¿Las condiciones?

1923 Words
El amor no tiene condiciones, ese es el lema de la familia Murdok, esa gente ama hasta el último suspiro de sus vidas. Si hubiesen conocido a Consuelito Murdok, la mujer más enamorada de su marido, la mamá más dulce, la abuela más cariñosa y la mejor mujer del mundo en realidad, sumado a lo afortunada que era porque todos le adoraban, bueno, ustedes me darían la razón. Si en algo confían los Murdok es que hay que amar intensamente y si encuentras la persona adecuada serás retribuido, por eso, Simonetta se había casado de blanco en una catedral, en el día más especial para los Mainvillanos, un 24 de abril, con las calles cerradas para dar paso exclusivo a la novia, en la misma iglesia central en la que se casaron sus abuelos. ¿Romántico, verdad? Así fue una vez la vida de la señora Murdok, ahora parece muy hábil en el arte del divorcio. Se plantó en la ventanilla y pidió un divorcio exprés a la chica de la ventanilla seis, quien estaba en un régimen de alimentación y como parte de su ayuno solo podía tomar agua caliente con vinagre. Yo, que soy especialista en dietas, les digo que el ayuno no es para la gente que se enoja si el plato de comida no está enfrente de ellos cinco minutos después de que su cerebro recibe la señal de que tienen hambre. La gente con esos cambios de humor relacionados a la comida no califica para estas técnicas de pérdida de peso. Querida Ivana, ser gorda no es tu culpa y el ayuno intermitente es solo para masoquistas desesperadas. —Buenos días, ¿en qué podemos atenderle? —pregunta y da un sorbo a la bebida del mal. —Buenos días, señorita, queremos dos divorcios exprés e información de división de bienes matrimoniales. —Uhm... ¿los divorcios exprés se pueden solicitar después de seis años de matrimonio, cumplen con esos requisitos? —Seis años? —Sí. —¿Un divorcio normal cuánto toma? —Si se casó en Mainvillage, mínimo 18 meses, si se casó fuera del país tiene que esperar al menos tres para solicitarlos, hay que validar la licencia de matrimonio, lo que toma un año y después de eso, tiene que demostrar que han convivido como casados por más de 18 meses. —Eso es demasiado tiempo —interviene William. —Ha habido una renovación de la ley de divorcio, mucho papeleo. Entonces, si lo que quieren es muy rápido por desconocimiento de la ley, hay una tercera opción, la cual consiste en poner una solicitud de demanda de divorcio contra el estado, van con la jueza, les dicen que no quieren estar casados y ella les dicta condiciones al respecto. —¿¡Esto es ilegal?! —No, hubo todo un debate y la gente prefiere que se aclaren los temas de tránsito más rápido a que la gente rica se case, se pelee miles de dólares pre y post divorcio. Con lo que puedo ayudarles es con un postnupcial —comenta la joven y da otro sorbo al agua. —Quiero hablar con alguien que me divorcie —insiste Simonetta y da dos golpes a la ventanilla. William aparta a su mujer del vidrio y le dice que él no puede tener una esposa con cargos de afiliación a servidores públicos en este momento. Ramón, llama al abogado para facilitarle el divorcio tan pronto como es posible a su prima y entender de qué habla esta mujer. Yo le aseguro a Consuelo que entre su hermana y yo no habrá problemas. —Ramón dijo que quiere estar casado contigo. —Ramón quiere estar casado porque Xavier y Pedro están casados. —Bueno, Simonetta y yo estaremos divorciadas, ¿no quieres casarte y divorciarte bien de mi hermano? —pregunta bromista. —Siempre ha sido mi sueño. —¿De verdad? —No, hermana. —Las dos reímos. —Jamás en la vida pensé que tendría una opción con Ramón. —Gretta, entonces eres bien idiota, mi hermano siempre ha sentido algo por ti, ¿recuerdas los bollos en kínder? Él hacía que mamá enviara uno extra para ti. Recuerdas quién te llevaba el bolso, con quien viajabas en la buseta de regreso y escuchabas música. —Ramón siempre se burla de mi música. —Y cree que tienes un gusto musical de una persona recién divorciada y deprimida durante los últimos ochenta años, pero, te escuchaba. Podría haber compartido mis audífonos o los tuyos. —Sobre qué conspiran. —El enamoramiento de Ramón hacia Gretta. —Es fuertísimo, ¿por qué crees que Sofía lo dejó? —pregunta Simonetta. Ramón rodea la cintura de su hermana y le da un beso en la mejilla. Pone el celular en el medio y el abogado informa: —Ha sido publicado en el periódico nacional, ya es una ley, nadie en Mainvillage con menos de tres años de matrimonio puede solicitar un matrimonio exprés. —¿¡Eso es ilegal?! —Hubo votaciones al respecto, lo cual lo legaliza. En su lugar ya no se necesitará una licencia de matrimonio, solo se realizará una confirmación de datos posterior al matrimonio. —Podemos ir a divorciarnos a Las Vegas. —No y te multan si lo haces. —¿Qué se puede hacer en este país para divorciarse? —Mi recomendación es estar casados, vivan en un domicilio, cambien los apellidos, sean marido y mujer ante el ojo público, en seis meses, hacemos la solicitud a la jueza y esta les da una lista de condiciones... —Seis meses es demasiado —grita Simonetta y William se aparta para responder su celular. —Simonetta, es mejor seis meses que si vas hoy, te pueden ordenar estar casada