La gente

2094 Words
El momento más temido para cualquier humano es el de presentar a su familia a su nueva pareja y hasta el momento solo William ha pasado por ello, pero esta mañana hemos despertado con golpes en la puerta. Tan rico que estaba durmiendo con mi amiga, porque Ramón ya se fue a hacer ejercicios y mi cuñada abre los ojos, se tira de la cama y parece violenta. Yo me quedo en la cama un par de segundos antes de ir a seguirla porque creo que si es Ramón quien salió son llaves va a destruirlo y no me apetece ser visto todavía. —Buenos días, te he traído el desayuno —comenta Manuel con una sonrisa dulce y tímida, y la verdad, veo la belleza en su espíritu, que no puedo dejar de sonreír y quito del marco de la puerta para que pueda pasar. Le doy un beso en la mejilla a su esposa y me saluda a mí igual. —Gretty, escuché que estás siguiendo un plan con William, yo soy su primer cliente y te aseguro que vale la pena. Will en cuestión mira a Manuel y a Consuelo. —¿Por qué no estás lista? No vas a avergonzarme en **. —Vale... ¿qué actividad dijimos al salir? —Sale el sol y soy n***o, piel sensible. —Buenos días —Saluda Ramón en el esplendor de su sudor y todo cargando todo el porte que ha practicado durante las últimas horas. —Buenos días —Saludamos todos, y Ramón me da un beso en la mejilla y se aprovecha para darme una nalgada. —¿Se imaginan mi vida de aquí a un año, yendo a correr por la mañana con mi esposa? —Wow —murmura Consuelo. —Sí. —Están todavía drogados —respondo y todos nos reímos—. Voy a cambiarme para hacer ejercicio obligada —todos se ríen ante mi elección de palabras. Manuel se queda disfrutando de un delicioso café de la mañana con Consuelo y su sobreprotector marido, que asegura dejar todo su cuerpo sexy y fortalecido expuesto y sudado, se ve muy bien a esta hora de la mañana. —¿Tengo que preocuparme por Manuel? —No, Ramón es solo cuerpo. —Sí, pero parece que lo va a destruir. —Manuel se merece un poco de destrucción. —Lo sé. —William pasa por un carrito de café y me compra uno con azúcar y un pedazo de pan pequeño. Los dos comemos mientras mientras caminamos por la ciudad, él mira y yo a él antes de preguntar por Simonetta. —¿Crees que tengo oportunidad? —¿Con Simonetta? —Sí. —Cogieron todo un fin de semana, están viviendo en una misma casa, criando hijos que no son 100% suyos. ¿Por qué no? —Y sí, pero el sexo no lo es todo. Una relación es intensa, Greta. —Vas a entrenarme o darme clases de amor. —Clases de amor, somos amigos, ¿familia cercana? —Entonces, si somos amigos y familia cercana, quiere decir que tengo oportunidad. —William, a mí me gustas, eres guapo, tienes el color sexy, el pelo provocador, un cuerpazo y eres una de esas personas que con solo verlas eres un pandemonio, de verdad que no sé cómo alguien puede resistirse si eres cero intimidante —él sonríe y demuestra mi punto—. Tengo una opinión del amor, de lo que debe representar un hombre para una mujer moderna. —Tienes razón, porque suena que podrías contarme un portacaso. —Sí, sí... bueno, la mujer de hoy en día, Simonetta en especial, no necesita nada de ti, seguridad económica, alimento, hogar, viajes, nada, solo sexo, amor y respeto. Lo que ella espera de ti es un compañero, proveedor de forma emocional. ¿Tú cómo estás con tus emociones? Porque siento que ahí está tu mayor problema —Los dos nos miramos, y él sonríe. Le doy un golpe en el hombro y él sonríe antes de ir caminando tranquilo, vamos casi trotando al parque y William se ríe de mí antes de lentamente empezar a masacrarme. Para la gente interesada en mi plan de control de peso, quiero explicarles que todo empezó con un calentamiento de 20 minutos, con técnicas de respiración, ejercicios de