—¿Qué haces ahí? Entra. —Ordenó al verla parada frente a él.
—No creo que sea adecuado, no quisiera interrumpirte. —Contestó dudosa.
—No lo haces, pasa toma asiento. —Intento bajar el tono de su voz, sabía que cuando hablaba fuerte ella temblaba.
Bruno tomó la botella de whisky, sirvió una copa y se la ofreció a Nicole, ella dudó en aceptarla, pero con tal de llevar la fiesta en paz, la aceptó.
Él se sentó a su lado, no habló, solo se dedicó a observarla, eso la estaba incomodando demasiado, su intensa mirada y el alcohol corriendo por sus venas, la tenían muy acalorada.
Cuando Bruno llegó a la mansión esa tarde, se había asombrado de que Nicole ya tuviera lista la cena, a decir verdad, lo menos que esperaba de ella, es que supiera cocinar, cuando le pidió que lo hiciera fue tan solo con la intención de molestarla, suponía que una niña mimada no sabría hacerlo, ese sería un motivo más por el cual podría humillarla.
Oprimió un botón de un pequeño control y una suave melodía comenzó a sonar (The thrill is gone de B.B. King) , desde lo ocurrido con Shelsy le había dado por escucharla, sentía que era perfecta para él, sonrió ante ese pensamiento, a Nicole le provocó curiosidad verlo sonreír.
Bruno apuro su vaso de whisky, después de un rato se dio cuenta de que no podía dejar de observar los labios de la chica, el whisky, su compañía y la música que estaba sonando, no eran buena combinación, habían despertado sus sentidos.
No pudo resistirse más, se acercó y la beso de una manera agresiva, como si necesitará de ella, la tomó entre sus brazos y la llevó a la habitación, la colocó sobre la cama, desesperadamente le quitó la ropa para después hacer lo mismo con la suya,.
Nicole disfrutaba del maravilloso espectáculo que veía desde allí, Bruno se acostó sobre ella, sus manos recorrieron todo su cuerpo con avidez, beso cada centímetro de su piel, abrió lentamente sus piernas para poder entrar en ella, Nicole temblaba pues pensó que sentiría dolor como la primera vez, estaba equivocada, cada movimiento la hizo sentir un inmenso placer, sintió que flotaba, de repente estalló en un mar de sensaciones, Bruno ahogo un gruñido, después se apartó de ella y le dio la espalda.
Se quedó pensativo, sintió que fue increíble estar de nuevo dentro de ella, era tan estrecha, su piel, su cuerpo, eran tan perfectos, necesitaba alejarse, empezaba a sentir que la necesitaba, eso no podía estarle pasando, no con ella, su mente estaba llena de un sin fin de pensamientos que le asustaban.
Nicole se despertó muy temprano, Bruno ya no estaba, aún podía sentir su aroma impregnado sobre la almohada, se levantó y se dio un baño, después bajó a desayunar, al terminar, salió al jardín, un guardaespaldas al verla se acercó a ella.
—El señor ha salido del país, dio órdenes de que usted solo puede salir con sus padres, de lo contrario debe quedarse en la mansión.
Ella no entendía que le pasaba a Bruno, únicamente la había utilizado y ella como una tonta había caído entre sus brazos, regresó a su habitación, sin poderlo evitar lloró, se sentía prisionera de ese hombre, no sabía si aquello tenía salida.
Había pasado una semana desde que Bruno se había ido, Nicole no tenía idea de dónde estaba, era obvio que ella no le interesaba porque ni siquiera se había comunicado.
Ese día se despertó muy tarde, no tenía ánimos de nada, bajo a desayunar aún en pijama, estando en la cocina escucho algunas voces en la sala, al acercarse para ver que pasaba, vio a Jack el guardaespaldas hablando con un chico rubio, cuando volteó vio que era Dante su cuñado.
—Hola cuñadita ¿cómo has estado? —El chico la saludo alegremente, pudo notar que era muy diferente a su hermano.
