¿Con quién r@yos me casé?

Tenemos que hablar

El centro de esta historia debería ser la relación de Consuelo, pero, más casada de lo que estaba comprometida para algunos y separada para los ojos de su suegra y su esposo. Consuelo se sentía triste y sola, mucho más sola que en toda su vida. Ella nació en compañía, todos sospechamos que tomó de la cola al e*****a que se convirtió en Ramón y se lo trajo con ella. Gracias a Dios, había dos óvulos que fecundar para que cada uno tomara su propio camino, porque sin ello, ella hubiese podido acabar siendo siamesa y eso sería horrible e incómodo para todas sus fogosas parejas.

Después de decepcionar a su madre con su falta de límites sexuales, su hermano había subido a la habitación de Mary, se sentó a su lado en la cama y trató de convencerla de apoyar un poco a Consuelo.

—¿Perdón? ¿Qué has dicho?

—Que Consuelo necesita un poco de ayuda, de guía y no está mal que le apoye.

—No me gusta Manuel, no me cae bien, menos aún su madre y creo que toda su familia me disgusta. Tienen pinta de que son unos mafiosos. Mi corazón de madre me dice que Consuelo no durará ni un año casada. Pero, por supuesto, nadie se merece que le sean infiel y que le traigan al nuevo hombre que es su hermano a presentarse con la familia. Es como si todos juntos fueran infieles.

—Mamá, Consuelo lo está pasando mal con Manuel y es una loca salida del culo, pero, al menos no le está haciendo daño a nadie, al menos no es lo que intenta.

—Ya, pero me está decepcionando mucho su actitud.

Consuelo, cansada de esperar a que el hijo favorito de su madre la convenciera de dejar a Martín, decidió tomar el riesgo y dejar a Martín.

—Mamá, no tengo nada con Martín. A su padre le pedí que no hablen de sexo ni de ella a solas, y los dos asintieron, pero por alguna razón no les creo y de todas maneras les dejé para subir a la habitación de sus padres.

Consuelo abrió la puerta sin avisar y su madre ni siquiera se giró para encararla, Ramón le hizo señas para que se vaya y se acercó a la cama.

—Mamá —le llamó—. Mami, tienes razón, no conozco bien a Manuel, su familia no me adora. No es una relación fácil y no me quiero dar por vencida, pero sí, las últimas semanas han sido difíciles. Pero, yo sé que quiero estar con él y Martín es un excelente polvo, ese es el problema, cuando el sexo es muy bueno y hay cuerpos de gimnasio de por medio. Mira a Ramón, por ejemplo; las mujeres ven el cuerpazo y no se imaginan lo vacío, superficial e infiel que es. Yo prefiero otro estilo de vida y he estado esforzándome por esta relación lo suficiente como para arruinarlo por alguien tan vacío.

—Yo no soy infiel, vacío ni amo más el gimnasio que nadie.

—No estaba hablando de ti, pero espero que te estés tomando tu relación muy en serio, porque por ella sí te corto los huevos y bien despierto.

—Consuelo, no puedo entenderte si te comportas tan abstracta siempre y con tantos secretos y ataques y locuras, hija. Y Ramón por el amor de Dios, ¿con quién estás saliendo?

—Gretta, pero no quiero que le contemos a nadie hasta que estemos en firme y me encantaría que no vayas a decirle que soy un follador profesional que solo piensa en mí.

—Perdón por haberte rebajado tanto. Eres mi hermano y te he visto hacer unas cosas.

—Yo nunca me he acostado con una mujer casada, al punto de cagarme en su vida. Así que májate tu propia cola, Consuelo.

Ya les decía yo que no es que estos dos sean mejores amigos todo el tiempo. Si hubiese una guerra dirigida hacia el otro, se cubrirían las espaldas sin pensarlo dos veces, pero cuando es una pelea de machetes entre hermanos, se toman el tiempo de afilarlos con fluidez.

—Consuelo, eres lo suficientemente mayor como para que tomes tus propias decisiones y mejores que las que has tomado en el pasado. Has dicho bien, Manuel es un buen hombre, tiene muchos defectos y tú no vas con las imperfecciones de la gente. Siempre has sido egoísta, hijita, y me encantaría que no arruines la vida de alguien que parece más frágil que el jarrón de cristal de tu tatarabuela. —La mujer sale de la cama.—Ramón, espero que sepas que si le rompes el corazón a Gretta, me lo rompes a mí también. Y que te quede claro, Gretta no es el sabor del mes o Miss Desnuda por la casa, es una mujer a la que le presentas a tu madre, la llevas del brazo por unos meses y te casas con ella toda la vida, nada menos. Así que sí, no hagas pública una relación que no vas a poder mantener como se debe.