control de fuerza al aire libre; “funcionales”, así le llamó el sádico este, y finalizamos, con una caminata rápida, que acabó en un trote que quitó por siempre las ganas de vivir, me tiró en el césped y William me ordenó, por el bien de mi corazón, ponerme en pie. —Necesitamos un taxi, un Uber o una ambulancia. No, no puedo, no puedo hasta la casa. —Sí, puedes y vamos a ir caminando despacio, oxigenando el cuerpo. —Le miro con resentimiento y William se ríe. En la casa hay una dosis de dolor bastante alta y, en verdad, que William tenía razón y lo mejor para todos era no dejar a Manuel con dos personas que han acabado con animales juntos, o Ramón era muy curioso. Su hermana es una mujer complaciente, por lo que todo lo que pasó por el jardín de su casa, pollo, pato, rana, insectos de todo tipo, pececitos bebé fueron examinados por el Dr Dolittle, y su hermana, hasta Manuel. Siendo despellejado vivo por Ramón, quien había estado tranquilo, tomándose un café en el sofá de la sala de su hermana, escuchando todo lo que Manuel tuviese que decirle a su esposa. Ramón incluso le escribió a su jefa: Ramón Voy a llegar después de mediodía, organicémonos con mi equipo. Simonetta Tengo una idea para un producto nuevo, pero estoy jugando con sabores en casa, no estoy en la oficina, si quieres te paso en la noche. Ramón Vale... ¿trabajamos desde casa hoy? Simonetta Cosa rarísima, a esto nuevo le llaman teletrabajo. ¿Estás bien? Ramón Sí, Manuel, está teniendo problemas con su hermana y ella está considerando dejarle pasar cualquier cosa, incluso su homosexualidad, y yo quiero entender cómo beneficia ella. Consuelo es una mujer de gran corazón, es fuerte y meticulosa para muchas cosas. Tiene los puntos claros en muchas áreas para todos; también es de esas personas que levantan al animal medio muerto en la orilla de la calle y lo mete en su auto nuevo para llevarlo al veterinario, les da de comer a todos los indigentes que se topa. Compra ropa nueva en Navidad para niños y la deja en el orfanato, compra suplementos para los adultos mayores, es de esa gente, muy buena. —¿Manuel, que me estás pidiendo? —Necesito seis meses de esto, Consuelo. Sé que tienes una vida y sueños propios, pero como mi amiga, te pido el favor de ayudarme. —¿Y cuándo se volvieron amigos? Mientras le engañabas los últimos tres años. Manuel, hazme el favor y sé un hombre claro, asúmelo durante los últimos tres años, porque la amistad no aguanta eso. A ver, que no quieras ser políticamente gay no te da derecho a usar a Consuelo a tu antojo y conveniencia. Consuelo nunca ha tenido problemas para defenderse, pero siempre ha tenido a su hermano listo y dispuesto a brindarle sus brazos al que sea, con tal de que su hermana sea feliz. Y de verdad, que este c*****o, esta parte de sus vidas se llama "no te metas con mi hermana". —Ramón, de verdad, estoy muy arrepentido y me he disculpado con Consuelo. Sé que el tiempo no puede retroceder, tengo claro que le estoy causando dolor y decepción. Consuelo merece amor, paz, dedicación. —Estás juntando las palabras que te vienen a la cabeza. —Ok. Ramón tiene razón. No tengo seis meses para más regalarte. El divorcio va por tu cuenta y mis abogados van a contactarte por el tiempo y dinero invertido en nuestra relación. Solo jugaste con mis sentimientos, Manuel, jugaste con mi felicidad. ¿Entiendes por qué ha sido así, hermano? ¿Entiendes que literalmente empobreciste en la peor de las condiciones y ahora me dejas sin nada? Quiero que te vayas. Consuelo, las señas son a las seis de la tarde. Por mojada que esté contigo, sabes lo que soy, lo que necesito. Tiene razón Ramón, toda la razón, la cifra que exijas es la que te doy y por la que ella merece. Necesito