Valeria caminaba por los pasillos de la clínica con la elegancia y el aire de autoridad que siempre la acompañaban. La clínica era de las más exclusivas de la ciudad, un lugar al que solo las élites podían acceder. Estaba allí para hacerse unos exámenes rutinarios, pero su mente ya estaba en la fiesta de la noche siguiente, repasando los detalles de su atuendo, las personas con las que debía hablar, las alianzas que debía fortalecer. Cuando salió de la consulta, algo llamó su atención. Al otro lado del pasillo, a unos metros de distancia, reconoció a una figura familiar: Aitana. El cabello castaño de Aitana caía en suaves ondas sobre sus hombros, y aunque llevaba ropa sencilla, no podía esconder su elegancia natural. Valeria sintió una punzada de curiosidad y… desdén. ¿Qué hace aquí esa m