobo no estaba exactamente feliz por no tener a Zachariah directamente a la vista, pero el solo hecho de estar cerca y saber que a solo unos pasos de distancia lo encontraría, apaciguaba su humor. Cerrando sus ojos un momento, Luther dormitó permaneciendo atento a su teléfono. Horas después, tan pronto como el sonido de un mensaje llenó el auto, el hombre lobo se incorporó y cogió su celular. Sus dedos se deslizaron por la pantalla para revisar su correo. Al encontrar el nombre de la empresa de seguridad, enderezó su asiento y lo abrió. A medida que leía la información, sus cejas no hacían más que juntarse profundamente. No era nada de lo que había esperado recibir. Absolutamente la mayoría de la información que le mandaron giraba alrededor de cuatro personas, Maximo, Sloane, Paxton y Anika. Desde la carrera de Maximo para llegar a su puesto como juez, y una leve mención de un anterior matrimonio antes de casarse con su actualmente esposa. Sloane siendo una ex modelo antes de conocer a Maximo y sentar cabeza con dos hijos. Paxton siendo el típico chico callado que seguía los deseos de sus padres. Y Anika, la pequeña princesa de sus papás a quien complacían en todo. Había detalles de Paxton siendo cercano antes a la familia Lafferty, sus buenas calificaciones y premios de competencia que había ganado. También había información de Anika y como toda la atención de sus padres por mimarla la estaban llevando a malas amistades al siempre salirse con la suya, con unas pésimas notas en la escuela y mención de soborno por su propia cuenta para pasar de curso. Deslizando el dedo un par de veces, Luther finalmente llegó a una parte en donde mencionaban a su encantador elegido. Lo primero que se mencionó, era que Sloane Garner no era la verdadera madre de Zac. Leer que su madre, Dianna Lowe, falleció cuando tenía diez años era información nueva, aunque no había detalles sobre cómo falleció, cuándo y por qué. Del primer matrimonio no había mucho al respecto, ni siquiera consiguieron información de la madre de Zac más que la común. Hija única con padres adinerados que fallecieron en un accidente y sin más parientes, Dianna heredó todo el dinero y propiedades. Razón por la cual, Zac no pudo recurrir a nadie una vez el padre se volvió a casar un año después de que su esposa falleciera. Luther juntó sus cejas, sin comprender ese lado de los humanos. Si bien, sabía que los humanos no podían unir sus almas a sus parejas como los hombres lobos, bien tenía entendido que se casaban para unir sus vidas por medio de un papel para demostrar su amor. ¿Cómo se suponía entonces que todo ese amor que duro diez años, aparentemente, pudo superar en un año y volver a casarse? Buscando más información, Luther deslizó su dedo, pero no hubo más datos del primer matrimonio y de Zac no había mucho. Terminó la escuela, finalizó la universidad con una carrera de periodismo y fotografía, dejó la casa antes de cumplir los dieciocho años y eso era todo. No había nada más de Zac. En sí, ni siquiera había algo realmente que lo relacionara con la familia Di Montelroso. Como un fantasma, su encantador elegido se mantuvo con ellos hasta que pudo irse y vivir por su cuenta, que entonces comenzó a hacerse un nombre dentro de la industria de los famosos como paparazzi. Por lo que, en teoría, Zac tenía razón al estar enojado con su madrastra, ya que si la propia agencia de seguridad Knox solo pudo encontrar esa información que lo relacionaba con los Di Montelroso, aquellos mafiosos que seguían a Courtney habrían encontrado mucho menos, sin poder relacionarlos. Sloane Garner si había llevado el peligro hacia Zac estúpidamente por unos minutos de fama en la cámara. Ahora, ¿aquello lo había hecho a propósito por la relación que Zac tenía con ellos en busca de venganza infantil? ¿O realmente fue un movimiento descuidado buscando algo de atención? Considerando la relación que su elegido tenía con esa familia, no podría estar seguro. Después de todo, había una clara brecha entre padre e hijo que terminó sacándolo del marco de la familia Di Montelroso, y Luther sospechaba que estaba relacionado con su madrastra. Dejando su celular en el soporte nuevamente, Luther contempló la ventana de Zac deseando preguntarle al respecto, para luego asegurarle que, cualquiera que hubiera sido el problema, lo apoyaba hasta el punto de deshacerse de aquello que lo molestaba como la buena pareja que era. Humano u hombre lobo, con las palabras y acciones correctas, podría hacer todo por su chico, si tan solo pudiera hacerle comprender aquello a Zac.
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