JUDITH Desperté, pero no quería levantarme, hoy tomaría una decisión que cambiaría mi vida para siempre, para bien o para mal, necesitaba saber la verdad, los pequeños se habían quedado a pasar la noche con los abuelos, así que la casa estaba tranquila, aunque seguramente, Ev se había tenido que levantar temprano para llevarlos al colegio. —Jud, ¿ya estas despierta?, —abrió la puerta y asomo la cabeza por la pequeña abertura —¿puedo pasar?, — afirmé con la cabeza y ella se acostó junto a mí, me hice a un lado para que cupiera —¡oye!, no estoy tan gorda —reímos y después nos quedamos en silencio, yo no había pronunciado palabra alguna, hasta ahora. —Estoy bien Ev, no hace falta que me estén vigilando cada dos por tres. —Lo sé, pero me preocupé mucho cuando… ayer dijiste todo ese montón