A Bruno le causó gracia verla sonrojarse de esa manera, había sido muy evidente su mirada, pero no pudo evitarlo, sus pechos ahora eran mucho más grandes, así también sus caderas, eso hacía ver su cintura realmente estrecha, se había convertido en una mujer que llamaba la atención allá a donde iba, sabía que sería difícil volver a conquistarla, pero no imposible, su hijo y ella eran su familia y los quería con él. Por la tarde, Dante entró a su oficina, Bruno lo notaba raro, ya no se iba de juerga como antes, ni había visto desfilar mujeres por su oficina, por más que le preguntaba, no lograba que le dijera que estaba pasando, algo se traía entre manos y Bruno estaba decidido a averiguarlo. —Hola hermano, ¿terminaste los documentos para la junta de mañana?. —Así es, ¿presentarás a Nicol