7: PESADILLAS

4137 Words
LAILA El campo está verdoso, muy verdoso, Tingo y Tango, los dos caballos de mi tía corren libremente junto a su potrillo, Diablillo, Tata Juli dice que es igualito de travieso a mí, por eso lo llamó así y me lo regaló en secreto, nosotras tenemos muchos secretos, a mis padres no les gusta que yo quiera más a mi tía adorada que a ellos, pero es que mi tía no me golpea, tampoco me hace hacer cosas que no quiero, tampoco me ignora. Ella nunca me lastima, al contrario, mi tía me abraza, me mima, me enseña a pintar, me enseña a cabalgar, me enseña a usar la computadora, me ayuda con mis tareas, me dice que soy bonita, inteligente y algún día seré la dueña del mundo, pero el mundo es muy grande y yo sólo quiero ser la dueña de Diablillo sin que nadie me lo reproche, poder cabalgar libre sobre él, ese es mi sueño. Pero eso no es posible, en mi casa las cosas son muy diferentes que aquí en la casa de campo de mi tía, por eso amo los fines de semana cuando mis padres se van de paseo juntos y nos dejan a mi hermano Román y a mí solitos en casa y el señor Roger en complicidad con mi tía y la señora Bertica, me traen aquí, mi hermanito siempre se queda con sus amigos raros, son un par de jovencitos que a él señor Roger no le gustan, pero es el trato que tenemos, el no soporta venir aquí conmigo, no me quiere cerca, ya no. La señora Bertica es la ama de llaves de mis padres y el señor Roger es el chofer, ambos son buenas personas, siempre buscan la forma de mantenernos a salvo y cuando no están nuestros padres, nos dejan ser libres, ellos dicen que les da tristeza como nos tratan y que nos tienen lástima, a mí también me da mucha tristeza que hace mucho tiempo dejamos de ser una familia, me siento muy sola en mi casa, por eso amo mucho el campo verdoso de mi tita y a ella la amo aún más.  - Es hora de irnos niña Laila – me dice el señor Roger - ¿Ya? ¿Tan rápido? – - Ya son las cuatro de la tarde jovencita, hemos estado aquí desde ayer, recuerda que debemos ir a buscar a tu hermano, tus padres llegan en la noche – - Haz caso mi amor – me dice mi tita – así no nos descubren y podemos seguir pasando los fines de semana juntas - Esta bien tita, te quiero mucho muchísimo – corro a sus brazos y ella me recibe, sus brazos son cálidos, me llena mi cabecita y mi carita de besitos, me encanta cuando hace eso, no importa que ya sea grande, siempre me va a encantar que me demuestre su amor – ¿Por qué el fin de semana no puede ser todos días? - Porque entonces no sería fin de semana mí amor – ambas reímos - estaré esperando con muchas ganas el próximo, voy a comprar los colores que nos hacen falta para terminar nuestro cuadro especial y lo podamos terminar a tiempo para tu cumpleaños - ¡Sí tía! ¡Amo pintar contigo! – - Yo también mi amor bello, yo también - Me voy con el señor Roger al auto, llevándome en mi corazón los recuerdos alegres de mis días con mi tita, a mis once años he aprendido a disfrutar de estos poquitos momentos en los que soy realmente feliz, porque cuando estoy en casa las cosas son totalmente diferentes, en esa casa no hay espacio para la felicidad, desde que tengo nueve años todo cambió, quisiera poder vivir siempre con mi tía, pero mis padres nunca lo permitirían, papá no quiere perderse las visitas que me hace a veces en las noches en mi habitación y mamá no quiere perder el dinero que mis abuelitos me dejaron porque yo si soy hija de ella y mi hermano es solo hijo de mi papá, creo que por eso es que él tampoco me quiere porque no somos hermanos completos, solo medios hermanos... - Señorita, llegamos – la voz del chofer de los Walker me saca del sueño que estaba teniendo, más bien, del amargo recuerdo, el último fin de semana que pasé feliz antes de que todo explotara - ¿Está bien señorita? - Si, gracias – - ¿Está segura señorita? Disculpe que me entrometa, pero es que, estaba llorando y se ve muy triste – Toco mi cara y me doy cuenta que efectivamente estoy llorando, el señor me entrega una cajita con pañuelos desechables tomo un par agradeciéndole y me seco la cara lo mejor que puedo a ciegas. - No se preocupe, sólo fue un mal recuerdo, pero ya estoy bien, gracias por haberme traído hasta mi casa – El chofer se bajó del auto y vino a abrirme la puerta - Gracias - - ¿No desea que le diga nada al joven Oliver? – - ¿Eh? No, yo no… No tendría