La mujer se pone los zapatos y los apura a bajar para no tener a la visita esperando. Cuando Mari regresa, tanto Martín como su esposo se ponen en pie. Su marido le da un beso en la mejilla y le abre la silla para que se siente.

—Estaba conversando con Manuel y tiene experiencia militar, como tú, mi cielo.

—¿En serio?

—Sí, no quería depender de mi papá y me metí a la Armada Inglesa.

—¿En serio?

—Sí, recibí entrenamiento aquí, pero, me terminé decidiendo por Inglaterra. Estuve 10 años en la armada, vine y puse un par de negocios y eso hago ahora.

—Por eso no tienes esposa e hijos.

—Puse los negocios y volvía en enlistarme poco después. Solo no he tenido tiempo de formar una familia.

—Pensé que eras un poli-divorciado.

—Piensas muchas cosas malas de mí, Consuelo.

—Familia, ha llegado el momento de irme —comenta Ramón. —Tengo cosas que hacer.

—Me gustaría reunirme contigo antes de la mitad de la semana, Ramoncito —comenta su madre mientras él le da un beso en la mejilla, su Ramón le da un abrazo a su papá, el cual promete verle antes de lo previsto. Ramón se despide de Consuelo. Estos dos pueden decirse cosas horribles, pero siempre se despiden el uno del otro como si nada hubiese pasado, por si acaso. Él estrecha la mano de Martín y finalmente deja la casa familiar.

Consuelo y su amigo se quedan unas horas más con sus padres, jugando un poco de cartas y conociéndose un poco más. Cuando llega el momento de partir, María le susurra algo a su hija sobre cuidar su corazón y el de quienes la rodean,mconsueloledaun abrazo fuerte pidiéndole solo un poquito de paciencia para arreglar su vida y su madre le recuerda que la felicidad de uno no anda regada en ninguna persona.

Qué sabio consejo, cómo nos cuesta amarnos a nosotros mismos.

La joven, consuelo se lleva a Martín de vueltaa su casa, pero en el camino haciasu edificio, este hace un elogio al matrimnio de sus padres y ella estaba a punto de mencionar algo sobre los suyos cuando cayó en cuenta que Martín no tenía una pareja de papás enamorados como modelo a seguir, sino a una mamá soltera y muy fuerteque le había sacado adelante incluuso cuando su padre se ofrecía a pagar una mensualdiad que al final no es amor, compañía ni educación y a un hijo le hace fatla un poco de todo eso y más. La madre de Martín había fallecido joven, y en realidad, su única familia era Manuel, por más que lo intentaba no podía soportar pensar que su padrre hubiesedejado a su mamáembarazada y a su suerte.

—Debe ser duro.

—¿Qué cosa?

—Lo de tus padres.

—Lo fue al principio, pero creo que me hizo valorar el amor, la lealtad, el respeto y el trabajo en equipo. Muy poca gente puede decir que tienen tanto amor y claridad sobre la vida como lo hice yo a tan temprana edad.

—Lo siento, no deja de ser duro porque tenga una buena moraleja.

—Lo sé.

—¿No te sientes solo?

—Sí, pero me siento feliz al mismo tiempo. Por ejemplo, me gustaría estar en la cama con alguien y no moverme en todo el día más que para recoger el delivery, pero voy a escalar todo el tiempo y sé que no hay drama. Buceo, a veces me voy de viaje por semanas y no hay problema. Disfruto muchísimo de mi propia compañía, y eso es algo que muy poca gente puede decir.

—Te felicito —responde sarcásticamente. —Yo no he estado sola un día de mi vida. Compartí útero con un hombre. —Los dos ríen. —Tuve unos padres fantásticos que me enseñaron todo lo que necesitaba para ser una buena empresaria y una persona decente. A veces se me dificulta, pero bueno, tuve mi primer novio a los diez, tuve mi primer novio a los once, perdí mi virginidad a los trece, y mi mamá estaba indignada porque mi papá me compró pastillas y preservativos. Tuve un montón de novios durante el colegio y muchos más durante la universidad. Luego, finalmente me tomé un tiempo...

