| Tormenta lasciva |

2769 Words
Noto cómo sus ojos se encienden con mi petición. ─Seré el primero y el último ─anuncia, con orgullo, besándome con apresuro los labios. Las puertas se abren para nosotros, interrumpiendo lo que iba a ocurrir en el ascensor. Salimos con prisas y entre risas sugestivas, él, abre la puerta de un enorme pent-house, que grita ser de Axel Cross, la decoración es oscura, elegante y erótica. Ciro, me quita el suéter de encima que cubría mi vestido recatado, llevándome hacia la mesa de vidrio que está justo al frente del gran ventanal que da a la ciudad, misma que, comienza a oscurecerse. Él, me coloca encima de la mesa, y suelto un jadeo al sentir el frío vidrio contra mi trasero. Ciro toca mi cuerpo de manera dulce, disfrutando cada tramo de él, por eso, sube mi vestido, separando mis piernas para meter sus manos en él, deslizando la braga por mis muslos, dejándome el coño al aire, no por mucho tiempo. Ciro, se inclina, besando la piel de mis piernas hasta sentir su aliento caliente en mi hendidura que comienza a humedecerse cuando cierro los ojos y el recuerdo de Axel, empujándome contra la pared del pasillo, llega a mí. «Maldición» mi respiración se altera con la lengua de Ciro…se siente tan bien. Estimula mi clítoris, hinchándolo, muerdo mi labio reteniendo los gemidos, tengo que parecer casta. Recuerdo mi primera vez, y que me entregué a uno de mis profesores solo para tener experiencia para mi futuro esposo…solo tenía diecisiete años, y el sujeto unos treinta, no fue tan bueno, solo me sirvió para manipularlo y que me mejorara la calificación de unos exámenes. ─¿Te gusta? ─Inquiere, entre mis piernas. Asiento, jadeando. Él, sonríe sugestivo, rozando dos de sus dedos en mi coño resbaladizo y comienza a introducirlos, no del todo, solo la punta, pero es suficiente para que me lleve a apretar mis muslos cuando estimula mi centro con su lengua y con rapidez─. Eres tan deliciosa y hermosa…Eva ─gruñe, llevándome a tirar mi cabeza hacia atrás encorvando mi espalda para sentir mejor cómo el placer me invade. ─Es un placer que te guste ─murmuro, en medio de un jadeo. Muevo mi pelvis, al ritmo de su lengua, buscando obtener mi orgasmo. Él, lo hace tan bien, que me provoca un placer el cual nunca había sentido antes con nadie más «excepto Axel» pienso de repente y mi clímax me avasalla, gimo como una desquiciada, sin poder evitarlo, mi cuerpo está perturbado. Ciro, se coloca erguido, con los labios brillosos, me besa, dándome a probar el sabor de mi placer. Escucho cómo baja su bragueta y lo saca, bajo la vista dándonos espacio para observarlo. ─No te va a doler…confía en mí, Nena ─dice, cuando me quedo embelesada viendo su grosor y tamaño «está muy bien» pienso, remojándome los labios, él, roza su glande rosado en mi hendidura, provocándome un gimoteo, lo deseo dentro de mí, me estoy desesperando. Poso mis manos en su trasero, apretándolo para empujarlo contra mí, su polla erecta, se introduce de sopetón en mí, con un gruñido de él─. Nena…¿te lastimé? ─Pregunta, preocupado. ─Estoy…bien, no pares, por favor ─pido, desesperada. Ciro, comienza a embestirme, despacio, su falo se empapa con mis fluidos, penetrándome con placer. Clavo mis uñas en sus nalgas, sintiendo la dureza de ellas cuando me embiste─. Más rápido, cariño ─pido, perdiendo mis cávales «¡Recuerda que eres una virgen!» grita mi subconsciente, pero, Ciro, está tan perdido dentro de mí, que ni se percata de mi arrebato. Él, aumenta sus embestidas, haciéndome gemir. Separo mis labios, jadeando con descontrol, estoy sintiendo cómo su polla se entierra en mí…somos uno, ambos cuerpos desprendiendo lujuria con un tono de romance con sus besos dulces. Me desespero, quitándole la camisa, para encontrarme su torso dorado y marcado por el ejercicio, es un hombre que le gusta cuidarse y se nota. Paso mi índice en su vientre palpando su piel caliente. ─Ciro… ─gimo, con mi orgasmo avasallándome en medio de sus penetraciones monumentales. Él, explota dentro de mí; caliente y abundante junto a