Pre-Vegas

1716 Words
Puedo contar esta historia de adelante para atrás que, de por sí, van a reírse, pero el orden es primordial, porque lidiar con los pensamientos borrachos de los demás. Mi amiga me contó su plan para ser mamá, y había ido a una clínica, ya escuchó sus opciones y pensó en los próximos nueve meses, cinco años y diez años de su vida, y según sus proyecciones, todo iría de acuerdo. Un meticuloso plan que la llevaría a la felicidad pura. Yo la escucho y en cada palabra hay tanta alegría que parece imposible no contagiarse. Las dos vemos a William y Manuel, los cuales comparten sus propios secretos, y sé que no están hablando de mí exactamente, porque soy sexualmente invisible. Ya saben, los hombres pasan de mí con tanta facilidad que no tengo idea a veces de si es una situación cósmica u hormonal, pero yo ya he tratado con todo y no se me quita. De todas formas, los hombres no me ven, a menos que sea para convertirme en uno de su club. Manuel se plantea la posibilidad de hacer su unión con William una más allá de esa amistad tan profunda que tienen, y convertirla en algo más familiar. William se ríe ante la insinuación de Manuel para que él contraiga nupcias con la prima de su futura esposa. Ramón escucha el plan y ríe a carcajadas. —Esa no se vuelve a casar ni pagada. —William es un buen hombre. —Mi amor, te sientas conmigo y dormimos juntos —pregunta Consuelo, y Manuel bebe el último sorbo de su whisky y se va a sentar al lado de su esposa. Ramón comienza a llamar a su prima y esta le advierte que no planea moverse. Yo los miro a ambos y me pongo en pie para cambiar con Ramón. —¿Me dejas con este? —No entiendo por qué quieres más a Consuelo que a mí. —Entrepie... entremosnos —propone Simonetta, y su primo se acuesta en el sillón que desocupé, la abraza y le pasa la pierna encima. Ella ríe y comienzan a susurrar mientras yo vuelvo a tomar asiento. Le pido a la aeromoza una copa de vino y me pongo a escribir algunas cosas en mi cuaderno en busca de la nueva gran idea, de algo que me saque de esta decepción enorme conmigo misma, porque fallarle a los demás es difícil, sobre todo si los amas, pero fallarte a ti mismo, eso simplemente destruye. —¿Qué eres de la novia? —se anima a preguntar William. —Soy... La mejor amiga de su mejor amiga. —Soy... su amiga de infancia. —Eso es tierno, ¿cómo se conocieron? ¿Alguno ha visto esos uniformes que son casi vestiditos? Bueno, no están diseñados para bebés, de verdad, son poco inclusivos, como dicen los jóvenes de ahora, y a mí me comenzó un brote entre las piernas. Odiaba levantarme temprano, odiaba salir de casa y, sobre todas las cosas, odiaba que mi mamá pareciera tan feliz de dejarme tirada en la escuela. Así que todas las mañanas, yo hacía la única cosa que podría controlar: llorar desconsoladamente, por al menos dos de las cuatro horas que pasaba en la escuela. Entre más intentaban consolarme, peor me ponía, hasta que un día Simonetta se cansó y vino al banco en el que estaba llorando. Pensé que solo iba a abrazarme como hacía todas las mañanas, pero esta vez me dio un pañuelo que le pidió a su padre, me pidió que me limpiara y me dio su caja de jugo de fresas. "Nuestras mamás tienen que trabajar, nuestros papás tienen que trabajar, y nosotras tenemos que venir aquí. ¿Qué tal si, en lugar de llorar, vienes y juegas conmigo y mi prima Greta? En tu casa tienes a tu familia, pero aquí en el jardín de infantes tienes dos mejores amigas." —Eso es muy profundo para una niña de cinco años. —Creo que su plan era gritarme, pero su abuela me convenció de darme una oportunidad. Estoy casi segura de que esas son las palabras exactas de su abuela. —Funcionó. —Sí, Simonetta es mi otra mitad, y Cony, es la mejor amiga que cualquiera pueda tener. —Entiendo, tengo un Manuel. —¿Cómo se conocieron? —Me mudé a la ciudad, no conocía a nadie, y vi que le pegaban. Siempre he querido ser un héroe y me llevé una paliza gigante un montón de veces. Era flaco y alto, así que me decían "palillo" y me atacaban entre cuatro. Empecé a entrenar boxeo, y la siguiente vez que nos molestaron, golpeé a dos y me dieron detención. Luego de eso, suspensión y... bueno, Manuel cuando lo cuenta queda muy bien y dice que le salvé la vida, cuando en verdad, él salvó la mía. Los dos nos quedamos en silencio. William le pide a la azafata una manta para cubrirse y descansar, me la da y yo le agradezco. La joven inmediatamente le pregunta si quiere una y él sonriendo niega con la cabeza. Yo cierro los ojos e intento dormir. Unos