Todos los que conocemos a Consuelo sabemos detectar cuando hay un hombre en su vida, o al menos, cuando ella quiere que un hombre baje y se deleite entre sus piernas.
Hace unos años simplemente se hubiese escabullido y hubiese tomado lo que consideraba suyo, ahora… se sentía más que excitada; nerviosa. Nerviosa por arruinarlo, ser demasiado ella y también le daba miedo dejar ir la oportunidad de disfrutar de lo que Vidal le estaba ofreciendo.
Consuelo irrumpió en la oficina de su hermano, y este le miró divertido mientras se quitaba los lentes de lectura.
—Voy a tener sexo—Anuncia mientras se desabotona la blusa. —¿Crees que esto es demasiado?
—Consuelo, estoy en la línea—advierte su madre.
—Hola, mamá, ¿me cuidas a las niñas?
—¿Para que salgas a tener sexo? —Pregunta su madre. —No, definitivamente, no es el ejemplo que quiero para mis nietas. Estas criando tres señoritas impresionables Consuelo, ya no te luce eso de andar fornicando por ahí.
Consuelo y Ramón se despiden de su madre quien no quiere ocultar su furia hacia la vida de su hija, esta le recuerda que además de mayor está soltera.
—Yo te cuido a las niñas, estás súper sexy, mamá hablamos luego.
—Esa mujer va a ir a vivir contigo y con Gretta en sus últimos días de vida.
—¿Con quién has quedado?
—Con un hombre.
—Siempre te han gustado los hombres, ahora, cuál hombre, porque si es Martín de nuevo, tengo que decirte que no. Absolutamente no.
—No, lo dejamos por completo.
—¿Estás segura?
—Sí, muy segura.
Consuelo se dio cuenta de que a pesar de que no había recibido mensajes ni llamadas había dejado de sentir el dolor y la tristeza que le ocasionada a no saber de él al principio y eso simplemente le alegró, esos sí, escuchar a su hermano recordarle:
—Le amabas, y creo que no darse una oportunidad es un error. —Se queja. —No es lo mismo dejar de pensar en alguien que dejar de amarle.
—Mi hermano el poeta.
—Si… —Comenta y da un par de sorbos a su café. —¿Entonces quién es, el doctor?
—Sí, pero es solo un bajonazo de calentura.
—Tus hijas ven y escuchan las campanas de bodas.
—Mis hijas son tremendas.
—Lo sé.
—Consuelo, a veces es complicado, pero hay que darse la oportunidad de ser feliz.
—Soy feliz, y tengo tres hijas y me amo muchísimo.
—Para mí la diferencia radica en los días buenos, cuando quiero celebrar alguna estupidez y Gretta lo convierte en la cosa más gigante del universo. Y se vuelve algo mágico. Y están los días malos en los que ella se mete en la cama y me da un beso en la mejilla, me abraza y entonces no es tan malo. Una pareja es cuestión de apoyo y comprensión y tú te mereces eso. Hay gente como Simmy que nació para estar sola y hay gente como nosotros que nacimos para estar juntos.
—Ya, gracias.
—Te amo, Consu.
—Te amo —Respondo y le doy un beso en la frente.
Su hermano se pose pone en pie y le abraza, la llena de besos y el calor de su cuerpo le recuerda a casa.
Consuelo se asegura de recordarle que se ha ofrecido a cuidar a las joñas por ella. Él se ríe y le da un empujón y al manda a comprar ropa interior menos provocativa, Consuelo elige darse la tarde libre, va a comprar unos cupcakes para sus hijas y unas cuantas cosas para la casa, y antes de salir de la tienda se lo encuentra. Martín la mira, y ella a él, en silencio y los dos están de acuerdo en que necesitan hablar.
Consuelo sabe que sus hijas tardarán en llegar a casa una hora, así que le invita a compañarle, Martín no dice nada solo le sigue pensando muy bien sus palabras y es que de repente no sabe que decir.
Consuelo no quiere escuchar nada y los dos se encuentran mirándose el uno al otro en un apartamento vacío.
Consuelo da un paso hacia Martín y él se queda quieto mirándola, pensando en los últimos meses en los que busco la manera de dejar de amarla, ella parece estar reclammandole algo, parece estar sacando todo el odio y prefiere definitivamente los gritos a la indiferencia, él estaba quieto en silencio y consuelo se giró para ir hacia la puerta.
Martín le tomó de la mano, atrajo hacia su cuerpo y le beso, el cuello, la mejilla y la boca, devoró sus labios quienes con ansia le respondieron, consuelo dejó que la cargara hacia su habitación mientras se comían la boca, se acariciaban los labios y sus sexo, con torpeza, mucha fuerza y con mucho descuido en poco segundos estaban desnudos sobre la cama de consuelo, cada estocada del m*****o masculino dentro de su cuerpo lo recibía con furia, era una mezcla del pasado, el sexo esta vez se sentía diferente, melancólico y algo frío, Consuelo encontró aquella acto como uno mecánico y no le importó dejar pasar la oportunidad de sentir placer, simplemente le importaba que ya no sentía nada y en cierto modo sentía haber arruinado su presente.
