LAILA
CAPÍTULO 22: UN FANTASMA DEL PASADO
Esta mañana desperté con las mellizas acurrucadas una a cada lado mío, literalmente me hicieron el relleno de un sándwich, en qué momento de la noche Loren también invadió mi cama, no tengo ni idea, así que como una buena madre que quiere tiempo para ella mientras el bebé duerme, acomodé dos almohadas en el centro de la cama para que me suplieran y salí de allí para iniciar mi rutina diaria.
Una vez termine mis ejercicios, regrese al apartamento y encontré a las mellizas preparando el desayuno, las salude y subí a bañarme y a cambiarme, baje nuevamente a la cocina y desayunamos en silencio, si ninguna de las dos mencionaba nada sobre Finn, yo tampoco lo iba a hacer, ellas solas debían encontrar la manera de poner en orden su situación, gracias a Dios era un malentendido que tenía solución y no mucha repercusión salvo el tiempo perdido por pura tontería… Pero quien soy yo para juzgarlas.
Una vez terminamos, ellas subieron a terminar de alistarse y yo me ocupe de los platos, regrese a mi habitación a cepillarme los dientes cuando la llamada de Oliver hizo sonar mi celular.
- Buenos días grandulón –
- Pequeña mía, perdóname – fue su saludo
- ¿Por? –
- No llamarte anoche –
Una risa alegre escapo sin previo aviso de mí y me apresure a contestarle para no dejarlo malinterpretarla
- Cariño, no te preocupes, yo tampoco lo hice y tampoco espero que lo hagamos siempre y menos te lo voy a reprochar –
- Gracias al cielo –
- Te oyes agitado, ¿estás bien? –
- Ahora sí, bueno, más o menos, agotado, menos asustado, anoche mis tíos me dejaron cuidando a Carlota y se atraganto con un juguete y entre en pánico –
- Ay no pobre Carlota, ¿pero ella está bien? –
- Si, suerte que Magnolia vino por unos zapatos que Paloma le había robado y me ayudo, pero no he pegado el ojo, no he parado de ver si respira, incluso cuando mis tíos regresaron, no me fui de su habitación, me descuidé un solo minuto por irle a buscar el vasito entrenador a la cocina y cuando regrese estaba poniéndose azul, fue… horrible –
La ternura invadió mi corazón al escuchar a Oliver tan afligido por su primita, sin duda iba a ser un padre sobreprotector, ahogue la diversión que también me lleno para no restarle importancia al susto tan grande que el pobre hombre había pasado.
- No fue tu culpa cariño, así son los bebés, en un segundo ponen patas arriba nuestro mundo con sus travesuras, por más precavidos que seamos, no los podemos proteger de absolutamente todo, los accidentes pasan –
- No importa, no más cubos, ni bloques de menos de tres centímetros para Carlota, o muñecos, o lo que sea, en el desayuno di la orden expresa de que todo lo que sea menor a esa medida debe ser guardado bajo llave o botado a la basura –
No pude resistirlo y me solté a reír
- Oye, no te rías de mí tú también –
- Mi vida es que suenas como una mamá gallina combinada con una mamá oso y una mamá leona – seguí riendo
- Padrino en todo caso –
- Los accidentes pasan Oliver –
- Lo sé, lo sé, pero no importa, no quiero pasar ese susto nuevamente, Carlota es una muñequita muy pequeña que no merece pasarla mal –
Seguí hablando con Oliver un rato más, tratando de no burlarme de su histeria por el accidente de Carlota, en el fondo entendía su pánico, pero no dejaban de ser graciosas sus teorías de cosas y cosas que pudieran pasarle a su muñequita, claramente la amaba con todo su corazón y también en el fondo sentí un poco de celos, me hubiera encantado tener un padrino que me amara así, estaba muy contenta por Carlota, creciendo con una familia amorosa y respetuosa, como todo niño debe crecer.
Sali de mi habitación aun hablando con Oliver, me reuní con las chicas en el estacionamiento y salimos hacia la constructora, la conversación trivial con Oliver me hizo relajar un poco, estaba temerosa de como íbamos a resolver las cosas si mi hermanastro aparecía, estaba nerviosa por reencontrarme con él, ansiosa a más no poder.
- Oli, sobre esta noche, ¿crees que podríamos reagendar? –
- Hermosa, no me hagas eso, ya te dije que no iba a dejar sola ni un solo momento y que mis abuelos se iban a comportar –
- No, no es por eso Oli –
- ¿Que pasa Laila? –
Tome una bocanada de aire, Loren por el retrovisor me miro y asintió y Luisa estiro su mano desde el asiento del pasajero y agarro la mía, apoyándome como siempre.
