El lugar que eligió Sino era para pegarse el chismecito con nosotras, muy mal, pero siempre saben ricos estos momentos en los que simplemente podemos ser nosotras mismas. Yo los llamo: momentos de retirada de brasier y es que después de un día de mierda no hay nada mejor que quitarse esa prenda creada para dar forma a nuestros pechos, para oprimir nuestra espalda y tiritar nuestras costillas. Yo de verdad estoy segura de que un hombre arquitecto creó esa trampa mortal, pero la sensación placentera de que se espante cuando nos lo quitamos y nos rascamos es muy similar a la de sentarse y contarse todo con las amigas.
—¿Le vas a decir a William?
—No.
—Creo que deberías.
—Ya, pero ¿has visto a mi esposo enojado? —Pregunta.
—Sí, pero es su hijo y no va a matarle por ser gay.
—¿Qué tal si lo hace?
—No creo, William es de mente abierta.
—Me lo pensaré… —Comenta Simonetta. —Hoy he ido a almorzar con él y con papá y ha sido maravilloso, se están llevando mejor y disfrutaron mucho de su jugada de golf.
—Solo mi tío quiere ir tan temprano a jugar golf.
—A William todo le gusta temprano. —Comenta divertida. —Mi mamá el otro día mandó a la mierda a su familia.
—Bien por Aury. —Comenta Consuelo.
—¿Qué pasó?
—Mi suegra estaba buscando la forma de recalcar que el bebé no es de su hijo porque no está de acuerdo con todo esto, sus hermanas iban en modo club de fans de Camila y su padre buscando la manera de bajarle el ánimo y el autoestima a Will, como si no le quisiera.
—¡¡Buah!! ¡¡Qué mal!!
—Mi mamá no lo soportó más y los mandó a la mierda y después se libró mi papá.
—¿¡Tu papá!? —Repetimos incrédulas Consuelo y yo.
Simonetta nos pone al día con las palabras exactas de sus padres y nos sorprende con lo que sucedió después. Wally se puso en pie y acusó a su familia de siempre hacer menos a su padre, William, se mantuvo tranquilo y llevó a sus padres a la puerta sin mediar una sola palabra y llevan días sin siquiera dirigirse palabra.
—Me siento mal por él, le he tocado el tema y está muy cerrado a ello.
—Pobre Will.
—Sí, estuvo feo. Pero me sorprendió mi mamá. En realidad, los dos.
—Fueron muy valientes —Recalco.
Consuelo revisa su celular y recibe una foto de sus hijas. En un rincón de la sala están Naty y su tutora, mientras que en la mesa Alice tiene todos sus libros y un lápiz.
—¿Qué está haciendo Alice?
—Está estudiando todo a la vez porque no quiere estar en ese grado, la aburre.
—Mi amor… tan aplicada.
—Es una divina, me dijo en la mañana. Mamá: yo lo termino todo y me quedo muy quieta en mi silla porque quiero parecer mayor para cuando me pasen de grupo.
—¿Qué tal te va con las otras dos?
—Naty es muy enamoradiza. O sea, peligrosamente, se enamoró del panadero y compró pan como cinco veces en un día —Nosotras reímos porque es algo muy Consuelo por hacer. —He contratado una tutora para apreceneri y Mariana es muy estricta, es como si estuviese desarrollando un rol que no puede sostener, me preocupa un poco.
—Ya verás que luego se le pasa, está acostumbrada a velar por ella y por su hermana.
—¿No has considerado terapia para las niñas?
—No creo en la terapia —Responde Consuelo.—Voy, literal, porque me la pagas y me amenazas con dejarme sin trabajo.
Justo cuando iban a iniciar una pelea entre primas William llegó con flores para su hija y su esposa, le entregó ambos ramos a Simonettta y este le llenó de besos.
—Gracias mi amor—Dijo Simonetra mientras le abrazaba de nuevo y él se inclinó para besarle—¿Y Wally?
—Él y Ramón andan comprando pizza.
—¿Ramón, Ramón? —pregunto y él asiente, luego viene a saludarnos a Consuelo y a mí.
Todas estábamos riendo cuando vimos entrar a Vidal, agarrado de una mujer espléndida de la cintura, riendo y con lo que parecía un coqueteo.
El corazón de Consuelo se rompió en mil pedazos pequeños. Ya saben el dicho: entre más pronto se lo digas a tus amigas, más pronto se te va la ilusión (este no es un dicho popular porque me lo acaban de inventar, pero están invitadas a popularizarlo entre sus amiguitas íntimas).
La cosa es que esta mujer muy guapa parece tener sed de café, y él se lo compra mientras los dos ríen y saludan a alguien más. El hombre se acerca decidido a la mujer y le planta un beso en los labios.
—No están saliendo —Anunciamos Simonetta y yo, y Consuelo, además de suspirar ruidosamente, se gira sin disimulo y ve hacia el grupo.
Vidal reparte los cafés y le da un sorbo al suyo mientras parece pelearse con el otro médico. Ve en nuestra dirección y nos saluda a lo lejos.