—Muy bien gracias. —Contestó muy seria, no sabía si este chico también la odiaba.
—Bruno me ha dicho que tardará en Italia, por lo que vine a ver si necesitas algo, mis padres se disculpan por no venir, aún están en Australia. —Cuando menos ya sabía en donde se encontraba Bruno.
Estuvieron conversando por un largo rato, a Nicole le pareció que Dante era un chico agradable, muy bien parecido, era alto, rubio de ojos verdes, con un cuerpo bien tonificado, de carácter alegre, achispado, totalmente lo opuesto de lo que era Bruno.
El chico le dio confianza, por lo que decidió contarle que Bruno le había prohibido salir y recibir visitas, deseaba ver a su amiga Sophie, pues no la había visto desde mucho antes de la boda, la mansión era grande y hermosa, pero el encierro ya la estaba desesperando, esperaba se compadeciera de ella y decidiera ayudarla.
—Vaya, mi hermanito se está comportando como todo un patán, me tengo que ir cuñada, pero prometo que voy a regresar. —Ella se entristeció, por lo visto no la ayudaría.
Al otro día muy temprano tocaron la puerta de la habitación de Nicole, se espabiló un poco antes de abrir, cuando lo hizo la sorpresa que se llevó fue muy grande.
—¡Sophie! No lo puedo creer. —Frente a ella se encontraba su amiga con una gran sonrisa, se sintió completamente feliz.
—Hola peque, te he extrañado.
—El otro día te llamé, pero no me has contestado. —Dijo mientras hacía un puchero.
—Lo siento peque, ha decir verdad estaba muy sentida contigo, no me invitaste a tu boda, me enteré por los medios, imaginate lo que sentí, toda una vida de amistad y no me tomaste en cuenta para acompañarte en ese gran día.
—En realidad no invite a nadie, solo estuvieron conmigo mis padres y mi hermana, Máx tampoco me acompañó, todos los invitados eran por parte de los Leone, me sentía tan extraña en mi propia boda, pero dime ¿cómo es que Jack te ha permitido entrar? Bruno me tiene prohibidas las visitas.
—Tu cuñado fue a buscarme, tu madre le ha dado mi dirección, tremendo cuñado que te botas, casi babeo al verlo.
—Jajaja no cambias Sophie, tendré que agradecerle el que te haya traído aquí, ha significado mucho para mí.
—Cuéntame que es eso de que te tiene prohibida las visitas tu esposo, por cierto ¿dónde está?
—Ha salido del país, tenemos que ponernos al día, tengo mucho que contarte.
Estuvieron horas hablando en la habitación, Sophie no podía creer lo que escuchaba, su amiga había pasado por mucho y ella molesta pensando que la ignoraba, al bajar encontraron a Dante sentado en la sala.
—Cuñado, que bien que aún sigues aquí, gracias por traer a Sophie, en verdad fue una agradable sorpresa ¿nos acompañas a comer? Prepararé algo.
—De ninguna manera cuñadita, las llevaré a comer, de mi cuenta corre que acabe tu encierro, vamos a sacarte de esta prisión y no tienes nada que agradecer.
Le guiño un ojo, Nicole no pudo evitar sonreír, Dante era tan diferente a Bruno, eran como dos polos opuestos, estaba feliz, por fin podría salir, subió contenta a su habitación para arreglarse, Sophie aprovecho para quedarse a platicar con Dante.
Muy a pesar de Jack quien trató de impedirlo, salieron de la mansión, él los seguía muy de cerca, tenía que cuidar a la señora o seria despedido, Dante las llevó a un restaurante de moda, era muy moderno y con mucho estilo, ubicado en la última planta de un edificio frente a Central Park, por lo que tenía una vista maravillosa.
—Es maravilloso poder salir y disfrutar de esta vista de nuevo, creí que tal vez me quedaría prisionera para siempre.
