12: CENA CON DERECHO A POSTRE (+18)

3942 Words
LAILA - Las mellizas hoy se volvieron locas investigándote cuando recordaron que habíamos hecho negocios con tu compañía el año pasado – dije mientras terminaba de comer el delicioso pato que había ordenado - Esa vez no tuvimos el placer de conocernos – Oliver pidió un Risotto que había terminado dos bocados antes - No, para esos meses me encontraba incapacitada y de todo se estaban encargando ellas y Adolfo, nuestro abogado y mejor amigo – - ¿Puedo saber el motivo de la incapacidad? – Me congele por un instante y tuve que tomar un poco de agua para bajar el nudo que se formó en mi garganta - Perdí un bebé – confesé finalmente - Mierda pequeña lo siento tanto – dijo rodando su plato y extendiendo su mano sobre la mesa alcanzado la mía - Gracias – sentí como mis ojos se cristalizaron un poco – en el chequeo de las catorce semanas no encontraron latidos, fue un golpe bastante duro, muchas cosas a la vez de hecho y todo me llevo a una fuerte depresión, así que después de pasar encerrada en mi habitación sin comer ni hablar durante una semana, Adolfo me llevó a rastras a un psiquiátrico - ¿Adolfo era el padre de tu bebé? – preguntó un poco ¿celoso? - No, Adolfo es solo un amigo, casi un hermano – asintió relajando sus hombros – el papá fue un novio que tuve, salimos por un par de años, cuando creí que íbamos en serio me dijo que se mudaría a Asia, terminamos y unas semanas después empecé a tener los primeros síntomas, trate de comunicarme con él, pero nunca apareció, así que no estaba en la foto – Oliver acarició mis nudillos con su pulgar – cuando salí de rehabilitación mi tía empeoró de su enfermedad así que me volqué a cuidarla 24/7, eso me ayudó a prepararme para su muerte - ¿Qué sufría? – - Huntington – Los ojos de Oliver se abrieron de par en par - Pequeña ¿Tu…? – - No – dije volteando mi mano y enlazando sus dedos con los míos – me hice pruebas una vez mi tía confirmó su diagnóstico, todas negativas - Gracias a Dios – dijo en un suspiro Oliver se levantó de su silla y sin soltar mi mano la acercó para ya no estar enfrente sino junto a mí - Lamento mucho que hayas tenido que pasar por todo eso – dijo acariciando mi mejilla, su gesto me llegó al corazón, cerré los ojos y no pide evitar que una lágrima cayera, él la limpió con sus dedos y me dio un beso en la frente - Gracias Oliver – susurré abriendo mis ojos encontrándome con su mirada preocupada - ¿Pedimos el postre? – dije mirando sus labios - Si quieres besarme solo tienes que hacerlo, no me opondré – - Quiero el mousse de chocolate – dije tratando de distraerlo a mí también - Me encantará comerlo de tu boca – sonreí sacudiendo mi cabeza tratando de alejarme un poco de él, su coqueteo empezaba a hacerme sentir calor entre las piernas Oliver le hizo señas al mesero para que se acercara a tomar nuestra orden, pidió mi mousse y un Hazelnut Soufflé para él - Sabes, las mellizas no fueron las únicas que se tomaron el rol investigativo – dijo una vez que estuvimos solos nuevamente, me rellenó la copa de champagne - ¿Magnolia? – supuse - Luke por petición de ella – - ¿Y qué averiguaron? – pregunté enderezando mi postura - Que eres difícil de localizar – sonreí llevando la copa a mis labios – que supuestamente te criaste en Europa, pero algo me dice que eso es mentira - Totalmente falso, que más – - Que eres socia de la constructora LLL Corporation junto con las mellizas – - Totalmente cierto – dije sonriendo - Que tienes un hermano mayor… – - Hermanastro – le corregí – es hijo de mi padre con su primera esposa - Hermanastro – rectificó él – quien hace muchos años está completamente fuera del radar - Eso es cierto, Adolfo tiene a un par de sus mejores investigadores buscándolo, pero aún no lo hemos encontrado, de hecho la llamada que recibí esta noche es porque tenemos una pista bastante prometedora de su paradero – - ¿También lo llevaras a juicio? – - Vaya, hicieron bastante bien la tarea – dije arqueando mi ceja izquierda – aunque tiene sentido, es abogado, lo primero que revisaría seria mis asuntos legales y no, a mi hermanastro lo busco porque se lo prometí a mi tía, ella creía que él había heredado la