nada para decirle - - Disculpe que me entrometa nuevamente señorita, pero es que los vi besarse en la entrada de la casa y sé que el joven Oliver no se besa con cualquier mujer y menos a pocas horas de haber terminado su compromiso matrimonial – - Eso sólo fue algo del momento y no volverá a pasar – dije avergonzada - También vi cómo la trato la señora Gemma, no entiendo porque usted no fue de su agrado – - No, no lo fui, al parecer mi familia le hizo algo y terminé pagando los platos rotos por culpa de mi apellido – - Eso es una tontería, una muchacha tan bonita y que a leguas se nota que es una buena persona, al menos merece la cortesía de ser tratada con cordialidad sin importar su apellido – dice indignado, ya me está cayendo bien el señor Milcíades - Bueno, al parecer a la señora no le pareció que merecía su cordialidad – suspiro mirando al cielo tratando de contener más lágrimas - por favor no vaya a decir nada a nadie de lo que vio, dejemos todo de este tamaño - No se preocupe señorita, yo sé con quién y qué debo hablar, los años no vienen solos – el señor abrió la puerta del copiloto y sacó de la guantera una pequeña agenda, anoto varias cosas y luego arrancó la hoja y me lo entregó – aquí le dejo anotado mi número de teléfono, para lo que necesite me puede contactar, usted me cae muy bien, me recuerda a mi nieta – me dice sonriendo, le devuelvo la sonrisa - Gracias, lo tendré en cuenta, ¿podría pedirle un favor especial? – el asiente - no le dé a nadie esta dirección - Como usted prefiera señorita, por cierto, también le dejé anotado el número del joven Oliver, por si cambia de opinión y decide contactarlo – me da una amplia sonrisa – me retiro, que tenga una buena noche señorita - Usted también, gracias por todo – Guardo el papel que me dio el señor Milcíades en mi bolso y entro al edificio, el portero me saluda y me entrega la correspondencia del día, me despido y voy directo al ascensor que me lleva al penthouse que comparto con las mellizas, entro y dejo los sobres en la consola de la entrada, me quito los tacones y subo a mi habitación, dejo mis cosas en mi escritorio, me desvisto y me meto a bañar, decido relajarme un poco así que lleno la tina, hoy ha sido un día de locos y lo único que quiero hacer es descansar y olvidar todo lo malo. Pero mi mente va a mil, los recuerdos oscuros de mi pasado se mezclan con los del presente, el desdén con el que me trató hoy Gemma Walker me hizo recordar los malos tratos que mi propia familia me dio en mi niñez, desde que fui concebida no fui deseada, mi madre no quería hijos, por eso le llegó de perlas que su marido viniera con un hijo incluido, un varón al que llegó a querer inclusive más que a mí, que si nací de ella. Mi hermanastro Roman es seis años mayor que yo, en un principio estaba feliz con tener una hermanita con quien jugar, siempre me cuidaba, estaba conmigo todo el tiempo, pero empezó a distanciarse de mí a medida que fue creciendo y cuando cumplió quince y yo estaba por cumplir nueve cambió drásticamente, no dejaba que fuera a su habitación, no me contaba el cuento de todas las noches, no me acompañaba a almorzar en la escuela, me alejo completamente de su vida. Fue en esa época cuando nuestro padre aprovechó que ya no tenía a nadie pendiente de mí y empezó sus juegos mentales conmigo, haciéndome cosas que una niña de esa edad no debe ni siquiera imaginar… Me sumerjo en la tina tratando de sacar esos horribles pensamientos de mi cabeza, han pasado tantos años, pero la herida es tan profunda que aún duele, cuando será el día en el que me libere del yugo de mí familia. Ningún niño debe vivir lo que yo viví, ningún niño debe nacer solo por la conveniencia económica y las ambiciones egoístas de sus padres, quienes se supone deben protegerlo, amarlo, procurarlo, un bebé debe nacer porque es deseado y amado no porque es un buen negocio… Pero lastimosamente ese no fue mi caso y los buenos recuerdos de mi primera infancia sólo fueron gracias a mis abuelos maternos, mí hermanastro y a mi tía Juliette, la hermana de mi papá. Mis abuelos eran una pareja de millonarios que durante años buscaron tener familia, ya cuando no tenían esperanzas lograron tener a mi mamá, al ser su única hija, la consintieron tanto que ella se terminó convirtiendo en una mujer frívola que disfruta con despilfarrar el dinero a manos