—Lo sé cuñadita, sé que Bruno se ha pasado, estoy seguro de que será diferente a su regreso, este tiempo lejos le servirá para pensar, le han sucedido cosas que lo hicieron así de duro. —Nicole no tenía idea de a qué se refería.
—En verdad espero que Bruno trate mejor a Nicole, ella no se merece todo lo que le ha hecho.
Comentó Sophie abrazando a su amiga.
Estuvieron charlando por un rato, cuando de repente se acercaron Leandro y Shelsy.
—Hola Nicole, volvemos a encontrarnos de nuevo.
—Hola Leandro, sí que casualidad, gustan acompañarnos, aún no hemos pedido y la comida aquí es deliciosa.
Dante y Shelsy permanecieron en silencio evitando que sus miradas se encontraran, fue de lo más incómodo, se podía sentir la tensión en el ambiente, Nicole pensó que no debió invitarlos, afortunadamente Leandro no aceptó y se despidió de ellos, Dante recobro su sonrisa en cuanto se alejó la pareja, Nicole pensó que allí había algo extraño que ella no sabía.
Comieron tranquilamente entre anécdotas y risas, más tarde salieron del lugar.
—Lo siento mucho Dante, no pensé que te fuera incómoda su compañía. —Se sentía apenada pues sabía que lo había hecho pasar por una situación incómoda.
—No te preocupes, es una larga historia que algún día te contaré, por ahora prefiero no hablar de ello. —Dijo con semblante serio, ver o escuchar de Shelsy lo ponía a la defensiva.
Las llevo a la mansión, Sophie quería quedarse con ella, pero Jack no se lo permitió, así que Dante la paso a dejar a su casa, cosa que agrado a la rubia, ese chico en verdad que le gustaba.
Un mes había pasado sin recibir señales de Bruno, Nicole se dio cuenta de que ni siquiera tenía su número de teléfono, intentó que Jack se lo dijera, pero fue imposible, ese hombre era más fiel y testarudo que un perro guardián.
Era fin de semana, su madre fue por ella para llevarla a casa, su padre quería verla y habían organizado una comida, como siempre Jack la seguía, Nicole estaba feliz, podría ver a Máx aunque no le agradaba que estaría Sondra.
Pasaron un día espléndido,
Sondra no estaba, Máx y ella se pusieron al día, el chico le contó que había empezado una pequeña empresa de diseño. —Jack la observaba interactuar con aquel chico, como siempre ha cierta distancia, estaba seguro que ha su jefe aquello no le agradaría.
—Me da gusto que hayas iniciado tu propio negocio, verás que pronto se convertirá en uno de los mejores, te conozco y sé que lo llevaras muy lejos.
Sophie llegó en ese momento, al fin podían estar los tres juntos.
—Que bien Sophie, por fin estaremos los tres un rato juntos.
Nicole se levantó para abrazar a su amiga.
El día transcurrió rápidamente, al atardecer Nicole se despidió de todos, hizo lo posible por no llorar, cuanto le gustaría contarles todo y poder quedarse ahí, pero no quería preocupar a sus padres, tenía que volver a su prisión aunque no quisiera.
Su padre se ofreció a llevarla, Nicole aceptó con gusto, no era agradable viajar con Jack, era un hombre demasiado frío.
Cuando estaban por subir al auto, una extraña mujer llamó a su padre, Nicole pudo notar que se puso nervioso, la mujer clavo su mirada en ella, su padre se apresuró a subir al auto ignorando a la mujer.
—Papá ¿quién es esa mujer? Me ha parecido de lo más extraña.
—No lo sé hija, quizá se acercó porque me confundió con alguien.
—Pero te ha llamado por tu nombre, o al menos eso me pareció.
—Tranquila hija, has escuchado mal.
Lo noto nervioso, algo molesto, por lo que decidió callar, solo esperaba que no estuviera engañando a su madre, eso la destrozaría.
La mujer a pesar de su extrema delgadez era muy bella, tenía el pelo n***o y ojos azules como los de ella.