enfermedad y quería ayudarlo, el juicio es contra mis progenitores y el desgraciado del abogado que les ayudo a despojarme de lo que era mío – un deje de rabia surcó mi corazón - ¿Hace cuanto no sabes de él? – - Casi quince años – - ¿Tus padres no saben dónde está? – - No, según pudimos averiguar él se fue de la casa pocos años después de que yo lo hice, al principio también dijeron que estaba dando vueltas por el mundo, pero no tienen idea de donde esté, algo pasó y el simplemente se alejó – - ¿A qué edad te fuiste de tu casa Laila? – preguntó, lo miré fijamente a los ojos unos segundos, si habían descubierto lo del juicio, claramente había descubierto el reporte de persona desaparecida - Para que preguntas si sabes la respuesta – dije con mis ojos aún en los suyos - Quiero saberlo de ti – Nuestros postres llegaron y agradecí la interrupción, saboree el chocolate tratando de quitarme el mal sabor de los recuerdos, Oliver aun me miraba con ganas de seguir hablando, bueno, es hora de entrar en materia - ¿Has vuelto a ver a tu ex desde la ceremonia? – pregunté tratando de desviar el interrogatorio hacia él, Oliver negó con la cabeza un poco incomodo por el cambio en la conversación - ¿Alguna vez conociste a una amiga suya llamada Sonia? El ceño de Oliver se arrugó y asintió, dejó de lado la cuchara de su postre, tomo un poco de champagne y me miro a los ojos - ¿Esta es tu manera de decirme que no me meta en tus asuntos? – preguntó un tanto molesto - No Oli – dije usando el diminutivo para calmarlo – lo que quieres saber no te lo puedo responder ahora, tal vez más adelante, créeme no es un tema agradable – su expresión se suavizo - Si, conocí a Sonia, es su mejor amiga, ¿De dónde las conoces tu? – dijo volviendo a su postre Tomé mi celular y busque el contacto de Sonia, ella tenía una foto suya en su perfil - Solo para estar segura, ¿es ella? – dije extendiendo mi teléfono hacia él mostrándole la fotografía, Oliver asintió – bueno, resulta que Sonia es la asistente de Adolfo - ¿Si? - - Ajam – asentí – a media mañana salí con las mellizas y en el parqueadero de nuestra constructora las vimos juntas- ¿Y el punto es? – preguntó Oliver terminando su postre - Que estaban juntas, juntas, como muy juntas – dije terminando el mío - ¿A qué te refieres exactamente Laila? – pregunto inclinándose hacia mí – estaban… - dejo la palabra en el aire - Besándose – yo le complete, Oliver suspiro y apoyo un codo en la mesa y se cubrió la cara con la mano – Loren me contó que tienen una relación desde hace un tiempo - ¿Una relación? – asentí - ¿Desde hace cuánto Laila? – siseo entre dientes un poco enojado Dude un poco al ver como su cuerpo se había tensado por el enojo - Cuanto tiempo – repitió entre dientes - Cuatro años – solté finalmente - ¡¿QUÉ?! – El grito de Oliver hizo que los empleados que estaban en el show kitchen, meseros y algunos comensales del otro lado de las barras voltearan en dirección de nuestra mesa, en cuestión de segundos el maître se acercó a nosotros y preguntó preocupado - ¿Se encuentra bien señorita? – - Si, no se preocupe, sólo lo sorprendí con una noticia – dije sonriendo, el asintió - ¿Puedo retirar sus platos? – - Si claro y tráiganos la cuenta por favor – pedí, algo me decía que tenía que sacar a Oliver del restaurante ya mismo - Con gusto – El maître hizo seña al mesero y este empezó a levantar la mesa, Oliver a mi lado respiraba pesado, tratando de controlarse, cuando volvió con la cuenta Oliver le extendió su tarjeta de crédito, me ayudó a levantarme, tome mi bolso y mi chal - Todo exquisito como siempre Henry, gracias – dijo tomando mi mano - Con todo gusto señor, que tengan una excelente noche – - Muchas gracias – contesté Oliver caminó conmigo hasta el elevador, prácticamente podía sentir su cuerpo vibrar con enojo, la noticia no le cayó en absoluta gracia, cuando entramos al elevador lo abracé, sentí la imperiosa necesidad de calmarlo de alguna manera - Lo siento Oliver, si hubiera sabido que te ibas a poner así no te hubiera dicho nada – dije arrepentida – arruiné nuestra cita El cuerpo de Oliver se fue relajando poco a poco y me correspondió el abrazo - No lo sientas pequeña, al contrario, agradezco