Sofía Alarcón caminaba con paso firme por los pasillos del hospital, su rostro impasible. Había venido preparada para cerrar este asunto de una vez por todas. Esperaba que Nicolás Valverde, tras su "accidente", hubiera entendido el mensaje que le habían enviado. El mensaje de que él ya no tenía lugar en la vida de los Alarcón. Que Aitana había superado su pasado con él y que el incidente de aquella noche no cambiaría nada. Cuando llegó a la habitación, el enfermero le dio una pequeña inclinación de cabeza antes de abrir la puerta. Sofía entró, y de inmediato notó que Nicolás estaba sentado en la cama, con el televisor apagado y los documentos de la compensación aún sobre la mesa, sin firmar. Su estómago se tensó de inmediato al notar su postura relajada. No había el menor rastro de la sum