unos gemidos guturales. ─No usamos…preservativo ─gruñe, Ciro, preocupado, su frente está brillosa por el sudor igual que su pecho, admiro sus ojos marrones, acariciando su cabello. ─Tomo la píldora ─declaro «no está en mis planes embarazarme» pienso, deslizando mi lengua por su labio─. Te amo ─digo, y sus ojos se abren, conmocionados. ─Te amo, nena ─declara, besándome, me levanta en sus brazos, cargándome, aún con su polla dentro de mí. «Eres mío, Ciro Cross, ambos seremos felices…nadie se interpondrá en nuestro camino» ** Me estiro en un bostezo, acostada en la inmensa cama, de sábanas blancas y pestañeo, observando mi alrededor. Anoche no tuve el placer de observarla mejor y realmente es una habitación que irradia lujos. Suspiro, viendo a mi lado a Ciro, quien duerme boca abajo. Beso su espalda musculada, y él, esboza una sonrisa. ─Tenemos clases ─murmuro, haciendo ademán de levantarme para vestirme. Él, me detiene, tumbándome encima de su cuerpo para mirarme a detalle con sus ojos risueños. ─Quedémonos ─propone, sonriendo de manera jocosa. ─Si quiero ser la mejor abogada, no puedo quedarme en la cama de mi amante a holgazanear ─menciono, negándome. Él, entorna sus ojos. ─¿”Amante”, eso soy para ti? ─Cuestiona, ofendido. ─Pues… ─digo, deslizando mi lengua y clavándole mis luceros verdes mientras coloco mi índice en su mandíbula─…a este anillo, le hace falta un compañero ¿No crees? ─Digo, señalándole el anillo que me dio para pedirme ser su novia. Ciro, capta la insinuación, deslizando sus manos por encima de la camisa que tomé del buró para dormir, estoy desnuda debajo de ella y la va levantando con sus dedos. ─Serás mi esposa, Eva Grey ─recalca, y mis latidos se encienden. ─”La señora de Cross”…suena tan excitante. ─Y lo es, señora Cross ─declara, besándome. Inesperadamente, escuchamos ruido fuera de la habitación, arrugo mi cejo, mirando a Ciro. ─¿Has pedido algo? ─Cuestiono, pensando que quizá son unas flores. Me levanto emocionada de encima de él─. Que no creas que por unas flores me quedaré más tiem… ─Mis palabras se detienen cuando giro mi rostro hacia la puerta, encontrándome con la figura de Axel Cross, mi cuerpo se queda gélido y un poco caliente. Trae una chaqueta de cuero, camiseta y pantalones de mezclilla, se ve…muy excitante, clavándome sus ojos oscuros en mí. ─¡¿Qué carajos, papá?! ─Farfulla, Ciro, cubriéndose con la sábana, me abrazo a mí misma, pero, lo que hago es darle a entender que solo traigo esta camisa para cubrir mi desnudez. ─Eso te debería de preguntar a ti, me informaron que habían entrado a mi pent-house del Escala, y veo que lo usas para… ─No te atrevas a decir algo de lo que te arrepientas ─interrumpe, Ciro antes de que Axel, suelte algo de su gran prepotencia. ─¿Me estás amenazando? Compórtate, y mira a quién le hablas. Vístete de una vez por todas, tenemos que irnos ─demanda, colocándose más imponente cuando encara a Ciro. Este, permanece con el cejo arrugado, mirando a su padre con molestia─. Si vas a follártela procura que sea en un lugar que sea de tu propiedad, si piensas tratarla con respeto, tienes que darle su lugar, pensé haberte criado bien ─agrega, mirándome de arriba abajo. La piel se me eriza por su escaneo intenso. ─No me criaste, lo hizo mi madre ─espeta, Ciro. Axel, suelta un resoplido. ─Me da igual, si quieres la maldita entrevista con el Ministro del SAMC y el consejo, es mejor que hagas lo que te digo ─advierte, Axel, desconcertándome─. Por cierto, esa es mi camisa ─señala, hacia mí, el calor en mi nuca me invade, de la vergüenza. Arrugo mi entrecejo, mirando a Ciro ¿Por qué quiere una entrevista con ellos? Me cuestiono, observando cómo Axel, sale de la habitación. Encaro a Ciro, y él, carga las orejas enrojecidas de la rabia. ─Lo siento…mi padre es un imbécil cuando se lo propone ─comenta, apenado. Niego con la cabeza. ─¿Para qué quieres ser entrevistado por esa organización? ─Pregunto, ignorando lo que me ha dicho. Él, desvía la mirada, tragando con dificultad. ─Pienso enlistarme, quiero ser abogado penalista