Las amistades...

1536 Words
Yo no soy mucho de planear el futuro, al menos no el lejano, el inmediato me gusta controlarlo según las pautas de mis hermanas, y eso implica que en cuanto llegué con el desayuno las desperté y las saqué de la cama. Las llevé directo a la barra de la cocina y les pregunté cuál era el siguiente paso. Ramón, quien estaba friendo sus huevos para llenar ese cuerpo maravilloso de proteína, me vio impresionado. —Sí, ¿qué van a hacer? ¿Van a sentarse a llorar o van a ser mujeres de bien? —A mí, en lo personal, me encantaría ser una mujer de bien, pero no sé lo que significa. —Lina, si quieres a Rod, vas te casas y dejas de mariquear. Y tú, lo tuyo es doloroso, pero creo que te lo estás haciendo peor. —Gracias, hermana. —respondieron las dos y Ramón golpeó con una almohada a Consuelo, para que se despertara. Esta rodó del sillón directo al suelo y vio a su hermano con resentimiento mezclado con el dolor que solo el tequila sabe dejar por la mañana. —Buenos días. —Dijo mi mujer que aquí resolvemos, así que ve a bañarte, vístete y vamos a sacarle las bolas a tu ex con las uñas —grita con pasión, mi marido y mis hermanas asienten. —Me encanta ese hombre. —A mí igual —les respondo y las dos sonríen. Lina me da un beso, toma su celular y su auto y me pide cuidarle la vajilla. Mi hermana y yo vemos los platos Chanel que se robó de la colección de mi abuelo y le pregunto si quiere desayunar en ellos. —Le tengo más miedo a Lina que a Ramón —él grita, busca la vajilla de plástico, la nuestra. —Me he modernizado —le informo y abro la alacena llena de platos de papel. Mi hermana se ríe a carcajadas y elige los que tienen dorado sobre los rosaditos pastel. Mi esposo niega con la cabeza y prepara un smoothie para sus hermanas, les da un beso en la mejilla y les recuerda quiénes son ellas: mujeres independientes, fuertes, mujeres que soportaron estudiar leyes, incluso cuando tenían que llorar al borde de la cama de su hermano, mujeres que no permitieron que él las enredara con el cordón umbilical y definitivamente no permitirían que ningún hombre les arruinara el futuro. Consuelo ve a Ramón a los ojos y le abraza, le llena de besos y le da las gracias, su hermano le abraza de vuelta y los dos se separan un poco. —Hueles a macho. —Mi amor, ¿qué esperabas? Soy el macho alfa de esta familia. Todas lo sabemos. —Gretta, tengo que hablarte de negocios, tienes un par de ofertas y me gustan las dos, entonces, te paso todo por correo, voy a ducharme y vestirme, ¿nos vamos juntos, Consuelo? —Voy a ducharme en casa, cambiarme y nos vemos con los abogados. —Fenomenal —Consuelo le da un beso a su hermano, luego viene a abrazarme con todas sus fuerzas y me dice: —Sabes, hay días que pienso que la única razón por la que salí con Manuel, y me fui a Las Vegas, es por esto, tú y Ramón, y si es así, vale muchísimo la pena. —Te amo. —Te amo, mucho. El amor por los amigos es la cosa más maravillosa de la vida. Te enseña que no tienes que venir del mismo lugar, no tienes que soñar en la misma dimensión o esperar mucho más que eso, la felicidad del otro, para sentirte bendecido o completo. Consuelo y Ramón se van a encargar de lo suyo al mismo tiempo que Simonetta recibe una llamada del colega de su hijastro. La joven ve el teléfono sorprendida porque no sabía que ella era una opción de contacto y responde a la llamada. Se asusta, entra en pánico porque Wallace no suele hacer cosas normales. Su cabeza vuela: Wallace ha sido detenido por la policía, Wallace ha escapado de clase, Wallace ha sido encontrado teniendo… bueno, cosas de ese tipo, cosas fuertes, raras, únicas, pero posibles para mi amiguito Wallace. Y de todas maneras, así como inesperada es la llamada, las palabras de la asistente de dirección también lo son: —Wallace ha estado participando en un proyecto de electrónica y dice que ha dejado las piezas en su habitación, cree que puede traérselas. —Ehh... —Es para una competencia, tiene la chaqueta