que me lo dijeras – - Pero ahora estás todo enojado – - Pero no contigo cariño, sólo me enoja pensar en todas las veces que esas mujeres se rieron de mi a mis espaldas – Asentí y cuando llegamos al parqueadero se me ocurrió una idea, le saqué las llaves del bolsillo y sonreí separándome de él - Yo conduzco – - ¿Me abrazaste para robar mis llaves, pequeña? – preguntó con una media sonrisa - No, te abracé porque quise – dije tomando su mano y sacándolo del elevador – ahora quiero llevarte a un lugar especial para mí, ¿quieres? El asintió, llegamos al auto y el abrió la puerta del conductor para mí, luego se subió junto a mí, conduje hasta la calle Chambers y me estacioné frente al 145, Oliver bajo del auto y corrió a abrirme la puerta como todo un buen caballero, le devolví sus llaves y saque mi llavero de mi pequeño bolso, caminamos a la entrada y al abrir la puerta, el olor a arte me relajó, entramos y encendí la luz del salón - Bienvenido a mi atelier – dije a un Oliver sorprendido – bienvenido a mi rincón secreto en el mundo - Todo esto, ¿lo hiciste tu? – dijo señalando los cuadros que estaban colgados en las paredes - Algunos, otros los hizo mi tía Juliette, era una artista nata – Oliver detallaba el lugar con admiración, el enojo que había sentido hace un rato se fue esfumado, suspire aliviada al notar como sus hombros se relajaban y lo deje explorar. Mi atelier era un local amplio tipo loft de doble altura, en el primer piso tenía la mitad del salón lleno de cuadros y caballetes, en el pequeño patio de la parte de atrás era donde ocurría la magia para evitar que el olor a trementina y a linaza se encerrara en el espacio, del otro lado del salón había una pequeña cocina, un comedor de cuatro puestos, una biblioteca debajo de las escaleras y un sofá lleno de cojines de felpa. - Son hermosos – dijo mirando el un lienzo de casi dos metros por un metro de alto, en él había pintado hace muchos años junto a mi tía a dos caballos corriendo por el campo seguidos de un potrillo, fue la primera vez que pinté un paisaje con animales - Tingo, Tango y Diablillo - - Nombres curiosos – - Tingo y Tango nunca estaban quietos, vivían de un lado al otro siempre juntos y Diablillo era muy travieso – recordé con nostalgia - ¿Existieron de verdad? – - Sip, los adultos eran de mi tía y el potrillo era mío, mi tía tuvo que dejarlos cuando mis padres la desalojaron de su casa campestre, cuando regresó los habían vendido, sólo pudimos recuperar a Diablillo – - ¿Es él? – pregunto señalando el cuadro junto a el - No, ese es Diablo – un hermoso ejemplar n***o azabache, lustroso y brillante como la noche, con mirada enojada, mucho más reacio que su padre, casi indomable, casi – es hijo de Diablillo - Diablo y Diablillo – dijo sonriendo - El hijo salió más salvaje que el padre, de hecho, solo se deja montar de mí, los tengo en mi rancho en Charleston junto con otros tres que adopté hace tres años – señale el cuadro siguiente donde se veía una granja, una extensión de tierra con caballos corriendo, una casa junto a un gran lago y mucho verde alrededor - Es hermoso – - Es mucho más hermoso en vivo y en directo – - ¿Es una invitación? – - Si lo es, cuando quieras te llevo, ¿sabes montar? – - Si – Oliver siguió mirando alrededor, luego se fijó en el piso, era de microcemento y lo había pintado antes de mandarlo a pulir, el diseño eran tribales y mandalas que iban hacia la escalera, subían por la pared como enredaderas y en los escalones había otros más pequeños, Oliver subió las escaleras y lo seguí, quedó congelado en el último escalón, las enredaderas formaban un nuevo mandala que iba justo debajo de donde estaba una cama tamaño King size, del techo colgaban telas de colores pasteles que caían en cascada hacia la cama, en el techo habían luces led que, cuando las encendía, asemejaban las estrellas del firmamento, pase junto a Oliver y me acerqué a la mesita de noche junto a mi cama, encendí la iluminación tenue y las leds y la habitación se bañó de un cálido y tenue color como si fuera un atardecer entre naranjas y lilas. - Wao, esto es impresionante – Me senté en la cama y me quite los tacones - Este es el lugar al que vengo