—Es la esposa del doctor Pieth.
—Qué joven.
—Come años, pero además de guapa es una artista y es rica de cuna —Comenta Simonetta. —Es hermana de estos hombres súper guapos.
—¡Uhh, cuáles!
—Años rubios guapos, ojiazules, los dueños de los vinos.
—¡Ah, sí!! Los Luthor —Comenta Consuelo en tono orgásmico sin quitarle la mirada a Vidal.
—Chismosas sí, discretas no —Asegura mi esposo mientras deja la comida en la mesa.
—El tío Ramón —Le saluda William y se ríen.
—¿Qué hizo el tío? —Pregunta Consuelo divertida y quita la mirada de su presa.
—El súper tío Ramón cayó en una trama que ni yo me imagino cómo pudo caer.
—Vale, sé que es una trama que casualmente hayamos ido por pizza al lugar que está justo al lado del salón de belleza de la madre de una chica que estaba leyendo sola en la pizzería. Muy guapa, muy enamorada y un Wallace parcialmente interesado. ¿Cuál es la historia?
—Se gustan pero hay alguien más —Comenta William.
—¡No! —Responde mi esposo (el menos chismoso de su familia) viene y me da un beso en los labios y después saluda a los demás. —A mí me gusta Nadieth para Wallace.
—Nadine —Aclara su padre. —Es guapa, pero… no soy pro romance adolescente.
—¿Por tu experiencia? —Pregunto.
—Sí, y además Wallace es muy inteligente, muy guapo, para qué dejarle enredarse en algo que casi siempre termina muy mal.
—La verdad es que sí, hay que prohibirles tener citas —Comenta Consuelo. —Yo no estoy lista para el drama de una relación y se supone que tengo el cerebro desarrollado por completo.
Todos ríen, pero les dan la razón a William y Consuelo, con que el amor adolescente puede parecer maravilloso e incluso serlo, pero es una responsabilidad enorme.
Vidal se acerca y nos saluda, y Simonetta y yo, con la capacidad que tiene Consuelo de ver disimuladamente, le insistimos, le rogamos y exigimos que se quede a comer con nosotros, y él, obediente pero como quien no lo quiere, acepta.
A ver, a ver, que el doctor no es tan guapo como el bombonazo que tengo de marido, pero tiene lo suyo, es divertido, guapetón, cuerpo de persona que está viviendo una crisis emocional (ya saben, la gente que corre tres veces al día porque no pueden dormir y la verdad no tienen vida pero juran que van a correr la maratón de Boston). Además, está su seguridad y su tono de voz algo magnético, una dentadura perfecta, el pelo castaño claro y unos hoyuelos, unos hoyuelos que lo hacen lucir impresionantemente dulce para ser un hombre de casi cuarenta años.
—¿Cómo están tus hijos? —Pregunta Simonetta.
—Bien, están sanos y peleándose. La pequeña con que quiere portarse mal para ir a vivir conmigo, el grande que quiere independizarse, y los otros dos, gracias a Dios, saben no unirse a las huelgas de sus hermanos. —Todos reímos. —Tu bebé, ¿cómo está?
—Exigiendo nacer —Comenta Simonetta divertida. —Es la persona más dulce de la vida, pero, estoy con ella, quiero que nazca ya.
—¿Su hijo mayor está emocionado por ser hermano?
—Va a clases prenatales —Todos reímos ante la aclaración de William. —Me preocupa que le interese tanto el tema.
—Alice me preguntó si podía tener un hermanito porque somos solo chicas —Comenta Consuelo —Le propuse regalarle un perro y Mariana se enojó porque hay miles abandonados y yo pensaba comprar uno de la r**a, edad y color específico que Alice quisiera.
—Alice es una señora miniatura.
—No sé qué pasó con esa adopción, pero esas tres, son espiritualmente colmadas de otros miembros de la familia —Interviene Ramón. —Natalia es todo el karma romántico que le debe Consuelo a mi madre, Mariana es muy como Simmy y como yo, preocupada, organizada, muy metódica y muy a su modo, y Alice definitivamente es como estar criando a mi madre.
—Les juro que el otro día me hizo un berrinche y dio dos palmaditas como mamá y casi casi me cago.
—Wallace es el clon de William, es preocupante, ósea, caminan igual, tienen los mismos gestos, eso sí, mi hijo es la voz de la conciencia de ambos —Comenta Simonetta orgullosa.
—¿Se lanzarán a tener hijos pronto? —Nos pregunta Vidal.
—Sí, los queremos pronto.
—¿Tú qué recomiendas?
—¿Como médico o como polidovorciado?
—Como papá —Responde mi esposo.
—Vale… como esposo entonces. Yo viví las dos experiencias, y creo que es mejor esperar. El matrimonio es duro por sí solo. Mi esposa y yo estuvimos cinco años sin hijos, y cuando llegó Xavi, el mundo se nos complicó muchísimo.