21: NO HAY DESCANSO PARA LOS IMPIOS

2031 Words
CONNIE CAPÍTULO 21: NO HAY DESCANSO PARA LOS IMPIOS - No puedo creer esto Connie – - No fue mi intención arruinarlo – - Pero igual lo hiciste – ella gritó – igual lo hiciste, una y otra vez, una y otra vez, me dices, no me gustan los hombres y ahí estas, acostándote con el uno y con el otro… - - Pero… - - ¡No me interrumpas! – Agaché la cabeza ante su grito y asentí, me senté en el borde la cama de la habitación del lujoso hotel donde nos encontrábamos - ¿Que carajos es lo que te pasa Cordelia? ¿Qué carajos es lo que pasa por tu estúpida mente cada vez que decides arruinar todo? – negué con mi cabeza y me encogí de hombros – Años de planes tirados a la basura por un polvo, años de ser cuidadosas, de ir sacando lentamente el dinero de la compañía de tu padre, luego de tratar de hacernos a los fondos y los recursos de los Walker y ahora, ¿qué tenemos? NA-DA. Absolutamente nada y ¡todo por tu calenturienta culpa! No podía defenderme, ella tenía razón, había arruinado absolutamente todo, en mi afán por hacerme visible para ella, la había perdido en el camino y cada vez que podía, me castigaba a mí misma, obligándome a estar con hombres que no quería, solo para odiarme más y castigarme y odiarme y así seguir y seguir en este maldito circulo vicioso… Sonia. El nombre de la mujer que por cuatro años me aguantó de todo resonó en mi mente junto con el espeso arrepentimiento. Ella me enseñó a quererme, así fuese un poquito, me ayudo a salir de tantas rondas de depresión, el recuerdo de su calidez inundó mi mente. Demonios, la había destruido, pieza a pieza, como tomar una bola de demolición y atacar la Fontana di Trevi, destruí algo valioso a niveles incalculables, y todo por querer complacer y a la vez vengarme de la mujer que tenía enfrente, totalmente furiosa. - Cordelia mírame – lentamente alce mi mirada y conecte con sus ojos azules como el cielo – ¿qué mierda es lo que te pasa? Dame una luz Cori, una sola, porque te juro que no te entiendo. Cori… Nadie me llamaba Cori, ella era la única, y me encantaba, pero a la vez lo odiaba. - Ya no lo sé – me sinceré – ya ni se por qué hago las cosas o tan siquiera porque vivo - ¿De qué hablas? - su tono se dulcifico de una manera que me sorprendió – Cordelia, ¿porque dices eso? - ¿Acaso te importa? – - ¡Claro que si Cordelia! – su furia regreso, dio media vuelta, se pasó las manos por la cabeza y tiro un poco de su cabello – Escucha esto con mucha atención Cordelia – se acercó a mí y tomo mi rostro con sus manos – el hecho que ya no me acueste contigo, el hecho que ya no tengamos una relación s****l, amorosa, sentimental, como carajos quieras llamarlo, todo eso, no importa y no cuenta a la hora de preocuparme por ti, por querer tu bienestar, toda esta locura empezó por eso, por formar una vida de lujos y comodidades para ambas como nos la merecemos ¿lo recuerdas? – asentí – no tengo ni idea de cuando te perdí en el camino, pero te quiero ¿entiendes? Te quiero y me preocupas así no estemos juntas… ¿me crees? Las lágrimas se agolparon en mis ojos, mi corazón dolía mucho, pero a la vez se llenó de la esperanza que hacía mucho no sentía, asentí dejando que las lágrimas bajaran por mis sienes y ella las limpio con sus pulgares, se metió entre mis piernas y apoyo mi cabeza en su pecho. - Llora nena, saca todo eso que te atormenta – Sus palabras fueron la única indicación que necesité para soltarme, la vida había ido de cuesta abajo desde hace varios años, cuando por estúpida perdí a la mujer que hoy me consolaba, así que hice todo lo posible para ayudarla en su venganza. Ella debió ser una Walker. Ella debía ser la única que estuviera disfrutando de toda la riqueza y las comodidades que gozaban los Walker. Pero el destino así no lo quiso. Mi mente empezó a divagar en los recuerdos de todos nuestros planes frustrados. Todo comenzó cuando sus padres eran jóvenes su madre iba a casarse con Arthur Walker, el maldito destino intervino y una mañana dando un paseo por la playa después de cerrar un negocio hotelero con mi padre, el señor Walker conoció al amor de su vida, Susan Evans, quien se convertiría en Susan Walker después y en la madre de Magnolia, Oliver y Asher y el amor de la vida del señor Arthur y la mujer que despojo de todo a Lorelei, la madre de la mujer que me sostenía en sus brazos. Aunque según todos a Lorelei no le importó eso, porque ya ella estaba enamorada de otro hombre, de Steven Soler, el padre de la mujer que me consolaba, el único hijo del matrimonio Soler, otros hoteleros de gran renombre y prestigio. Ellos huyeron al día siguiente que el compromiso de Lorelei y Arthur se canceló y sólo aparecieron seis años más tarde con una bebé en brazos, felices, enamorados, pero sin dinero en los bolsillos y sus respectivas familias les dieron la espalda debido a que eran enemigos, competencia de negocios y todo eso, y el resentimiento por esa fuga era mayor al amor fraternal, así que a ellos les toco ganarse el pan día con día como asalariados rasos. Hasta que la suerte les sonrió y por fin le pudieron dar los lujos que ella merecía, como me lo decía siempre que recordaba la historia de sus padres, pero en el fondo, yo estaba de acuerdo con ellos, su esfuerzo y dedicación los llevaron lejos, un poco hipócrita debido a mi propio historial explotando las cuentas de mis padres, si, no era quien para juzgarla en ese sentido, pero era cierto, no había sido suerte el éxito del matrimonio Soler, había sido trabajo, sacrificio y dedicación para salir adelante, juntos. Hasta ese terrible