diez minutos después de intentarlo, veo frente a mí y él está dormido. Estoy casi segura de que Consuelo y Manuel se están metiendo mano, y Simonetta y Ramón están planeando algo malo por las risitas. —¿Por qué estamos jugando a estar dormidos? —Pregunta William. —Ahh, ¿ustedes dos tampoco? —pregunta Ramón y reajusta sus asientos, toma la mano de su prima y se acerca para sentarse a nuestros lados. Mi amiga coloca su cabeza contra mi hombro y sonríe. Ramón le pregunta a William por qué no nos habíamos conocido antes. —Tenía una novia... —Todos reímos. —Y a Manuel no le gustaba. —No, ella y Consuelo se odiaron al primer suspiro, entonces, tuvimos que valorar quién dejaba aquí. —William, así no fueron las cosas —interviene Consuelo, quien pretendía estar dormida, y los seis reímos. A mí, al siguiente pregunta, me encanta cuando se hace en inglés porque te delimita más que no es tu vida, sino tu trabajo. “What do you do for a living?” “¿A qué te dedicas en español?”, pero muchos de nosotros convertimos todo nuestro ser en nuestro trabajo, simplemente nos degrada, nos limita. ¿Han escuchado a un empresario exitoso hablar de su carrera? —Dirijo el negocio familiar —responde Simonetta. —Consuelo se encarga de lo legal y Ramón hace el marketing de nuestra marca —Los tres asienten con orgullo. —Entonces eres abogada comercial. —Soy abogada, me dedico a diferentes áreas para mantenerme activa. —¿Cómo se conocieron ustedes dos de nuevo? —pregunta William.—A mí no me queda... del todo claro. La verdad es que la historia entre los dos siempre habían tenido una zona gris en la cual eran abogados de bandos opuestoy acabaron haciendo mucho más que litigar... —Su cliente chocó contra mi cliente, el móvil iba borracho, entonces quería conciliar y Consuelo decidió cenar conmigo para aclarar el acuerdo —Todos rieron. —Los dos estaban borrachos —Comenta Consuelo divertida y su novio ríe. —Lo he sabido todo este tiempo, tienen los archivos en el escritorio, hace unos meses pude más. —Perdiste mucho dinero —los dos ríen. —Mi cliente no quería dinero, solo no ir a la cárcel. Todos reímos. —¿William tú qué haces? —Yo... —Mi amigo es un boxeador profesional, ha ganado tres títulos, es dueño de un gimnasio y de edificios. —Y pronto será socio de Manuel en un proyecto que no les podemos decir. —Dinos —ruegan Ramón y Simonetta. —Food trucks es lo último que vamos a decir. —Brindemos por esto, por los amigos exitosos —Propone Simonetta y sirve más shots para todos. —¿A qué te dedicas exactamente, Greta? —me pregunta Ramón. —Nunca te he visto actuar profesionalmente, ni he visto nada publicado. Consuelo y Simonetta ven a Ramón, su hermana se pone en pie, y le da un golpe en la cabeza. —Solo... estoy tomando un tiempo. —La vida se te está yendo, Greta. No trabajas, no tienes una relación, no viajas. ¿Estás bien? —El trabajo no lo es todo y probablemente herede más dinero cuando mueran mis padres. —Eso es oscuro incluso para ti —comenta Simonetta. —Vivo de una herencia, ¿te gusta esa respuesta? —Una herencia que te gastas cada mes. —Dios mío, ustedes dos. —Troncas, tenemos treinta y seis, yo... no sé, pero para mí ya nada es suficiente y cuando me pongo en plan señor digo, puta, quiero una esposa sexy que trabaje y quiero unas diez niñeras para mí y nuestros hijos. —Simonetta se ríe y todos nos contagiamos, ella le jala una oreja a Ramón. —¡Tronco! Tú consideras trabajadora el tipo de mujer que eliges, modelo, exgimnasta rítmica, con tetas operadas. Quieres una mujer que lleve su pierna hasta detrás de su cuello, te diga que tienes la polla dura y gigante, mientras pide más, sea modelo y monte a caballo porque eso te relaja y a eso, a todo eso le llamas mujer trabajadora encontrar lo que vas a hacer en la vida es difícil —Le dice Simonetta. —Para eso son los veinte, los treinta es para ejecutar. —No es tu problema Ramón, haces de tu culo un florero y nadie te dice nada, quién eres para criticar la vida de los demás. —No estaba criticando, estaba haciendo una pregunta, necesito entender por qué estamos chineando a Greta con esta idea de no vivir. —Greta simplemente está viviendo un estilo de vida que no es el típico. —¿Te costó formular esa oración? —Por las vidas exitosas de los demás —propone Ramón y choca dos vasos. —Salud, Greta, Salud. —De verdad, el que Ramón tiene que ser un hijo de puta arrogante. —Mi mamá es tu mamá. —Le recuerda. —Como no te ahorqué antes. Mi William y Simonetta se pusieron de acuerdo nada.
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