llenas en viajes, ropa y lujos. Conoció a mi papá en uno de esos viajes, un empresario joven, mujeriego y ambicioso, estaba casado con la mamá de mi hermano, pero mi madre se encaprichó con él y no le importó convertirse en su amante, por muchos años tuvieron una relación secreta, pero cuando se enteró que la esposa de mi padre estaba embarazada, se encargó de hacerle la vida miserable a la pobre mujer, fue tanto su asedio que la señora tuvo una amenaza de aborto y su embarazo paso a ser de alto riesgo debido al estrés y a la depresión en la que estaba sumida al ver que el hombre que amaba se iba con otra. Lastimosamente la señora se cayó de las escaleras y el golpe le provocó un parto prematuro y una hemorragia interna que le quitó la vida, a mi hermanastro lo lograron salvar de milagro, tuvo que estar en una incubadora durante dos meses. La hermana menor de mi padre estaba en el extranjero haciendo una especialización y cuando se enteró, dejó todo y vino a ayudarlo con el bebé, él aprovechó su gesto y simplemente la dejó a cargo de mí hermanastro y se fue de viaje por el mundo con mi madre durante un año, regresaron casados. Mis abuelos estaban contentos al principio con mi hermanastro, pero de todas formas siempre le insistieron a mi madre que le diera un hijo a mi padre, pero ella se negó, años más tarde mi madre se enfermó de neumonía y tuvieron que ponerla en un tratamiento con antibióticos y estos redujeron la efectividad de los anticonceptivos y quedó embarazada de mí, cuando se enteró se enojó tanto que no dejó que mi padre la tocara más hasta que se hiciera una vasectomía y ella… bueno, casi me aborta, mis abuelos me salvaron la vida, le dieron una fuerte cantidad de dinero a cambio de que me tuviera y así fue como llegué a este mundo. Mis abuelos se encargaron de criarme de la mejor manera, ya que mi madre se desentendió de mí después de que nací, nunca me dio pecho, nunca me cambió un pañal, nunca me dio una caricia, menos una palabra de aliento, al contrario, siempre me menospreció, me comparaba con mi hermanastro, con sus logros y me hacía sentir que era poca cosa, le fastidiaba por haber arruinado sus planes, siempre me dijo que prefería criar mil veces a mí hermanastro que perder el tiempo conmigo, incluso ella fue quien me contó la historia de mi origen cuando yo solo tenía 5 años, sin importarle que ese mismo día estábamos enterrando a la abuela. Mi abuelo la escuchó decirme todas esas cosas feas, se enojó tanto con ella y la castigó de la manera más efectiva, cambió su testamento y dejó toda su fortuna y propiedades a mi nombre, estipuló a su abogado como albacea de todo hasta mi mayoría de edad, pero lastimosamente ese hombre se vendió a mis padres y perdí mi herencia, ese mismo hombre años más tarde les ayudó a mis padres a robarle la parte de la herencia familiar a que le correspondía a mi tía, afortunadamente ella era una mujer muy inteligente y había estado haciendo negocios y haciendo su propio dinero y no pudieron dejarla en la ruina, pero desde ese día también se quedó sin familia. Por eso detesto tanto que me mezclen en la misma colada que en la de ellos, me hacen sentir sucia, odio que hayan sido ellos quienes me engendraron, lo que hubiera dado por no haber sido su hija. Mi celular suena sin parar desde la habitación donde lo deje, así que me resigno y salgo de la tina, me pongo una toalla alrededor y voy a mi cuarto, tengo siete llamadas perdidas, antes de intentar regresar la llamada, vuelve a sonar y el nombre de Loren aparece en la pantalla - Hola chicas, ¿Cómo están? – - Hasta que por fin contestas niña – - Estaba en la tina – - Oh mierda, la tina a estas horas, ¿pasó algo? – - Muchas, pero no quiero hablar de eso ahora, más bien dime, qué ha pasado, ¿han podido conseguir algún vuelo? - - Justamente para eso te estamos llamando, el clima esta amainando y nos informaron que si todo sigue así nuestro vuelo saldría a las cinco de la mañana, es decir que estaremos llegando a Nueva York a eso del mediodía – - Genial, eso me da tiempo de recoger el auto del taller y poder ir por ustedes al aeropuerto – - Ya queremos llegar a casa – - Yo también ¿Y Luisa? – - Me dejó cuidando las bancas y se fue a buscarnos comida, café y muchos dulces para nuestra pijamada, te escucho apagada, ¿de verdad no quieres hablar? – - La historia es larga y estoy