cuando estoy inspirada o cuando las mellizas me vuelven loca o cuando simplemente no quiero pensar en nada, aquí puedo ser libre, puedo ser yo misma – dije subiéndome a la cama y agarrando las telas, me sujeté fuerte y me elevé cruzando las piernas una sobre la otra a la altura del muslo y dejé que la gravedad me ayudara a balancearme, Oliver se acercó a mí y me atrapó en el aire, me solté y deje que me bajara por su cuerpo - Eres toda una caja de sorpresas Laila – - Espero que buenas - No sé quién comenzó el beso esta vez, pero ninguno de los dos podía alejarse del otro y la ropa poco a poco nos empezó a estorbar, mi vestido fue el primero en irse, las manos de Oliver me acariciaban con tanta reverencia que me ponía la piel de gallina, me deshice de su saco, su corbata y el desabotono su camisa y se la quitó, acaricie sus hombros, sus brazos y su fuerte espalda, sus manos fueron a dar a mi trasero y con un apretón me alzó haciendo que lo rodeara con mis piernas, me bajo en el centro de la cama y empezó a repartir besos por mi cuello y el valle de mis senos, sus manos acariciaban mis pechos por encima del encaje de mi ropa interior, poniendo mis pezones duros, los jadeos empezaron a escaparse de mis labios con cada caricia que Oliver me daba, una de sus manos fue a mi espalda y se frustró al no encontrar el broche - Adelante – dije soltando una risita Oliver se arrodillo a horcajadas sobre mí con ambas manos acarició mis pechos, los juntó y desabrochó la prenda liberándolos, la lujuria se encendió aún más en su mirada al verme casi desnuda y bajo su boca a uno de mis pezones, chupo y lamió con la misma intensidad que acariciaba el otro con su mano, tomando la punta entre sus dedos y apretándolo un poco, el placer me recorría todo el cuerpo y arquee mi espalda tratando de acercarlo más, acaricie su cabello mientras mis gemidos de placer se hacían más altos, el intercaló sus atenciones a mi otro pezón y se acomodó entre mis piernas, no pude evitar atraerlo con ellas sintiendo su dureza en la entrada de mi intimidad, el movió sus caderas dándome la fricción que necesitaba, baje mis manos hacia su cinturón y lo desabroché, baje la cremallera hasta donde pude y acaricie su longitud sobre la tela, un gemido retumbo desde su garganta y luego sentí su peso fuera de mí. Oliver se levantó y yo me senté en la cama, se quitó los zapatos, el pantalón y los calcetines, mientras yo contemplaba el espectáculo, el cuerpo de Oliver estaba bien trabajado, hombros y espalda ancha, brazos musculosos, pectorales fuertes, un sixpack de abdominales que me daban ganas de lamer y esa V que desaparecía por su bóxer, piernas fornidas, el deseo se me incrementó en el cuerpo cuando vi el contorno de su m*****o atrapado en esa infame tela. Me terminé de quitar el sujetador y me acerque al borde de la cama, me senté frente al adonis que adornaba mi habitación, estiré mi mano y lo sujeté de la cinturilla de su bóxer, atrayéndolo a mí, pase mi lengua por el hueso de su cadera, justo sobre una de las líneas de esa V que me había hecho mojar aún más mis bragas, el gemido masculino que soltó Oliver me animo a bajar la última prenda de ropa por sus piernas, acariciándolas en el proceso, su erección salió a mi encuentro, nunca he sido una mujer de dar mamadas, pero la hermosa, larga y gruesa polla de Oliver me hizo agua la boca. - Laila – gimió Oliver mientras yo chupaba la punta de su m*****o – si nena, así Oliver agarro con sus manos mi cabello y lo soltó de la coleta alta, enterró sus dedos en él y lo sujeto con algo de fuerza mientras mecía sus caderas follándome la boca, mi clítoris empezó a palpitar ante sus demandas y ahueque mis mejillas dándole una fuerte succión. - Oh Dios – gimió y detuvo sus caderas, acarició mis mejillas y saco su polla de mi boca, sus ojos en los míos por un minuto y al siguiente estaba sobre mi espalda, con las piernas sobre los hombros y espalda de Oliver, el crujido de mi tanga siendo destrozada fue el único aviso antes de sentir su lengua en mi coño, me congelé unos segundos esperando que los malos recuerdos me invadieran pero la maestría con la que me devoraba Oliver no me dejaba ni pensar, el placer consumió