—¿Y qué pasó?

—Le conocí a él y te conocí a ti. —Los dos sonríen.

—Y ¿por qué elegiste a Manuel?

—Tú y yo somos candela, Martín, y las candelas se funden. Él es como un candelabro; da soporte, es sólido y si lo cuidas bien y lo pulas, es para toda la vida.

—Lo que yo interpreto es que has elegido un adorno. Porque es fácil de controlar y lo puedes poner donde quieras y lo usas a tu antojo, pero te da miedo un complemento. Para usar tu ejemplo, la candela, para que se funda le hace falta calor, una llama y tú eres eso para mí, Consuelo. Yo te elegiría porque vas a dar guerra, luz y calor a mi vida. Haces un desorden, tienes tu propio ritmo y me complementas. ¿Entiendes la diferencia?

Consuelo nunca aceptaría eso de sí misma, pero era una controladora por excelencia, una de esas personas que lo querían todo en la vida, grande, lujoso e impresionante, y no creía necesitar nunca un compañero sino un accesorio. Todos sus novios, no novios, parejas o como quiera que les llame ella; esos hombres a los que amó, con los que se divirtió y a los que les dedicó lo mínimo de su tiempo, tenían una cosa en común y era exactamente eso: fueron accesorios, no más guapos que ella, no más inteligentes, no más seguros, no eran los protagonistas en una o ninguna área en específico.

Para mí Manuel, era el hombre perfecto para las necesidades más egoístas y secretas de mi amiga porque es tan inseguro yestá tan atrapaden el pasado que no podría ver esos detalles que Martín veía. La diferencia entre uno y otro es que Martín puede desnudarle el alma y bajarle loscaznes a Consuelo con una mirada, Manuel siempre será un seguidor.

—Amo a Manuel y me gustas tú, Consuelo. No voy a ser la causa o la excusa para romper, hoy mismo saco mis cosas del apartamento. Si decides estar con Manuel, lo aceptaré y lo respetaré. Si decides dejarlo, lo tomaré como una oportunidad. Hazlo que quieras no lo que yo pida.

—Martín hay una razón por la que te elegí como amante—Responde meintras se aparca. — y no como marido. Trata de no esperar de pie.

—Estaré en el hotel de siempre, eso sí, te tomo el consejo. No esperaré mucho rato.

Martín le dio un beso en la mejilla y Consuelo vio ingresar al apartamento con paso decidido. No puedo decirles mucho sobre Manuel o Martín en este punto de la historia, pero sí puedo decirles algo de Consuelo. Ella siempre va a elegir a una pareja que haga todo lo que ella dice, lo fácil les llama a muchas personas.

Es que en las relaciones puede haber de todo, pero mi amiga, al que tiene novio desde que tiene recuerdos, es del tipo de persona que le gusta asegurarse de que su corazón será lo único que no saldrá herido. Después de su experiencia con Dominik, yo entiendo que mi amiga no se puede ver con alguien que le pospone, le abandona o le pone el punto final cuando el otro quiere. Consuelo ha conocido el término "enloquecida por amor", y ha hecho todo lo que parece inapropiado para cualquier mujer: meterse con un hombre casado, acosarlo, destruir su matrimonio y acabar internada en un hospital psiquiátrico... Si y tuviese un hermano no querría que Consuelo saliera con él, pero eso solo pasa cuando ella está enamorada o encaprichada, no cuando está buscando la salida fácil, una persona que haga justamente lo que ella quiere. Por eso, la candela no se enciende ni se quema con Manuel.

El pobre hombre a quien su novia le ha detenido el compromiso y su hermano le ha dejado una nota.

El día no parecía irle bien a él, pero uno de esos dos estaba dispuesto a hacerle preguntas y darle respuestas, y esa era Consuelo.

La mujer a la que todo el mundo le decía que estaba por casarse con el hombre equivocado.

—¿Qué estás haciendo?

—Estoy mudándome, Manuel, pero antes, tenemos una conversación pendiente. Regularmente, tus mentiras y las mías serían una razón suficiente para terminar, pero estamos casados, Manuel, y yo creo que me amas. Quiero dejar pasar el tren porque una cosa nos salió mal. Entonces, si quieres estar conmigo, si queremos que esto funcione, necesitamos hablar y decir la verdad.