¿Con quién r@yos me casé?

La vida siendo vida

La semana se fue corriendo y estuvo llena de todo, depresión (dolores causados por el pasado), ansiedad (por lo que pasaría con un pequeño bebé en el futuro) y mi esposo, el hombre que lo puede todo, simplemente está atrapado en una combinación letal de las decisiones que tomó en la juventud para complacer a su familia, mantener un estatus con sus amigos y no ser la persona que todos esperaban que fuera; ser libre. La ansiedad de que todos sus miedos se estuviesen haciendo realidad. Lo que pasa es que él no apostaba por ser un bohemio pobre y feliz, como su padre (que en defensa de mi suegro, él es un artista muy afortunado que vende muy bien y ha tenido oportunidades únicas, porque tiene una familia que dejó un buen nombre en el arte y una esposa que ha sabido apoyarle. Más adelante hablaremos bien de esto).

Para información de todos, Consuelo sí fue ingresada en un centro de rehabilitación para ricos, no un psiquiátrico, porque eso suena fatal y se siente fatal, pero sí uno de esos lugares en los que la gente va y se desintoxica de sus malas decisiones y sentimientos fallidos. Dejémoslo en que más que un loquero, es una especie de spa en el que hay doctores con muchos másters y títulos impresionantes, hacen cosas para que te sientas bien con todos los espacios de tu vida: los emocionales, físicos, laborales y después, sin mucha resistencia, te dejan ir a vivir la vida de mierda que llevabas, pero en una forma más optimista. Uno no se despierta una mañana y se da cuenta de lo deprimido que está hasta que la depresión se termina de extenderse por sus vidas. Lo de Consuelo es leve, por lo que el ético acordó no incluirlo en su expediente y que no sería más de dos semanas.

Simonetta, William y los padres de esta estaban valorando las mejores opciones para el nuevo m*****o de nuestra familia y si bien, la tecnología ahora les permite hacer cosas fabulosas con el aspecto y la salud de un bebé no nacido, no deja de ser aterrador si se tratara de un dedo gordo o sus labios. No dejaría de sentirse como una pesadilla si lo estuviese viviendo ella misma junto a su hijo, pero para Simonetta era un golpe enteramente con arma de fuego, puesto que su hijo estaba en el cuerpo de una mujer que no entendía la seriedad de lo que estaba pasando en su pequeño cuerpo. Su hijo le estaba necesitando y ella no podía protegerlo, ni siquiera le estaba abrazando con su cuerpo y todo eso era lo contrario a lo que había planeado.

Le molestaba no poder estar ahí para él o cuidarle en este momento, le dolía muchísimo pensar que estaba fallándole incluso antes de nacer, y en el rostro de Lana, su madre subrogada, veía cómo le estaba juzgando desde el interior el bebé. Yo, que disfruto mucho la lectura de temas relacionados con la personalidad (nada muy serio…), me he leído cosas con neurología, carta astral, astrología y demás. Leí hace poco que nuestras vidas son más aceleradas y abruptas porque nacemos de una forma espantosa. A ver, que muchas ya no eligen el parto natural en el que todas las células de tu cuerpo se preparan para una nueva experiencia, la vida extrauterina, es un proceso impresionante, difícil, angustiante, en el que un cirujano duerme a mamá, le pasa un cuchillo filoso por siete capas del cuerpo, rompe tu bolsa sin pedir permiso, te saca y te entrega a personas que nunca había oído, luego te inyectan, te pesan, te limpian y analizan qué tan bien o mal estás para seguir torturándote. O sea, no quiero hacerles sentir mal si tuvieron una cesárea porque anatómicamente era imposible, porque su salud estaba en riesgo, pero si eligieron no sentir dolor y darles a sus hijos la aterradora experiencia de venir al mundo en un quirófano… ¿Cómo esperan que no sufran ansiedad?

Después de esta clase aterradora de vida, podrán entender que, al igual que mala, tengo mis reservas, porque sacar a un niño de su lugar seguro, operarlo y volverlo a meter no es el plan de Dios si puedes arreglar el problema cuando haya decidido nacer (cuando su desarrollo esté completo).