tu ayuda, por favor. Cuando mi entrenador y yo entramos en casa, vimos a Manuel con los ojos llorosos y a Consuelo con los ojos encendidos de odio. —Me tengo que ir —responde Manuel y sale del apartamento. William se despide y sale detrás de su amigo, le abraza y ella llora entre sus brazos desconsoladamente. Lo podemos escuchar desde el pasillo interior de la casa y prontamente pregunto en un susurro: ¿qué pasa? Consuelo se lleva la mano al corazón, asiente con la cabeza, se endereza de hombros y le acaricio la espalda. William, quien se ha sentido robado, descolocado y molesto con toda la situación de Consuelo. Manuel, porque conoce a Manuel de toda la vida y no le sorprende del todo que sea homosexual, lo que le sorprende es la necesidad de ocultárselo incluso a él, quien de todas las personas a su alrededor él le hubiese apoyado. Consuelo abre la puerta. —Voy a ir contigo, Manuel, porque no creo que seas una mala persona, solo alguien demasiado confundido y tienes una familia de mierda que te hizo vivir el perejil. Bullying delundy sobre vivist. Voy a apoyarte, voy a dar la cara hoy o seis meses, el año si quieres, con la condición de que te encuentres a ti mismo, porque eres fabuloso, eres un buen hombre y mereces compartir tu vida con alguien, mereces vivir en paz sin tormentos ni medicamentos. Así que voy a ir, y dejaré que tu familia me examine de pies a cabeza y me critiquen. Ella le dio un beso y un abrazo a su esposo y se fue hacia el interior de la casa. Simonetta esperaba de nosotros el chisme completo y estaba por llamar cuando vio a su hijastro entrar mojadísimo y sonriente. —Buenos días, hueles espectacular —señala el joven. —¿Quieres desayunar conmigo? ¿Ya desayunaste? —No he desayunado, bueno, me comí un huevo porque estaba esperándote. ¿Quieres algo rico? —Como un burrito, unas quesadillas, huevitos —Simonetta aguanta la risa. —Tocino, definitivamente mucho tocino, ¿tienes unas carnitas o algo? —Uy, ¿quién amaneció con hambre? —pregunta Simonetta y le da un beso en la mejilla —Ve a bañarte y yo preparo algo espectacular. —Eres mi madrastra favorita. Simonetta se ríe, le da un beso y un abrazo, le recuerda que está castigado y que él y su padre tienen una conversación pendiente para la cual exige que debía estar bañado, vestido y listo para ir al colegio. Es evidente que ella está emocionada porque su hijastro volvió a casa y quiere dejar claro a Wallace que, sin importar el tamaño del problema, siempre puede volver a casa con su papá o con ella. —Tú eres mi hijo favorito —responde Simonetta y se despega para ver a la mamá de Simonetta. —Estuve horrorizada por un momento pensando que eras pe... o algo, pero es mejor que me explique. —Cariño, bienvenido a la familia. —Adáptate. —No se asusten —La madre niega con la cabeza, horrorizada. —Vale... —Wallace, espero estés despierto y listo —advierte William en tono amenazante. —¿Simmy? Te traje pan dulce y salado, y la verdad, no me pude resistir, mira esto es como una arepa, pero de yuca —comenta y le muestra lo que se ha estado comiendo en el camino. Su madre se gira para ver al esposo de su hija.—¿Wallace, llevas toda la mañana nadando? —Estaba ejercitándome.—responde y su padre está por explotar cuando su esposa da un par de aplausos para llamar su atención y señala a su madre. —William, esta es mi mamá. —Hola, mucho gusto —dice y se acerca a saludar con toda la familiaridad del mundo, un beso y un abrazo. Wallace hace lo mismo, su hija los observa mientras conversan como si ella no estuviese ahí Simonetta sale de su parálisis y se acerca a saludar a su madre. —¿Qué tal si te ayudan con el desayuno y comemos todos?
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