- Ayer encontramos pistas muy concretas del posible paradero de mi hermanastro, Colton, el hermano menor de Adolfo, está en estos momentos haciendo inteligencia en el lugar y la verdad es que estoy muy nerviosa y al borde y no quisiera estar hecha un manojo de nervios como lo estoy ahora cuando cene con tu familia –
- Tranquila hermosa, respira, está bien, lo entiendo, les diré a mis abuelos y lo dejaremos para la próxima semana, ¿te parece? –
- Si, si, gracias Oli –
- ¿Quieres que vaya un rato a tu casa y te haga compañía? –
- Por favor – solté el aire que ni sabía que estaba conteniendo
- Tranquila hermosa, te recojo en la constructora a las cinco, llevare pizza del señor Piccoli –
- Mitad vegetales, mitad pollo con champiñones, extra queso y borde de arequipe –
Las mellizas se animaron con esa información y soltaron síes de júbilo que Oliver pudo escuchar
- Tomo nota –
- Gracias grandulón –
- Nos vemos en la tarde preciosa, ten un buen día –
- Tu también –
Colgué la llamada entrando al parqueadero de la constructora, Loren estaciono y nos dirigimos al ascensor
- Oliver sigue ganando puntos de cuñado – dijo Loren una vez se cerraron las puertas de metal – espero que lleve una extragrande porque no dejare de pensar en esa pizza en todo el día
Salimos del ascensor riéndonos por las fantasías de Loren con la pizza porque de las tres, ella es la más glotona. Nos dirigimos a nuestras oficinas seguidas de nuestras asistentes que nos dieron los pendientes del día y empezamos la jornada laboral, pero no lograba concentrarme en nada.
Estaba revisando comandos y delante de mí en mi computador estaba leyendo chino, nunca me había sentido tan inútil, no sabía que más hacer, ya había intentado llamar a Colton y tenía el teléfono apagado, Adolfo también, llamé a Sonia y me dijo que había avisado que estaría fuera toda la mañana, espere una media hora y nadie respondía, llame a Finn, nada, escribí en el ridículo chat que habían creado anoche para chismear y tampoco, absoluto y estúpido y desesperante silencio.
Sabía que Oliver había tenido una mala noche y no quería agregarle más carga, pero ya estaba desesperada, me había tomado cuatro tres y nada lograba calmarme, saqué mi cuaderno de dibujos que siempre tenía en mi cajón con marcadores y no me salió ni una sola línea, volví a mi computadora y el chino avanzado seguía frente a mí.
- Me rindo, esto es inútil, hoy no me sirve el cerebro –
Cerré todos los programas y apague el computador, recogí mis cosas y salí, le pedí a mi asistente que si alguien preguntaba por mi dijera que fui a dar una vuelta. Llegué al parque que estaba cerca de la constructora y me senté a ver a la gente pasar, estaba en blanco, en lo único en lo que podía pensar y pensar era si los muchachos habían conseguido algo, nunca me había sentido tan ansiosa, estaba al borde de un ataque de pánico colosal, ni siquiera cuando casi tuve uno cuando le conté mi historia a Oliver, esa vez el me calmo, pero ahora era diferente, sentía que en cualquier momento iba a explotar, a caer redondita en una banca del parque.
Hasta que por fin sonó mi celular y era Adolfo.
- ¡¿Por qué carajos apagaron los malditos celulares Adolfo?! –
- Hola a ti también hermanita, si yo estoy bien, no te preocupes, mis hermanos también, ¿qué tal tu día? –
- No te burles de mi Adolfito, estoy a un minuto de hiperventilarme –
- Oye, oye, cálmate, ¿dónde estás? –
- En el parque –
- Ok, no te muevas, voy por ti –
- ¿Tu dónde estás? –
- Saliendo de la constructora a buscarte, no te muevas, ¿ok? –
- OK, estoy por los lados de los vendedores de manzanas –
Colgué y me quede esperándolo, no pasaron ni diez minutos cuando lo vi trotar hacia mí, me levante y corrí a sus brazos, cualquiera que nos estuviera viendo juraría que era un encuentro amoroso.
- Odio cuando nadie me contesta el maldito celular – dije
- Ya me di cuenta, dos maldiciones en menos de 20 minutos, eso es un récord para ti –
- Sácame de mi miseria Adolfo, ¿lo encontraron? –
- Vamos a sentarnos un momento –
Nos sentamos en la misma banca en la que estaba antes de que el llegara y el soltó un hondo suspiro.
- Colton fue esta mañana al centro como habíamos quedado – asentí – dijo lo que acordamos, que un familiar de él necesitaba internarse, pero discretamente, coqueteo con la chica que lo atendió y ella accedió a darle un tour rápido – volví a asentir – en ese momento había una charla de grupo al aire libre y no tuvo que hacer mucho, tenías razón, él estaba ahí, él era quien guiaba la charla
- Entonces no es un paciente, es un orientador –
- No, si es un paciente, pero ya no uno por drogas ni nada de eso –
- Huntington –
Adolfo asintió
- Inicio temprano según averiguó Colton, el abuso de los narcóticos aceleró su condición, con terapia y dejando de consumir lograron desacelerar todo, pero… -
- ¿Pero? –
- Lleva siete años en silla de ruedas –
Cubrí mi boca con mis manos en shock, Roman en silla de ruedas, mi vital e intrépido hermanastro, postrado en una silla de ruedas desde sus 25 años, demasiado temprano había iniciado ese calvario para él.
