Después de entregarle el ramo a Aixa, Jack y los demás llegaron. Jessica, al ver los ramos de flores en las manos de Abby y Aixa, se puso celosa y algo triste; ella pensaba que no recibiría un ramo de flores.
Pero, aun así, llegó a mí, me besó y dijo: "Amor, qué lindo es que vengas a buscarnos, deberías hacerlo más seguido".
Yo la besé y respondí: "Vendría por ustedes todos los días, pero las monarcas no me dejan llegar hasta aquí".
Todos sonrieron, con excepción de Aixa y Abby.
Luego de hablar, le di el ramo de flores a Jessica. Ella se puso feliz al ver el ramo que imaginaba que no iba a recibir, así que me besó una vez más agradeciendo, con mucho amor en sus apasionados besos.
Alice y Jade empezaron a garraspear sus gargantas, esperando un ramo de flores.
Máx y Jack me miraban con mucho odio en sus ojos. Ellos no hacían estas cosas y sabían que cualquier cursilería que yo hiciera haría que las chicas esperaran lo mismo de ellos.
Sin embargo, sus molestias fueron calmadas por Vincent y Wendy. Ellos conocían bien a sus madres, sabían que ellas se pondrían celosas de Aixa y las demás. Así que le reclamarían a Máx y Jack por no ser tan atentos con ellas.
Los niños querían salir a cenar y sabían que no podrían hacerlo tranquilos si ellas empezaban a reclamarles a los chicos. Así que también compraron flores para ellas.
Al ver los celos de sus madres, ellos tomaron los ramos que aún quedaban y corrieron con ellos, ofreciéndoles las flores a las chicas.
Jade y Alice cambiaron sus rostros molestos y celosos a uno de felicidad. Así que agradecieron a los niños con besos y abrazos, hasta el cansancio.
Luego, Alice me miró y dijo: "Pául, espero que hayas elegido un buen restaurante, o haré que Aixa te golpee por llegar hasta aquí". Todos reían al oírla.
Yo me sorprendí, resoplé y respondí: "La cena será en un antro, lleno de mujeres desnudas y mucha cerveza. Puedes quedarte si quieres".
Alice casi se cae al oírme. Máx sonrió y dijo: "Pául, no seas ídiota. Ya vámonos y deja de pelear con mi princesa".
Jack también reía por mis palabras. Al ver a Jade algo molesta, la abrazó y dijo: "Ya vámonos. Ya sabes cómo es, él no cambiará solo por estar muerto".
Todos volvimos a reír y subimos a los autos para ir a un gran restaurante a cenar.
Una vez en el restaurante, una mujer muy elegante nos llevó a unas cuantas mesas. El lugar estaba repleto de personas ricas.
Nadie nos conocía, así que todos nos miraban.
Mientras nos acomodábamos, un joven muy guapo de unos veintiocho años se acercó a nosotros y dijo: "Buenas noches. Espero que disfruten de una agradable cena. Doctora Aixa, qué bueno verla fuera del trabajo".
Al oírlo, todos agradecieron al joven por sus palabras.
Aixa sonrió al ver al joven y respondió: "Doctor Rogers, qué sorpresa verlo aquí".
Este tipo no pareció notarme en la mesa. Él no puso atención en mí y en los demás. Él solo estaba concentrado mirando y babeando con Aixa.
Él parecía una especie de caníbal queriendo comer a mi hermosa esposa.
Después de oír a Aixa, el sujeto respondió: "Doctora, puede llamarme Benjamin. No hace falta que seas tan cortés conmigo, nos conocemos desde hace meses por el trabajo".
Todos estaban atentos a lo que yo hiciera al ver a este sujeto coqueteando con Aixa.
Yo, sin embargo, no le prestaba atención. Estaba demasiado hambriento para molestarme con un tipo que charlaba con mi esposa.
Aixa también estaba algo inquieta por lo que yo diría, así que miró al hombre y dijo: "Benjamin, él es Pául, mi esposo, y ellos son mis hijos, Tayler y Katherine".
El joven se sorprendió por las palabras de Aixa.
Así que respondió de inmediato: "Doctora Aixa, esto sí que es una sorpresa. Tú jamás mencionaste que tenías esposo o hijos".
Aixa se sobresaltó ante la mirada de todos. Sin embargo, el hombre salió de su asombro.
Me miró y dijo: "Hola, soy Benjamin Rogers, colega de su esposa en el hospital. Es un placer conocerlo". Él estiró su mano después de hablar.
Sin embargo, yo no me molesté en moverme y respondí: "El placer es todo tuyo. Ya puedes irte, para que podamos ordenar. Tengo hambre y tú estás en medio, molestando".
Todos se asombraron al oírme. Aixa se molestó por mis palabras y, cuando ella estaba por decir algo, el sujeto la interrumpió, reclamando: "Qué sujeto tan despreciable. Si no fuera por la doctora Aixa, haría que te saquen a patadas de este lugar".
Todos se pusieron atentos al oírlo. Ellos pensaban que lo golpearía, pero se sorprendieron al oír a Tayler decir: "Señor, no se moleste con mi padre. Él tiene hambre y se pone de mal humor cuando no come". Yo sonreí al oírlo.
Luego respondí: "Ya lárgate de una vez, no me molestaré contigo.
- Aixa parece tenerte algo de aprecio, por eso olvidó mencionar a sus hijos y esposo en sus encuentros.
- Vete de una vez, que quiero ordenar mi comida".
Todos se sorprendieron aún más al oírme. El joven pensaba seguir discutiendo conmigo.
Pero Aixa intervino y dijo: "Benjamín, disculpa a mi esposo. Él es muy desagradable cuando se lo propone. Será mejor que te marches a tu mesa, así podremos cenar en paz. Hablaremos luego en el trabajo".
El joven, al oír a Aixa, asintió y se marchó muy enojado, saludando a Aixa con la mano, sin mirar a todos los demás.
Luego de que él se fue, Aixa se quejó conmigo: "¿Pául, qué te sucede? No tenías que ser tan desagradable. Él fue amable conmigo todo este tiempo en el hospital".
Máx y Jack reían al ver mi rostro después de oírla.
Después de que ella habló, respondí: "Aixa, tengo hambre. Deja de molestar o mataré a ese idiota por tu culpa".
Después de oírme, Aixa se levantó del lugar y dijo: "Me iré a casa, eres un idiota. Ya se me fue el apetito". Yo no le hice caso.
Ella parecía esperar a que la detuviera o dijera algo, pero en verdad tenía hambre; no iba a dejar de comer porque ella quería irse defendiendo a ese ídiota.
Al notar mi indiferencia, Aixa se molestó aún más, así que se disponía a irse, cuando Katherine la detuvo diciendo: "Mamá, siéntate. Papá hizo mucho escándalo para que fuéramos por ti. No arruines nuestro día por un idiota como ese".