accidente de avión, donde murieron, dejando sola a mi adorada amante y cuando ella recogió las cosas de sus padres encontró los diarios de su madre, donde escribió lo doloroso que era andar del brazo de Arthur Walker para que la sociedad la viera sonreír, cuando por dentro su alma se desgarraba por no estar con el amor de su vida. Su sincero desahogo había llenado de odio el corazón de su hija quien había demostrado ser demasiado materialista incluso a la tierna edad de once años. Por eso, ella se había llenado de ira contra los Walker, por hacer sufrir a su madre y porque Arthur Walker, a sus ojos, no había sido lo suficientemente hombre como para conquistar a su madre y darle los lujos que ellas merecían, y ahora solo quería destruirlos, y casi lo logró cuando fue directamente la novia de Oliver, pero ese imbécil siempre tuvo más tiempo para su familia que para ella, sus palabras, no las mías, en retrospectiva, esa vez cuando perdió los estribos cuando Oliver no llego a la fiesta donde con tanta dedicación ella había planeado drogarlo y seducirlo hasta quedar embarazada de él, ya fuera natural o por inseminación, porque ya tenía todo listo, hielera, jeringas, condones, de todo, hasta la cita con la clínica de fertilidad, todo… Esa vez sentí terror de sus acciones, esa vez empecé a tenerle miedo a ella, esa esa vez, en secreto también empecé a odiarla… Susan Walker murió en un horrible accidente de auto, dejando fragmentados a los Walker para siempre porque a pesar de los años, nunca encontraron al responsable y si bien ellos no eran santos de mi devoción, de solo imaginar un mundo sin mis padres, me daba pánico, me hacía estrujar el corazón y sentir compasión por los chicos que vieron ver morir a su madre sin poder hacer nada, sobre todo Asher, ya que su madre murió para salvarlo a él. Esa vez, esta hermosa y comprensiva mujer que acariciaba mi cabello mientras me consuela, había mostrado toda su alma negra de par en par, la ambición y la avaricia la gobernaba, sin mencionar el ego herido y la ira que la corroía, había tenido inclusive tanto miedo de ella que pensé en no verla más, el miedo a sus reacciones, como cuando destruyo esta misma habitación en un ataque de ira después de tener que disimular en público cuando la gente empezaba a verla mal cuando ella trataba de ponerlos de su parte queriendo hacer pasar el “ridículo social” por el fracaso de esa fiesta como la ofensa más grande del universo. Dios, y cuando yo le dije que se calmara, que pensara con cabeza fría y que a la larga ningún ridículo social era mayor a un duelo, ella lo perdió, perdió toda la paciencia y destruyo el lugar, si no hubiera salido de esa habitación ese día, hasta me hubiera destruido a mí. Ese fue el primer gran revés de su plan, su ego le había hecho cometer el peor error y con todo el dolor y la decepción marcando sus facciones, Oliver la dejó, pero nada iba a detenerla en su afán de vengarse de los agravios que los Walker habían cometido. Así que preparó en secreto a su primer caballo de troya, ella sabía todo lo que Oliver añoraba en una mujer, convencer a Claudia a cambio de dinero y lujos no había sido difícil, la mujer era superficial y tan tonta que unas cuentas joyas la calmaban mientras le entregaba a ella el grueso del dinero que el robaba a Oliver. Claudia era una actriz nata y con la información de primera mano, envolvió a Oliver en su dedo meñique, hasta que la ambición rompió el saco y Oliver se dio cuenta de los gastos excesivos, investigo y cuando la confrontó, todo acabo. Desde entonces, el dinero que habíamos utilizado había sido de mis padres, y cuando ella me dijo que era mi turno, quise complacerla, en parte porque nunca me cayeron bien los Walker, sobre todo Magnolia con sus aires de reina, así que le seguí el juego y llevamos a mi padre casi a la bancarrota para obligarlo a tener que asociarse con alguien poderoso y quien mejor que los Walker. Plantarle la idea en la cabeza a mi padre había sido sencillo y cuando concretamos el compromiso, Oliver se veía complacido de no tener que hacer el trabajo de cortejarme ni nada, cosa que agradecía, su comportamiento complaciente pero reservado. Con un largo y profundo suspiro termine mis cavilaciones, y la conciencia de una certeza me golpeo como un rayo. ¿Qué he ganado yo con todo eso, salvo destruirme y destruir a mi familia? Absolutamente nada. Había despilfarrado el dinero de mi familia, mi pobre padre había sufrido un infarto en el proceso, había echado por la borda una relación que podría haber sido difícil, pero fue hermosa al destruido a una mujer maravillosa como Sonia, había jugado con muchos hombres para sacarles dinero solo para consentir al supuesto amor de mi vida, amor que nunca había sido correspondido sin importar sus recientes palabras, había destruido mi propia vida sentimental, emocional y demonios, tenía tanto miedo pero ya era hora de aceptarlo, también su salud mental. Y nada había sido por su beneficio, todo había sido para alimentar el ego de ella, su afán de revancha, que, si le daba otra repasada a la historia, era estúpida, eran solo una pila de hubieras y de resentimiento épico, pero sobre todo de obsesión. Obsesión, peligrosa e insana, eso era lo que sentía Ania Soler, el primer amor de Oliver, y su peor enemiga desde las sombras. Y que Dios me ampare, pero la epifanía había golpeado mi corazón en este momento y ya no estaba dispuesta ayudarla con esta colosal estupidez, sus manipulaciones llegaron a su fin, era hora de reivindicarse.
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