- Puede caminar, pero muy pocos pasos, luego empiezan los temblores y luego la rigidez de sus músculos, así que debe usar la silla la mayor parte del tiempo –
- Oh por Dios – deje caer mi cabeza en el hombro de Adolfo
- Colton aprovecho la ocasión y se acercó a él interesado en saber su testimonio y eso – levante mi cabeza de inmediato – él le contó que había empezado a consumir para olvidar los abusos que sufría
- ¿Abusos? ¿El? – Adolfo asintió – yo no, no recuerdo que el haya sido, yo… -
No sabía que pensar, en mi memoria él siempre fue el fuerte, el burlón, él era quien me hacía maldades a mí, para mí él era invencible, otro de los villanos en mi historia…
- Le hablo de ti –
- ¿Qué le dijo? –
- Que su punto más bajo con las drogas no lo toco por él, lo toco cuando descubrió que su padre abusaba de su hermanita y él no se había dado cuenta, se sentía culpable, aun se siente culpable –
- Él lo supo… -
- Cuando escapaste, él te vio, subió a la habitación de su padre para avisarle, pero no lo encontró, escucho un quejido que venía de tu habitación y cuando fue, encontró a Danilo tirado junto a tu cama, tenía un fuerte golpe que sangraba en su cabeza, pero eso no fue lo que lo derribo –
- Él estaba desnudo –
- Si, su padre estaba desnudo en la habitación de su hermanita, hermanita que había escapado por la ventana del cuarto de lavado a altas horas de la noche de su casa rumbo al bosquecillo que colindaba con los terrenos de la mansión, no fue difícil sumar dos y dos –
- Oh Dios –
- Roman enfureció, lo golpeo hasta que Danilo quedo inconsciente de nuevo –
- ¿Qué él hizo qué?
- Solo dejo de golpearlo cuando lo vio desvanecido y se fue a casa de sus amigos, se drogo durante cuatro días seguidos, cuando regreso a la casa, tu madre le dijo que se habían entrado a la casa y golpeado fuertemente a su padre quien estaba en el hospital y que tu habías sido secuestrada –
- Maldita mentirosa – Adolfo sonrió y asintió
- Eso mismo le dijo él a ella, pelearon, aún estaba medio drogado así que enloqueció de nuevo y empezó a destruir todo a su paso mientras despotricaba sobre lo que realmente paso y ella no tuvo más remedio que llamar al Grayson, lo internaron a la fuerza tres meses, para cuando salió, todos actuaban como si nada hubiera pasado, fue cuando supo que debía marcharse de esa casa, pero no era sencillo hacerlo –
- Danilo no lo iba a dejar ir tan fácilmente –
- No, no lo hizo, casi un año su padre lo uso como saco de boxeo, lo vigilaba noche y día, hasta que tuvo una sobredosis y fue admitido en el Genesis, ya eso lo sabíamos, pero no sabíamos por qué –
- Espera, ¿ese no fue el lugar donde el registro decía que había durado seis meses, pero la salida fue antes? –
- Ese mismo lugar, ¿recuerdas la siquiatra? – asentí – él le conto todo, ella hizo sus averiguaciones y constato muchas cosas, le conto a su esposo y a él le sonó el caso, recordó a un chico arrestado en Queens cuando había ido por una capacitación, se lo mostro y lo reconoció, el ato muchos cabos que no había entendido en ese caso, así que lo ayudaron a escapar.
- Pobre Roman –
- Lali, Roman te busco –
- ¿Lo hizo? –
- Si, durante mucho tiempo, fue cuando volvió a saber de Berta y Leonard, ellos apenas se reencontraron con Roman, renunciaron a la mansión y se fueron con él y los Brown, desde entonces trabajan juntos, cuidándolo –
- Esto es… demasiado –
- Aun hay más –
- Dímelo todo por favor Adolfo –
- Colton le dijo quién era el realmente y para que había ido allá –
- ¿Qué dijo?
- El pidió verte – quede helada, Adolfo asintió – quiere verte lo antes posible
- Yo… -
- Roman también le conto a Colton que puede ayudar en el juicio –
- ¿Sí? –
- Si, que puede y lo hará, él y todos los demás, quiere destruirlos por haberlos destruido a ti, a tu tía y a él –
- Su testimonio podría ser desestimado debido a que es paciente psiquiátrico –
- Su testimonio tal vez, pero las pruebas no –
- ¿Pruebas? –
- Videos –
- No… -
- Danilo documento lo que te hizo -
Mi respiración empezó a fallar, mi corazón se aceleró, si antes creía que iba a tener un ataque de pánico, ahora estaba segura que me iba a dar un infarto… videos… No
- No… -
- Lali, Lali respira – los sonidos a mi alrededor empezaron a escucharse distantes – ¿Laila? – puntos negros brillaron en mi visión – ¡Mierda, Laila!
Y la oscuridad me trago…