del SAMC, y tengo que tener un rango de teniente para cuando me gradúe ─explica, sorprendiéndome. Doy unos pasos atrás «No es lo que tenía planeado ni un poco»─. Es una de mis metas, Axel tiene contactos en el consejo, ya que es dueño de una parte de las acciones del SAMC y fue Ministro, podré entrar rápido y no seré un soldado de rango bajo por mucho tiempo ─agrega, y estoy reacia. Él, intenta tomarme las manos y las alejo. ─No me…habías dicho eso ¿Cuándo pensabas hacerlo? ─Inquiero, él arruga su cejo, clavándome sus ojos marrones. Posa sus manos en mis mejillas, mientras remojo mis labios «La esposa de un soldado» repito en mi mente y solo el temor me invade. Es una de las organizaciones de agentes más importante del mundo, pero también, un blanco perfecto para los mafiosos y enmigos─. Necesito, cambiarme, Axel Cross podría incendiarnos en esta habitación si no bajamos pronto ─agrego, ante la falta de respuestas «Podría incendiarme de otra manera» pienso, entrando al baño. Procedo a refrescarme, pensando lo que sería mi vida con Ciro como soldado del SAMC. El recuerdo de la muerte de mi padre, me invade, cómo un sucio mafioso quería las tierras de mi familia para realizar sus delitos, él se negó, y nos atacaron…las imágenes están frescas y dolorosas en mi mente, como el llanto de mi hermano me erizaba la piel mientras veíamos cómo doblegaban a nuestro padre, quien suplicaba por nosotros. “No debiste negarte, Grey, este cafetal se pudrirá, la tierra no será de nadie si no es nuestra” Cierro los ojos, escuchando el gatillo dispararse. Siento la humedad en mis mejillas, y mis manos tiemblan. Abro los ojos, mirándome en el reflejo del baño, barro el rastro de mis lágrimas fugitivas, tomando una bocanada de aire. ─Enfócate en tu futuro, no vivirás más en la pobreza ni volverás a sufrir, el mal pagará tarde o temprano ─digo, al reflejo, esbozando una sonrisa dolorosa. ** Salgo del baño, encontrándome la habitación vacía, me termino de vestir luego de ducharme. Es el mismo vestido del día anterior, así que, salgo de la habitación, escuchando cómo discuten Ciro y Axel. Ralentizo mis pasos, para que no se percaten de mi llegada. ─No permitiré que ella arruine tu futuro, tienes todo para ser exitoso en el SAMC, puedes conseguir miles de coños, no es el único ─espeta, Axel. ─Axel, ¿cuál es tu odio errático? ¿Acaso es envidia? Yo sí puedo elegir con quién estar y ser feliz con esa persona, en cambio tú… ─Sus palabras se cortan abruptamente. ─Repite lo que dijiste, yo sí no tengo miedo de reventarte la cara solo porque eres mi hijo ─amenaza, Axel. Decido aparecer, aclarando mi garganta, para evitar algún homicidio paternal. Ambos monumentos, me observan y me siento pequeña. ─¿Nos vamos? Necesito irme a clases, si quieren matarse, pueden hacerlo no en mi presencia, no quiero ser testigo culposo ─Pregunto, Axel, suelta el cuello de la camisa de Ciro. ─Por lo menos no es una rubia tonta ─espeta sarcástico, Axel. ─Y tú seguramente, no eres un idiota puro músculos ─replico, tomando mi cartera. ─¿Qué dijiste? ─Inquiere, Axel, haciendo ademán de acercarse a mí. Ciro, le detiene. ─Oh, lo siento, no puedo ser grosera con los adultos mayores ─digo, sonriéndole. Axel, toma una bocanada de aire. ─Eva, déjalo ─pide, Ciro, al ver que estaba provocando a su padre. Las fosas nasales de Axel se expanden, camina echando humo, con pasos pesados dirigiéndose hacia la puerta de la salida, pasa por un costado de mí, y su perfume embriagador alborota mis feromonas «maldición» pienso, salivando─. Le diré, que te deje en la facultad, disculpa por lo de hace rato, debí de decírtelo y… ─Tranquilo, Ciro, entiendo, quizá querías sorprenderme, además, me excitan los soldados ─intervengo, no puedo ser tan descarada, cuando le oculto muchos secretos y peores. Él, besa mis labios. ─Eres la mejor, nena, te voy a recompensar muy bien…anoche fue la mejor noche de mi vida ─comenta, en un susurro, que me eriza la piel al recordar el placer de anoche. Toma mi mano y salimos del lugar. ** Clavo mis ojos al