—Esta cirugía le permitirá alimentarse bien, cicatrizar mejor, le dará una calidad de vida cercana a lo normal.

—Es una cirugía estética —responde Lana tajante—. El bebé no tiene nada en el corazón o en el riñón, tiene algo en el labio que le pueden reparar cuando nazca.

—Se estará recuperando a los seis meses, habrá perdido un montón de nutrientes.

—No creo que te preocupe su alimentación, tanto como su apariencia. Creí por un momento que solicitarías un aborto.

—Lana, he invertido un montón de dinero, he intentado hacer esto lo mejor posible, lo estoy haciendo sola en la medida de lo posible…

—Estás joven y sana, podrás estar llevando a tu hijo en tu vientre, entonces tendrías la opción de ir a operarte mañana, en su lugar contrataste a alguien y sí, el bebé no es mío, pero por ahora tengo derecho a negarme a su cirugía y es exactamente lo que voy a hacer.

—No es una decisión que se deba tomar a la ligera, se están haciendo exámenes para descartar algún síndrome asociado y valorar si está afectando el paladar también, esto puede afectarle a nivel respiratorio, de lenguaje y alimenticio, no es solo una cirugía plástica —defiende el médico—. Realizarlo extrauterinamente le permite al bebé una recuperación acelerada.

—Los niños son todo menos perfectos, ¿qué va a pasar cuando manche una pared o cuando tenga un cólico? Los hijos no son desechables.

—Tú eres la única que trata a sus hijos como piezas de acopio, no te estoy pidiendo un curso de maternidad, estoy dándote una orden que viene en el contrato, mi hijo o hija va a tener la cirugía que necesita porque cediste el control de tu

cuerpo durante este embarazo, y yo, la mamá de ese bebé, no voy a permitir que sufra porque tú decidiste convertirte en la madre Teresa de la maternidad. Mi hijo se opera y punto.

Como podrán notar, las cosas se complican en un cerrar y abrir de ojos, y mientras Simonetta pelea como una mamá lobo por su bebé, Consuelo busca la manera de mantenerse cuerda, Ramón parecía convencido de tener que llevar el apellido Murdock por su cuenta, y la verdad, es que es verdad, pero el señor Mondragón-Murdok tiene una esposa que quiere dar lo mejor de sí misma. Así que pedí un montón de favores, de esos que ponen a la gente a correr, y acabé como una princesa subiendo los escalones del museo principal de Mainvillage, con un vestido color verde esmeralda, largo, algo ajustado a mi cuerpo, se fluía la diseñadora, marcando ágilmente mi figura (la gente flaca tiene unas ideas), joyas que habían pertenecido por generaciones a mi familia, el cabello con rulos perfilando mi rostro y un maquillaje un poco más intenso de lo que hubiese elegido, pero a decir verdad, Niza ni Mina se habían equivocado, en conjunto todo lucía espectacular y me sentía segura con mi propio cuerpo, con cada uno de los resultados. Mientras buscaba a mi marido, iba dándome el lujo de saludar y me fui informando con los rótulos de qué iba la gala. Es que aquí se celebran la gala benéfica con cualquier excusa, pero celebrar el arte y becar a aquellas personas que por ahora no pueden costearlo me parece encantador e impresionante.

Mi marido estaba emocionado por ser partícipe de algo que representaba toda su vida, su infancia, es que la familia Mondragón estaba construida a base de artistas, su abuela había sido una de las primeras creadoras de muebles artesanales y su abuelo un pintor impresionante y de ahí para atrás había más artistas, y si hablamos de los Murdok, su abuela siempre fue muy detallista con los diseños, colores y la composición de sus confites.

Su familia no era parte de las familias fundadoras de Mainvillage, pero era parte de la historia del arte en el país y le hizo recordar de inmediato cómo disfrutaba esa parte creativa de sí mismo.

—Señor Murdok, escuché que está a cargo de la empresa.

—Este es el momento de renegociar contratos.

—Claro, renegociemos que veo que Simonetta ha estado otorgando privilegios como una niñata. Es momento de recibir dinero a cambio por todas las colaboraciones que han hecho en base a nuestros confites —les informa y todos se ríen.