el mínimo, la idea es que nadie vaya a Las Vegas, a Italia o China porque cuando regresan no quieren estar una semana casados. —Rolando, te pagan un salario, levantas tus bolas de esa silla y vienes a ganarte el pan pides a audiencia y nos divorcias ¡¡ya, ya, ya!! Simonetta finaliza la llamada y si hay algo que tienen en común ella y su nuevo esposo es que tienen una boca viperina, de esas acidísimas, con una colección de improperios, pero este se aguanta los reclamos constantes de su exmujer por tres minutos y cincuenta y dos segundos, hasta que la interrumpe. —Tú eres la del problema, Camila, tú le estás enseñando a minimizarme y depreciarme, si yo soy su papá, tengo derechos. Sí me fui del país cuatro días, pero tu obligación como mamá es preguntar si estoy o no está semana, asegurarte de que lo recibí. No es un paquete de sss, es un adolescente lleno de hormonas y estupidez natural a flote. —Creo que lo mejor es que no te vuelva a visitar, pasaré a recogerlo en cuanto salga del trabajo. —No, me devuelves mi derecho de visitación, a partir de hoy se queda conmigo los tres días que me corresponden por ley y si no es así, nos vamos a juicio. —Tienes todas las de perder. —Que me lo diga el juez, hasta donde recuerdo todo te paseas en bikini —Responde y cuelga el teléfono. William ve la hora y le recuerda a Simonetta que su plan era ir, firmar y devolverse, ella insiste que el abogado solo durará diez minutos y que las pruebas de laboratorio no están todavía, por lo que es poco probable que haya cambiado algo en su hijo. William acepta porque discutir con Camila es desgastante, pero no se imagina salir de ahí por terco y tener que pasar tres años casado con la pobre Simonetta (de verdad ella es una buena persona). El abogado llegó quince minutos más tarde y ella lo envió directo a la ventanilla para realizar la solicitud de divorcio. Ramón se acercó a mí y me preguntó qué me parecía esperar los seis meses antes de divorciarnos y la verdad, yo no estoy de humor para experimentar seis meses de locura con Ramón, ¿se imaginan cuando salga en una de esas revistas acompañado de esas flacas secas? Lo mato, lo mato y a ella, mejor, seguir por lo sano. Sigo a Simonetta por la corte, presiona al abogado que es maltratado por cada chica sin desayunar. Él con mucha paciencia le solicita la reunión con la jueza de divorcios. Griselda, el nombre de una mujer que ha sido degradada a divorciar personas que no han tenido suficiente imaginación como para seguir adelante con sus vidas y equivocarse en otra forma más creativa que no sea el matrimonio. Nos mira, y a Rolando, estos dos, según lo que escuché más adelante, tuvieron algo, la mujer le ve de pies a cabeza y se acerca divertida a saludarle. —Rolando, la ley cambió. —Sí, pero... mi clienta desea divorciarse. —¿Quién no? —pregunta divertida y pregunta por el estado de su agenda. Viviana le dice que está llena a partir de las nueve y quedan unos cuantos minutos, por lo que nos deja robársela, y entramos a una pequeña sala. Ella toma asiento y pregunta mientras enciende su computador. —¿Quién desea divorciarse el día de hoy? —William y Simonetta levantan la mano con gran rapidez, Consuelo mira el anillo de compromiso y la levanta tímida, y yo levanto la de Ramón. —¿Usted está seguro o su esposa cree que es una moda? —No, no es una moda, solo ha sido... —¿Una noche de copas? —pregunta divertida y asiento. —Ya... La gente ya no se puede divorciar post-Whisky con tequila y viajecito a Las Vegas, ahora es necesario cumplir el tiempo mínimo de diez meses o condiciones especiales. —¿Cómo cuáles? —Señorita Murdok, usted no las cumple. —Mis clientes querían saber si se puede hacer la excepción puesto que su matrimonio se produjo el mismo día en que la ley entró en vigencia, como estaban fuera del país no fueron debidamente notificados. —Usted está comentándome que sus clientes le preguntaron sobre un procedimiento legal el cual estaba aceptado para cambiar y de todas maneras decidió aconsejarles que se divorciaran. —No porque malinformar a mi cliente es penado, pero si hubiese sabido que... —¡Nos malinformaste! —le acusa Simonetta. —Consuelo me preguntó si podía casarse en Las Vegas y tener una licencia para casarse aquí, eso se puede, Simonetta. Ir a tomar hasta desfallecer y luego arrepentirse de casarse con el mejor amigo del novio de tu prima, es cosa tuya.—Simonetta está por decir algo y el hombre renuncia. Ramón le pide que no sea sensible y que se tome unos días, pero Ronaldo no aguanta un minuto más y se larga, nos deja frente a la feroz mujer la cual nos indica: les quedan trescientos sesenta días de matrimonio para poder solicitar el divorcio, ya saben por la condición especial de que se fueron a otro país el mismo día que se puso en vigencia la ley. —¿Cuáles son las condiciones especiales? —Señora Murdok, si acusa a su marido de violencia domestica, estafa, violación o crimen organizado le prometo que la encarcelo y la dejo sin una sola moneda en la cuenta de banco. ¿Entendido? Señora Casasola, usted quiere decir algo. —No, yo… con mi año estoy fantástica. —Sí, y estos son los requisitos para dentro de un año.
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