Capítulo 10: Redes de Engaño y Venganza

1164 Words
El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, tiñendo el cielo de un tono rojizo que auguraba una noche larga y difícil. En el interior de una oficina lujosa y minimalista, Valeria Montenegro miraba impacientemente su reloj de pulsera. La información que había estado esperando por semanas finalmente llegaría esa noche, y la anticipación comenzaba a corroer su paciencia. Había llegado demasiado lejos para que algo saliera mal ahora. De repente, la puerta se abrió y entró su infiltrado, un hombre de mediana edad, con ojos esquivos y una expresión seria. Colocó un sobre sellado en el escritorio de Valeria y dio un paso hacia atrás, observando en silencio mientras ella lo abría. —Aquí está todo lo que necesitas saber —dijo el hombre en voz baja, tratando de evitar el contacto visual con Valeria. Ella sonrió de manera calculada mientras sacaba los documentos del sobre. Sin embargo, mientras leía, sus cejas comenzaron a fruncirse. Algo no encajaba. Las cifras no coincidían, y los movimientos financieros que tanto había esperado descubrir no estaban allí. Pero antes de que pudiera interrogar al infiltrado, este ya había desaparecido en la oscuridad del pasillo. Los Alarcón habían sido más astutos de lo que Valeria había previsto. No solo habían descubierto al traidor en sus filas, sino que ahora le estaban suministrando información falsa para desorientarla y protegerse. Habían decidido jugar a un juego más peligroso: engañarla para luego contraatacar con todo su poder. Valeria, conocida por su implacable frialdad, sintió por primera vez una punzada de incertidumbre. Sus manos temblaban ligeramente mientras volvía a guardar los documentos en el sobre. ¿Cómo había podido subestimarlos de esa manera? Ahora sabía que los Alarcón no solo estaban defendiéndose, sino que estaban listos para vengarse, y eso la inquietaba más de lo que quería admitir. Su rostro se endureció. No permitiría que nadie la humillara de esa forma. Se aseguraría de hacerles pagar, pero ahora tendría que replantear su estrategia. Mientras Valeria procesaba la traición, en un lugar mucho más apartado, Aitana Ferrer tomaba lentamente las riendas de su vida y de su imperio. Desde su refugio, había comenzado a involucrarse en los negocios familiares. Lo hacía de manera discreta, sin levantar sospechas, pero su influencia ya empezaba a notarse. Con cada decisión que tomaba, se alejaba más de la imagen de la joven ingenua que todos creían conocer. El dolor y la traición la habían transformado en alguien más fuerte y más calculadora. Los informes llegaban diariamente a su despacho improvisado. Aitana estudiaba cada uno con una precisión meticulosa. Aunque había mantenido un perfil bajo durante el primer año de su matrimonio, ahora sabía que el tiempo de esconderse había terminado. Necesitaba proteger el legado de su padre, el hombre cuyo nombre nunca había conocido pero cuya influencia estaba empezando a comprender. Las empresas que alguna vez pertenecieron a su padre y que ahora estaban bajo su control comenzaban a prosperar de nuevo. Aitana estaba decidida a proteger su legado y el futuro de su hijo, quien crecía dentro de ella, sin importar cuántas adversidades tuviera que enfrentar. Los días pasaban y las tensiones en la ciudad seguían aumentando. En la sombra, los enemigos se movían y las alianzas se formaban. Los Alarcón preparaban su venganza mientras Aitana, lejos de todo, tejía su propia red de poder, lista para enfrentar a quienes la subestimaban. Pero lo que nadie sabía era que Aitana también tenía un as bajo la manga. Había comenzado a investigar su propio pasado, buscando respuestas sobre su verdadera identidad y el origen de su fortuna. Poco a poco, las piezas del rompecabezas empezaban a encajar, revelando secretos que podrían cambiar el destino de todos los involucrado Las sombras se alargaban en el despacho donde Aitana revisaba los documentos que llegaban sin cesar. El silencio, roto únicamente por el suave susurro de las hojas al pasar, era casi acogedor en comparación con el ruido y el caos del mundo exterior. En ese espacio, aislada del tumulto de la ciudad, Aitana sentía por primera vez en mucho tiempo una sensación de control. Había tomado la decisión de no ser más una víctima de las circunstancias, sino de usar su dolor como arma y su inteligencia como escudo. Mientras tanto, en otro punto de la ciudad, Nicolás Valverde se encontraba en su propia encrucijada. El regreso de Valeria Montenegro había removido sentimientos que creía enterrados, pero también había despertado viejos demonios. La realidad de su traición a Aitana comenzaba a pesarle, como una losa que no podía levantar. Se encontraba atrapado entre el pasado y el presente, incapaz de avanzar en ninguna dirección sin perder algo importante en el proceso. Valeria, por su parte, no era la misma mujer que había conocido años atrás. Su regreso no era solo una cuestión de nostalgia o de amor no correspondido; había algo más oscuro y peligroso detrás de su aparente interés en retomar su relación con Nicolás. Los Alarcón, que alguna vez la habían protegido, ahora la veían como un peón en su plan de venganza contra los Valverde. Y aunque ella no era consciente de todo lo que se tramaba a su alrededor, empezaba a sospechar que había más en juego de lo que Nicolás o ella misma imaginaban. Esa noche, mientras Nicolás caminaba por las calles vacías de la ciudad, una inquietud crecía en su pecho. Recordaba el rostro de Aitana en su última conversación, su mirada tranquila pero profundamente herida. Sabía que había cruzado una línea de la que no había retorno, pero también sabía que no podía retroceder ahora. Aún así, no podía dejar de preguntarse si había cometido un error que jamás podría enmendar. Lejos de allí, en su refugio, Aitana se levantó de su escritorio y se dirigió hacia la ventana. El aire fresco de la noche le proporcionaba un respiro, pero también la llenaba de una extraña sensación de anticipación. Sabía que la tormenta se avecinaba, y que pronto tendría que enfrentarse no solo a los Alarcón y a Victoria Montenegro, sino también a Nicolás. El hombre que había sido su esposo y que ahora, en muchos sentidos, se había convertido en un extraño. Aitana no se permitiría ser la misma mujer que había sido un año atrás. Ya no era la esposa enamorada que esperaba pacientemente el regreso de su marido; ahora era una mujer con un propósito, dispuesta a proteger a su hijo y a enfrentar a quien fuera necesario para asegurar su futuro. Por ahora, tenía que seguir moviendo las piezas en su tablero de ajedrez. Y mientras las alianzas se forjaban y las traiciones se consumaban a su alrededor, Aitana Ferrer se preparaba para el momento en que la verdad finalmente saliera a la luz. Sabía que cuando ese día llegara, nada volvería a ser igual. Pero lo que aún no sabía era que su investigación sobre su pasado la llevaría a descubrir secretos que cambiarían no solo su vida, sino la de todos aquellos que la rodeaban.
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