cansada, mañana cuando lleguen les cuento a ambas todo – - Esta bien, te dejaré tranquila por ahora, descansa por nosotras tesoro – - Deberían buscar un hotel – - Son casi las diez de la noche cariño – - ¿Eh? – - ¿Te dormiste en la tina que ni te diste cuenta de la hora? – - Eso creo – - Joder hermanita, mejor ve a dormir, descansa y nos vemos mañana – - Si, eso haré, que tengan buen viaje, las amo – - Nosotras a ti cariño – Colgué y puse la alarma del celular, debía levantarme temprano y ya estaba agotada. Terminé de secarme, me vestí y me fui a la cama, poco a poco me fui dejando llevar por el sueño. … - Que rica y suavecita estás princesa – La voz y la lengua de mi padre en mis partes me despierta, intento liberarme, pero el me aprisiona con su peso a la cama, trato de gritar y su mano grande cae en mi boca - shhh, silencio princesa, no queremos que nadie sepa nuestro secreto – Mis lágrimas se agolpan en mis ojos, no quiero esto, quiero irme de aquí, que ya no me toque más, pero el sigue y sigue, no quiero esto, no quiero esto, ¡NO QUIERO ESTO! - Oh nena, tranquila, relájate y disfrútalo – siento que su mano baja de mi cintura hacia mi intimidad, sus dedos empiezan a recorrerme – cuando me dejarás entrar aquí, ya te he esperado tanto mi princesa, me muero de ganas por metértela – su boca vuelve a mi cuerpo No sé a qué se refiere, pero el terror inunda mi ser y solo quiero irme lejos, lo más lejos que pueda de él, ni siquiera lo pienso, estiro mi mano y tomo de mi mesita de noche el trofeo de deletreo que me dieron en la escuela y con todas mis fuerzas lo golpeo en la cabeza, se queda quieto, su cuerpo se hace pesado contra el mío, pero él no se mueve, ya no me toca, todo está en calma, solo escucho mi propia respiración, me salgo de debajo de su cuerpo con mucho esfuerzo, pesa mucho. Ya no puedo seguir en esta casa, tomo la mochila del colegio, saco todos mis cuadernos, busco la billetera que me regaló mi tía, esa donde tengo mis documentos importantes y algo de dinero, me dice que siempre debo tenerla escondida, guardo algo de ropa, entro al baño de mi habitación y me lavo con rapidez, siento mucho asco, quiero vomitar, me cambio mi pijama rápidamente, me acerco a mi papá quien está aún sobre mi cama, su pecho sube y baja pero no despierta y no me importa, solo me importa irme de aquí. Aseguro mi mochila y salgo de mi habitación, todo está en silencio, todos duermen a esta hora, bajo al primer piso, la puerta principal está cerrada con llave, me voy a la cocina y compruebo la puerta trasera, también está cerrada, mi desesperación sube, Bertica siempre se lleva las llaves a su cuarto, no puedo ir allí y correr el riesgo que despierte y me impida irme, recuerdo que la ventana del cuarto de lavado no tiene reja porque se la están cambiando, corro hacia allá, la abro y salgo, caigo en mis manos y rodillas, duele pero eso no importa ahora, solo quiero irme de aquí. Corro hasta la casa de la piscina, nadie está a la vista, las plantas que están detrás de esa casa dan hacia la propiedad de los vecinos, tienen espinas, sé que me voy a lastimar, pero si no me voy ahora, mi padre me lastimará aún más y no quiero, ya no soporto que me toque, así que no lo pienso más y espero que el jean y la sudadera que llevo puesta me resguarden lo mejor posible, las atravieso lastimándome las manos, enredándome el cabello y arañándome la cara, hasta que por fin, logro pasar. Corro con todas mis fuerzas hacia el bosquecillo de los vecinos y corro, sigo corriendo hasta llegar al límite de la propiedad, me salto la cerca y continuo corriendo, corro hasta que no puedo correr más, ahora estoy en el bosque abierto, no sé exactamente qué tan lejos estoy de la casa de mis padres, trato de recuperar el aliento y sigo corriendo hasta que me tropiezo con una rama, caigo contra el duro suelo, lleno de hojas, piedras y tierra, el dolor me desgarra tanto que empiezo a llorar y no paro de hacerlo hasta quedar en la completa oscuridad. La alarma de mi celular me despierta, me siento abruptamente en mi cama, mi corazón late con fuerza en mi pecho, mi cuerpo me duele tanto como aquel día, mis ojos pican y no tardo en ponerme a llorar, mi alma aún duele, la niña maltratada que fui, aún me atormenta, los recuerdos y las pesadillas aún me persiguen, desearía poder olvidarlo todo, pero no puedo, trato tanto