El ambiente en la ciudad parecía contener el aliento. Los eventos recientes habían agitado las aguas, y aunque en la superficie todo parecía tranquilo, los poderosos, los que jugaban en las sombras, sabían que algo grande estaba por suceder. Aitana Alarcón lo sentía. Había algo en el aire, un cambio casi imperceptible que la mantenía alerta. Aitana se encontraba en su despacho, revisando unos informes. No había podido concentrarse completamente desde la muerte de Valeria. El hecho de que aquella mujer hubiera sido encontrada sin vida después de intentar secuestrar a su hijo era un golpe demasiado preciso como para considerarlo una coincidencia. Zaldivar estaba claramente detrás de esto, pero había algo más, una fuerza oculta que no podía identificar. Golpearon suavemente la puerta, inter