Cena familiar
—Arianna, tenemos que hablar sobre un cambio importante en nuestras vidas —dijo Marcus, su voz seria y formal.
Arianna se tensó ligeramente, pero mantuvo su rostro neutral.
—¿Qué pasa? —preguntó, tratando de sonar indiferente.
—Tenemos que mudarnos a un pueblo lejano por trabajo, acompañaremos a la familia Mountain—explicó Elara, su voz suave pero firme—. Será un desafío, pero estamos seguros de que podemos hacerlo.
Arianna se encogió de hombros, tratando de parecer despreocupada.
—Está bien —dijo—. Los espero como siempre.
Pero Marcus la miró con atención, y Arianna pudo ver la comprensión en sus ojos. Sabía que ella no estaba bien, que estaba cansada de la vida que llevaban. Marcus se levantó de su silla y se acercó a Arianna. Le tomó la mano y la miró a los ojos.
—También vienes con nosotros, Arianna —dijo, su voz llena de emoción—. No te vamos a dejar atrás, además tenemos que parecer una familia ¿Verdad? en ese lugar hay gente que gobierna. Y necesitamos pasar desapercibidos
Arianna se sintió un nudo en la garganta. No sabía qué decir. Asintió levemente, tratando de procesar la noticia.
—¿Estás bien? —preguntó Elara, su voz llena de preocupación.
Arianna se encogió de hombros de nuevo.
—Sí —dijo—. Es solo que hoy tuve un día agotador. ¿es necesario entrenar tanto? O sea, es un simple trabajo de espías y ya. Además siempre estoy encerrada en este edificio, es agotador
Marcus y Elara se rieron, y Arianna pudo ver la diversión en sus ojos.
—Sí, es necesario —dijo Marcus, sonriendo—. Mis jefes lo pidieron. Y sabes que no podemos decir que no.
Arianna asintió, aunque no estaba convencida. Sabía que sus padres estaban involucrados en algo más grande que ella, algo que no podía entender. Pero estaba dispuesta a seguirlos, como siempre.
La madre de Arianna se levantó de la mesa y se dirigió hacia la puerta. La abrió, revelando a un chico alto con ojos azules que parecía tener alrededor de 22 años. El chico tenía el cabello oscuro y despeinado, y una sonrisa encantadora en el rostro.
—Hola, Ryder —dijo Elara, sonriendo—. Pasa, por favor.
Arianna levantó la vista y miró al chico con una mueca de desagrado. No le gustaba Ryder, aunque no sabía exactamente por qué. Tal vez era porque siempre parecía estar tan relajado y seguro de sí mismo, mientras que ella se sentía atrapada y sofocada.
Marcus se levantó de su silla y le indicó a Ryder que se sentara.
—Toma asiento, Ryder —dijo—. ¿Trajiste los reportes del día?
Ryder asintió y se sentó en la silla vacía al lado de Arianna. Le entregó un folder a Marcus, quien comenzó a revisar los documentos.
Arianna se quejó en voz baja, mirando a Ryder con envidia.
—¿Por qué él puede salir del edificio y yo no? —preguntó, su voz llena de frustración.
Marcus y Elara se miraron entre sí antes de responder.
—Aún te falta, Arianna —dijo Marcus—. Saldrás mínimo cuando tengas 20 años.
Ryder se rió y miró a Arianna con una sonrisa burlona.
—O al menos que puedas defenderte como es —dijo, su voz llena de burla.
Arianna se sintió enfadada y humillada. Sabía que no era capaz de defenderse, que había sido mantenida en una burbuja de protección por sus padres. Ha pesar de que a asistido a practicas de autodefensa personal.
—Ya se defenderme— dijo Arianna, tratando de sonar segura —Ademas también tengo a mis padres para protegerme.
Ryder se rió de nuevo, y Arianna se sintió aún más enfadada.
—Eso no es lo mismo, Arianna —dijo Ryder—. Un día tendrás que aprender a cuidarte sola.
Arianna miró a Ryder con desagrado, pero no dijo nada más. Sabía que Ryder tenía razón, pero no quería admitirlo. Ryder y ella eran los únicos jóvenes en el edificio "Aetherium Erubus" y los mantenían bien preparados y en alerta.
Marcus y Elara se miraron entre sí, y sin decir una palabra, se levantaron de la mesa y comenzaron a recoger sus cosas con rapidez. Arianna se sintió confundida y asustada al ver a sus padres actuar de esa manera.
—¿Qué pasa? —preguntó, pero sus padres no respondieron.
Ryder se levantó de su silla y miró a Arianna con una expresión seria.
—No salgas por ningún motivo —dijo—. Cualquier cosa, grita o me llamas.
Se giró para seguir a Marcus y Elara, pero se detuvo y miró a Arianna de nuevo.
—No salgas, es en serio —repitió, antes de salir de la habitación.
Las puertas se cerraron detrás de ellos, bloqueando la salida. Las alarmas comenzaron a sonar fuerte y un mensaje automatizado se escuchó en el sistema de sonido.
—No es un simulacro. Nos están atacando. Por favor, busquen refugio inmediato—
Arianna se sintió aterrada. Tomó el collar que le había dado su madre y lo apretó con fuerza. Era un objeto familiar y reconfortante en medio del caos. Se hizo una cola alta con su cabello y se dirigió hacia el armario que sus padres le habían indicado en caso de emergencia.
Se metió en el armario y se acurrucó en el rincón, tratando de controlar su respiración. El sonido de las alarmas y los disparos fuera de la habitación era ensordecedor. Arianna se tapó los oídos y cerró los ojos, esperando a que todo pasara.
Pero mientras esperaba, no podía evitar preguntarse qué estaba sucediendo y si sus padres estaban bien. La oscuridad del armario parecía cerrarse sobre ella, y Arianna se sintió sola y asustada. ¿Qué iba a pasar ahora?