y todo lo demás. El profesor cree que puede llamar y me ha pedido llamar a las piedras, por favor, señora Donelly. —Oh... claro, ¿en su habitación, qué color o tamaño son? Simonetta va de vuelta a la habitación de Wallace, toma las piezas y sale corriendo al colegio. Como ya estaba vestida para ir a trabajar cuando le propone su hijastro quedarse, acepta. —¿Quieres que llame a tu papá? —¿Piensas que quiera venir? —Eres dueño de un robot, ¿sabes lo cool que es esto? —Sé que me admiras demasiado —Simonetta se ríe y le da un beso y un abrazo, como cualquier mamá orgullosa. Wallace le señala el lugar y ella, antes de recordar que las mamás abrazando hijos en público no son tan divertidas, le escribe a su esposo para preguntarle dónde está, y este no responde. —¡Ey! —le saluda su padre, antes de besar su mejilla. —¿Qué haces aquí? —Me invitó Wally.—responde Simón. —Le has visto, va ganando y tiene su propio robot, y el profe parece que quiere que gane. —Y le darán una beca y una pasantía si gana. —¿Cómo sabes todo esto? —Me lo contó. Simonetta se aleja y llama a William unas tres veces, pero este está reunido con el ex de su amiga, a quien le cambiaremos el nombre porque ser gay y no querer decirle a nadie es algo casi aceptable para mí, sea Consuelo, mi amiga y mi cuñada. Hay gente que, ante el pánico, hace cosas ridículas, pero, marquen esto en sus cerebros, lo que Manuel le hizo a Consuelo solo porque su mamá dijo… Bueno… es lo que no me parece. —Manuel, eres mi socio, pero no estoy de acuerdo con esto. Consuelo es una mujer a la que engañaste, ¿se te olvidó esa parte de la historia? —pregunta William. —No, pero ella ha estado planeando destruir a mi familia desde el primer segundo. —No es así, Consuelo te quiso muchísimo por años, pero creo que tú no puedes darle la familia que quiere y no deberíais bloquearle el paso a la adopción, entiendes que afectas a dos niñas de la calle más que a Consuelo. —Tú estás de su lado porque te acuestas con su prima —William rechaza la llamada de Simonetta y le advierte a su amigo que sin importar cómo empezó y cómo terminará la historia que tiene en proceso con Simonetta, no va a permitirle a él, a su familia ni a nadie seguir menospreciándola. —Simonetta no es un objeto, ni mi pareja s****l más reciente, es mi esposa en todo el sentido de la palabra, y yo te estoy intentando hablar a ti como tu amigo... —No estás siendo mi amigo al elegirlas a ellas. —Manuel, no voy a participar en chiquilladas, me parece mal lo que estás haciendo y no voy a apoyarte en eso. —Vale, ya que no quieres apoyarme, entonces demos por terminada nuestra sociedad, te p**o y me entregas los derechos del food truck y las recetas. —Manuel, ¿quién eres? —¿Estás conmigo o estás contra mí? —He estado a tus pies toda una vida, eso no es suficiente, ¿no tengo derecho a un desacuerdo, a un solo no? —Conmigo o contra mí. Un amigo es un tesoro, un buen amigo es vida, pero un amigo falso es dolor, destrucción. Te enseñan desconfianza, soledad, la ruina de todo lo que le dedicaste, lo mucho que te permitiste ser devoto a alguien que nunca más volverá. Romper con un amigo es mucho más traumático que dejarlo con tu esposo, porque nadie nunca imagina lo que es perder esa amistad que básicamente se construyó sola. William vio las tres llamadas perdidas de su esposa y una de su hijo, llamó a Wallace y este no contestó, por lo que su pánico y su dolor se mezclaron y llamó a su esposa. —Simonetta, ¿pasó algo? —Estás sentado. —¿Qué hizo Wallace? —Es bueno, sonríe anticipado —la emoción en la voz de su esposa le contagió y sonrió. —Vale, estoy sonriendo y de pie. —Tu hijo es increíble. Estamos en una feria de robots en el colegio, y he cancelado mi día para esperar a que le premien, pero es inteligente y creativo. —William ríe. —Voy para allá. —Creo que deberás llamar a Camila. —No, dile a Wallace que llame a su mamá, nos vemos en unos minutos.
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