Consuelo sintió su zona íntima dilatada, caliente y palpitante pero ya no era lo mismo, los dedos de Martín acariciaban su clítoris y ella buscó apartarse pero en intentó impedírselo un par de veces.
—Basta, no quiero—Reconoció en tono ahogado, frío y sec.
—¿¡Que pasó!?
—No quiero más sexo —Consuelo sintió la corrida de su ex pareja y le empujó, Martín experimentó una combinación de confusión y dolor. Consuelo se puso en pie y fue corriendo al año abrió la ducha y se limpió arrepentida y avergonzada por lo que había pasado, pensó e. Mantenerse escondida en el baño, pero sus hijas estaban por llegar y no quería que se encontraran con Martín.
—Lo siento.
—No vuelvas a llamar, solo… vete. —Consuelo le dirigió a la salida y regresó a la cocina m, preparó una merienda para sus niñas y después escribió un mensaje a Vidal. Escucho el ruido de la puerta principal al cerrarse y respiro aliviada mientras intentaba consolarse a sí misma y evitar que todo en su vida se dañara, porque el sexo con Martin era espectacular le cuando los dos tomaban un rollo activo pero, la verdad, ella anhelaba un poco de lo que Vidal soñaba, alguien que ocupara sus pensamientos y el calentara la cama.
¿No era una locura apostarle a eso?
Consuelo
Lo siento muchísimo, no puedo ir hoy, estoy un poco enferma.
Vidal
Interesante, te has acongojado.
Consuelo
Para nada, estoy con alergia.
Soy alérgica al picante y he… estado en contacto accidental. Un sándwich de almuerzo.
Vidal
Te llevo algo y te reviso cuando dejo a las niñas. Porque acepto un me cago del miedo pero las mentiras infantiles no me van. Sé dar tiempo y esperar si todavía no te sientes lista.
Consuelo se maldijo a sí misma y salió corriendo en busca de una botella de picante que tenía en la cocina, no sabía que tan rápido le daría reacción pero para asegurarse inhaló el bote de pimienta que la hace estornudar de inmediato.
Veinte minutos más tarde cuando Vidal y las niñas llegaron estaban impresionados por lo mal que se encontraba consuelo. Vidal creyó ir se trataba de una de esas alergias para no ir a cenar, pero en realidad ella estaba bastante enferma.
—Consuelo, ¿cuánto comiste?
—Estaba nerviosa y me comí tres cucharadas y no aguando la… garganta —Su voz rasposa hace que Vidal se preocupe, con el foco de su celular ilumina la garganta y le da indicaciones a su hija para que suba su bolso de doctor.
—Consuelo, estás teniendo un shock anafiláctico —Le indica el médico mientras pide a sus hijas que llamen una ambulancia, tesas regresa unos minutos más tarde con la bolsa de su padre, este abre la ampolla y la inyecta en el muslo, consuelo le ve impresionará y toma de los brazos a Vidal, este le pide que se tranquilice mientras esperan a la ambulancia.
Consuelo inevitablemente queda dormida en cuanto entra en el hospital. Cuando vuelve a despertar están sus hijas, su hermano, su prima y Vidal sentado leyendo en su celular, todos le miran angustiados.
—Está despertando.
—Gracias a Dios que no estás muerta —Comenta Alice y se sube a la a cama para abrazarle. Las otras dos comparten una mirada y vienen a darle un beso y un abrazo.
—Casi te mueres.
—Eres bien estúpida—Le asegura su hermano.
—Y necesitas ir a terapia, porque me lo prometiste y no dejas de hacer pendejadas —Replica Simonetta y le da un beso en la frente.
—No le he dicho a mamá pero voy a avisarle para que te prepares para sus gritos.
—Vamos por pizza —Anuncia Simonetta y se lleva a todas las niñas.
Vidal y consuelo comparten una mirada y ella le hace un espacio para que se acueste a su lado. El obediente se acerca, le da un beso y le acaricia la frente.
—¿Estás s*****a o fue un accidente?
—Hoy vi a mi ex y me di cuenta de lo que no quiero, entonces pensé que no era merecedora de estar contigo, de lo que ofreces, y pensé…—Se queda en silencio— Solo entré en pánico. Suena a que estoy muy loca, pero, soy una loca divertida y los dos nos mereceremos esto, merecemos hacerlo bien.
—Vale—Responde y Consuelo nota la seriedad en Vidal, siente la distancia a pesar de que están tan cerca.
—Vidal
—Consuelo, no puedo enamorarme de ti, lanzarme de cabeza y mucho menos creer de nuevo que estoy capacitado para salvarte, para amarte como nadie y no recibir nada a cambio.
—No necesito que me salves, solo que me ames.
—¿Y cuando eso no sea suficiente? —Pregunta.
—Bésame, y verás que es suficiente.
—Tienes la boca hinchada, el lugar donde te metiste el chile.—Reconoce y le da un beso en la mejilla. Consuelo ríe y eso le tranquiliza, le contagia y entiende que los dos necesitan una oportunidad.
El celular de Vidal suena y este se disculpa apara contestarle a su hijo. Alex le informa histérico que se ha peleado con su hermano, no le queda muy claro lo que ha pasado pero sabe que sus hijos le necesitan en casa, él se lo explica a Consuelo y está le anima a despedirse