todo y en cuestión de minutos estaba aruñando su cabeza, frotándome contra su boca, buscando más de su lengua y gritando mi primer orgasmo, por sexo oral… algo que jamás me había ocurrido por culpa de los demonios de mi pasado. Me quedé completamente quieta abrumada por las sensaciones, sólo había tenido dos novios en mi vida, ambas fueron relaciones largas y las pocas veces que había intentado recibir sexo oral habían sido un fracaso, nunca lo disfrutaba y casi siempre mataba cualquier indicio de excitación de mi parte e incluso terminaba conmigo llorando, pero con Oliver nada de eso estaba pasando, al contrario, deseaba con todo mi cuerpo que continuáramos hasta el final. - ¿Laila? – Oliver se cernió sobre mi - ¿Estas bien? - Si – susurre – eso fue asombroso Su sonrisa lobuna me hizo sonreír a mí también, bajo su boca a la mía y pude probar mi propio sabor en su lengua, la excitación quemaba mi piel, quería más, mucho más. Oliver se separó de mi boca, ambos jadeando, luego resopló una risa - Comparte el chiste con la clase – dije sonriendo y acariciando su cabello y mejillas, amaba verlo así relajado, feliz - Después de la no boda, los gemelos han estado metiendo condones en mis cosas – ambos reímos – estoy rogando para que haya al menos un par en mi saco - Averigüémoslo – Oliver se levantó y yo le seguí, alcancé su ropa y busque en los bolsillos, encontrando una tira de cuatro en el bolsillo interior de su americana – bingo Quite un condón de tira, Oliver lo tomo en sus manos y rasgó la envoltura con sus dientes, se lo quite y lo hice recostarse en el centro de mi cama, apile almohadas para que estuviera más cómodo y baje por su cuerpo, le di una lamida a su polla antes de deslizar el condón por la longitud, subirme a horcajadas en sus caderas y empalarme con su m*****o. Ambos gemimos al sentir como entraba en mí, sus manos fueron a mis caderas ayudándome a subir un poco y bajar nuevamente, apoyé las mías sobre su fuerte pecho y seguí subiendo y bajando hasta que mi trasero tocó sus muslos, sintiéndolo completamente dentro de mí, Oliver se sentó y me atrajo más a él, bajo su boca a mi pecho y envolví mis brazos en su cuello y cabeza, empecé a cabalgarlo cada vez más rápido a medida que el chupaba, mordisqueaba y amasaba mis senos, sin previo aviso terminé nuevamente sobre mi espalda, con una de mis piernas sobre el hombro de Oliver y la otra alrededor de su cintura, mientras el me embestía cada vez más fuerte, más profundo, estiré mis manos y acuné su trasero, empujándolo, queriendo más, el obedeció y aumentó el ritmo de sus estocadas. Yo mecía mis caderas tratando de encontrarme con sus embistes, pronto estamos descoordinados, desesperados, gimiendo, jadeando, nuestros cuerpos chocaban con fuerza, el orgasmo se construía en mi núcleo y unos momentos después estaba gimiendo el nombre de Oliver junto con mi liberación, un par de embestidas más y un gemido gutural y él también se vino. Unos segundos más tarde Oliver bajo mi pierna de su hombro, yo baje la otra, ambas me temblaban, él retiró mi cabello de mi cara sudorosa, se apoyó en su antebrazo y con su mano libre acunó mi mejilla, me besó suavemente en los labios, lo abracé y acaricie su espalda, sus brazos, sus hombros, su cabello, no quería dejar de besarlo y tocarlo, cuando nos quedamos sin aire, Oliver apoyó su frente en la mía. - Dime que mañana puedes faltar toda la mañana al trabajo – me dijo con una sonrisa - Puedo faltar – respondí viéndolo a los ojos - Perfecto – besó la punta de nariz, salió suavemente de mi sacándome un suspiro placentero – me ocuparé del condón, no te muevas Se fue al baño que estaba junto a la habitación y un par de minutos después salió con una toalla en las manos, estaba caliente y húmeda, él la paso suavemente por todo mi sexo, mimándome con el calor por unos minutos luego la devolvió al baño y regreso conmigo, se acostó a mi lado y me atrajo a sus brazos - Descansemos un rato pequeña, aún no termino contigo – dijo besando la cima de mi cabeza - Apoyo la moción – dije dándole un beso en el pecho antes de recostarme en él y poco a poco dejar que Morfeo me atrapara.
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