frente, admirando la nuca de Axel, mi corazón late con fuerza, y desvío la mirada a la de Ciro. Ambos son tan imponentes…y me transmiten diferentes emociones, solo que la maldita tormenta está haciendo estragos en mi vida, no puedo permitir que siga jodiéndome. «Axel, no parece una persona que se quede quieta, menos si no le dan lo que quiere, pero…¿qué quiere?» mi mente divaga hasta que el auto se detiene al frente de los edificios de la facultad. Ciro, se baja, abriéndome la puerta, y uno de los rectores, le llama para conversar. ─¿Nos vemos en la noche? ─Inquiere, remojando sus labios. ─No creo…tengo que ayudar a mi hermano con su proyecto ─miento, pensando que hoy tengo que asistir a varios clientes… ─Entiendo, desayunaremos mañana ─afirma, besando mis labios─. Éxito en tu examen, aunque no la necesitas, eres la mejor ─agrega, alejándose hacia el rector dejando al refunfuñón dentro del auto. Decido alejarme de la tormenta antes de que decida llevarme con él. Apresuro mis pasos, sintiendo su mirada en mi espalda y me introduzco a uno de los edificios de la facultad de derecho. Mi respiración está alterada y no encuentro la razón lógica de ello. Camino hacia mi casillero, donde hay una muda de ropa y mis libretas, los chicos me observan con cierto interés, cosa que me provoca una sonrisa «todos son iguales» pienso, llevándome una que otra mirada lasciva y halago, camino con seguridad. Hasta que algo, con gran fuerza, me empuja hacia una de las aulas vacías antes de que pueda llegar a mi casillero. Levanto la vista al hombre enorme al frente de mí, mismo que, provoca el palpitar incesante de mi corazón. Arrugo mi entrecejo con desconcierto al mirar sus ojos oscuros. ─¿Qué estás haciendo? No deberías de estar aquí ─manifiesto, haciendo ademán de salir del aula vacía, pero, Axel, se interpone en mi camino, negando con la cabeza. ─Vas a tener que dejar este show innecesario, te pedí que te alejaras de mi hijo, lo único que estás provocando es que tenga ganas de… ─¿Matarme o follarme? No me queda muy claro, Axel Cross, tú eres el que debe de acabar con este “espectáculo” me estás buscando de enemiga y soy muy buena en lo que me propongo ─interrumpo, clavando mis ojos en los de él. Él, se muestra desconcertado por mi respuesta. Se termina de acercar a mí, llevándome hacia la pizarra, y me toma del cuello con dominación. El cosquilleo en mis pezones se prende cuando su aliento caliente palpa mi mejilla. ─Podría hacer ambas cosas si realmente quisiera, pero tú no eres nada, solo un maldito estorbo para mi hijo, una oportunista…¿Crees que no podría investigarte y encontrar toda tu verdad? ─Inquiere, abro los ojos con sobresalto. ─Hazlo, Axel, intenta arruinarme, porque lo haré el doble contigo ─declaro, cosa que, a él, le provoca─, ¿estás celoso? ─Inquiero, con una sonrisa juguetona. Él, aprieta su entrecejo─. Porque parece que en este momento, quisieras ser tu hijo, para follarme como él lo hizo en tu cama…lindas sábanas, por cierto ─agrego, y su respiración se escucha alterada por mis palabras, él, aprieta más el agarre de mi cuello, pero no termina de ser doloroso, al contrario… ─Eres insignificante ─gruñe, entre dientes. Empujando su falo erecto contra mí, cosa que, me hace apretar los muslos por inercia y suelto un jadeo por la sensación. ─No parece que lo sea para…ti ─insinúo, provocándolo, él, presiona sus labios voraces en los míos, introduciendo su lengua con desespero en mi boca, para encontrarse con la mía. Mi cuerpo parece idiota al sentir excitación por esta tormenta, que una vez más, vuelve a arrastrarme con ella. La puerta, se abre de manera súbita y me aparto de Axel, empujándole, giro mi rostro, sintiendo que se coloca enrojecido al ver la mujer que nos observa sonriendo con placer, al ver algo con lo que puede arruinarme. ─Eva Grey, que coincidencia ─menciona, Lau, cruzándose de brazos, y clavándonos sus ojos azules. «Otra más que se une a mi lista de problemas» pienso, con las mejillas ardiendo.
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