EGIPTO (Provincia Romana) Un hombre corría por las calles de manera desmesurada mientras sentía los pasos de los pretorianos seguirle de cerca, sus pies corrieron tanto como pudieron mientras su respiración amenazaba con no ser suficiente para saciar la batalla que ahora libraban sus pulmones, que, frenéticos, luchaban por obtener el aire suficiente para seguir funcionando. Un puesto de un vendedor ambulante terminó hecho trizas pues se interpuso en el camino del hombre, este hecho entorpeció el camino de los guardias que le seguían y le permitió detenerse en uno de los pasillos para respirar un poco. Su cuerpo estaba cubierto por un manto, pero el tatuaje en su brazo revelaba que se trataba también de un pretoriano. —¡Búsquenlo! —gritó uno de sus perseguidores que no tenía reparos en