seguir adelante pero luego pasan cosas y todo vuelve. Tomo varias respiraciones tratando de calmarme, busco mi celular y apago la alarma, son las siete de la mañana, tengo varios mensajes de las mellizas, fotos desde el avión, acomodándose para dormir durante el vuelo, hago una pequeña oración para que mis hermanas de la vida lleguen sanas y salas, son todo lo que me queda en la vida,  Me levantó, me lavo los dientes, me pongo mi ropa deportiva, bajo a la cocina, me sirvo mi jugo verde matutino, me preparo mi batido y me voy al gimnasio del edificio, me encanta que a esta hora está casi desocupado y puedo hacer mi rutina tranquila, termino y regreso a casa, me baño y me alisto para el día, desayuno un par de huevos con vegetales mientras reviso la correspondencia que dejé anoche en la consola, la mayoría son las cuentas del mes así que las dejo en la oficina, la carta que tanto esperaba por fin llegó, me voy a mi cuarto, me lavo los dientes y tomo mi bolso de anoche, paso todas las cosas a mi bolso de diario y me voy, son casi las nueve y media de la mañana cuando salgo de la casa, pido un taxi desde la recepción, estoy justo con el tiempo para ir por el auto al taller y luego al aeropuerto. Llego al taller y gracias a Dios está listo y a punto, así que me pongo en marcha rumbo al aeropuerto. Mientras manejo conecto mi celular al sistema del auto y le marco a nuestro abogado, tres tonos y él contesta. - Buenos días Laila, ¿Cómo amaneces? – - Buenos días Adolfo, yo muy bien y tú ¿cómo estás? – - Muy bien, me imagino que me llamas porque ya recibiste la citación – - Así es, ¿tienes todo listo? – - Todo está listo desde hace meses, temprano esta mañana recibí la llamada de Arguelles, las cosas van de mal en peor en V.Com, el desfalco asciende a más de la mitad de los activos de la compañía, los acreedores y los bancos están ansiosos por proceder en las acciones legales, el Morgan es el primero en la fila para embargar – - Me alegra mucho, se lo merecen – - Que mala eres – - Ellos me hicieron así – - ¿Siempre les haremos una oferta? – - A ellos no, la haremos cuando el banco haga el remate, quiero que pierdan todo lo que tanto se esforzaron por robar y que no les quede nada más que migajas para recoger – - Migajas que tú les quitarás en el juicio – - Exactamente, me quedarán debiendo hasta el pedazo de carbón que tienen por corazón, ¿pudiste averiguar algo sobre mi hermanastro? – - No, aún no, nadie sabe dónde está, sus últimos registros públicos fueron de hace doce años, no hay registros de entrada en ningún centro de rehabilitación, ni en penitenciarias, ni la morgue, nada, es como si fuera un fantasma – - Sigue buscándolo, le prometí a mi tía que lo encontraría y eso haré – - Como ordene jefa, te dejo, acaban de llegar unos clientes – - Ten buen día Adolfo y gracias por todo - Termino la llamada y continuo manejando, en un poco más de media hora llego al aeropuerto, me dirijo al muelle internacional y reviso la pantalla donde se muestran los vuelos que van llegando, el vuelo de las mellizas arribará en media hora así que me siento a esperar, saco mi celular y me quedo revisando los correos electrónicos de la constructora donde soy socia junto con las mellizas, Luisa es ingeniera civil y Loren es arquitecta y diseñadora de interiores, las tres somos imparables a la hora de crear edificios y viviendas inteligentes. Hace cinco años cuando me reencontré con mi tía Juliette, estábamos en medio de nuestras carreras, nos tocó muy duro al principio ya que nos tocaba trabajar y estudiar al tiempo, nos atrasamos mucho porque a veces hacíamos un semestre sí y otro no, fue una época muy difícil, mi tía las conoció y las adoró, decía que éramos sus hijas, así que apostó todo su dinero a nuestra idea y nos dio el regalo más grande de todos, educarnos, se hizo cargo de nuestros gastos a cambio de que nos enfocáramos en nuestros estudios y fuéramos las mejores, así lo hicimos. Cuando las mellizas y yo nos graduamos hace dos años, nos dio el capital semilla para la empresa, también me alentó para especializarme, estaba tan feliz viéndonos conseguir nuestros sueños, lastimosamente su enfermedad no la dejó ver mi último logro y tampoco ver a nuestros enemigos caer, pero de eso me encargaré yo, pronto, muy pronto, caerán uno a uno.
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