Luego de resoplar, dije: "Vincent, déjate de tonterías, todos son iguales para mí".
Todos reían al oírme. Sabían que Aurelia y Wendy eran mi debilidad.
Yo amaba a todos mis niños, pero ellas eran mis pequeñas princesas y no había forma de resistirme a sus caprichos.
Vincent sonreía al oírme. Luego, con una sonrisa pícara en su rostro, dijo: "Papí, todos sabemos que Aurelia es tu favorita, eso es injusto, todos somos tus hijos".
Yo golpeé mi frente al oírlo. Luego respondí: "Niño, no seas tonto, eso no es verdad. Yo no tengo favoritos, los amo a todos por igual.
- Ahora muévete, me iré a duchar. Voy a salir a beber algo, me cansé de estar encerrado".
Después de oír que saldría, todos los niños se pusieron en alerta.
La pequeña Aurelia rápidamente reclamó: "Papí, prometiste que no te irías sin nosotras. No debes faltar a tu palabra".
Yo sonreí al oír a la pequeña y respondí: "Prometí no volver a dejarlos y llevarlos conmigo donde sea, pero no prometí dejar de ir a beber. Solo iré a un bar, no voy a marcharme".
Después de oírme, los reproches de las niñas se hicieron escuchar.
Arthur se molestó y las hizo callar, diciendo: "Niñas, dejen en paz a papá, lo espantarán y se marchará sin nosotros si siguen molestándolo".
- "Papá no es nuestro prisionero, puede ir a beber algo y volver. ¡Déjenlo tranquilo!".
Mis babas cayeron, junto a unas pequeñas lágrimas que se esforzaron por no salir, después de oír a Arthur.
Aquel bebé que había llegado por sorpresa ya era todo un hombrecito y podía lidiar con la tiranía de Aurelia y sus hermanas.
Claro que Aurelia se molestó; ella no era una niña fácil.
Así que regañó a Arthur, diciendo: "Tú no te metas, eres un niño grande y no le prestas atención a papá, pero él es lo único que nos queda. No dejaré que se vaya y le pase algo por ir a beber o estar con mujeres".
Wendy también se quejó con Arthur y dijo: "Así es, Arthur, no intervengas, o te golpearé, ¿entendiste?".
Arthur dejó caer su mandíbula; él no pensó que debería enfrentarse a sus pequeñas hermanas solo por dejarme ir a beber.
Tayler salió en su apoyo y dijo: "Niñas, no sean tontas, o me escaparé con papá y las dejaremos atrás para irnos a antros y beber por siempre".
Después de oír a Tayler, las niñas empezaron a gritar sin control. Tayler tenía una mirada pícara en su rostro mientras reía.
Yo sonreí al verlos, pero tenía que intervenir antes de que una batalla empezara entre los niños.
Jhon, Lucía y los que estaban en la sala reían al ver el escándalo.
Yo intervení y grité: "¡Ya basta! ¡Qué escándalo! Dejen de gritar, no voy a irme a ningún lado.
- Aurelia, eres mi pequeña princesa y no voy a abandonarte, pero necesito hacer cosas de adultos. No puedo permanecer encerrado contigo.
- Solo iré a beber algo y volveré. Si me siguen molestando, los castigaré a todos. ¡Oyeron!".
Después de oírme gritar, todos se quedaron en shock, a excepción de Tayler y Arthur. Los demás niños jamás me habían visto molesto.
Las niñas empezaron a llorar, mientras el pequeño Pául llegaba llorando junto a mí y decía: "Papí, no te enojes conmigo. Puedes ir a beber, si prometes volver".
Yo sonreí, lo levanté y luego dije: "Prometo volver en unas horas o tal vez mañana. No voy a marcharme y no te castigaré; ya deja de llorar".
Katherine y Karima llegaron junto a nosotros. Katherine también tenía lágrimas en los ojos; era la primera vez que me veía molesto.
Ella me miró a los ojos y dijo: "Papí, ¿por qué me gritas? Eres muy malo. Solo queremos cuidarte y mantenerte a salvo, junto a nosotras".
Yo resoplé y dije: "Está bien, ya deja de llorar, pero dejen de molestarme o me marcharé y las dejaré con las viejas, para que aprendan".
Katherine lloró más fuerte y dijo: "Papí, no seas así. Puedes ir a beber, si prometes volver pronto".
Yo sonreía junto a los demás al oírla. Luego le di un beso en la frente y dije: "Ya no llores, solo jugaba con ustedes. No saldré solo, al menos no hoy".
- Pero, ¿qué les parece si vamos a buscar a tu mamá y la llevamos a cenar, junto a tus tías? ¿Qué les parece?".
Después de oírme, los niños empezaron a gritar de felicidad. Claro que esto terminó pronto, al descubrir que debían ducharse y vestirse.
Las niñas eran un gran problema a la hora de vestirse.
Así que Emma, Lucía y Madison corrieron con ellas al verlas histéricas por no saber qué usar para salir.
Por suerte, Arthur y Tayler estaban grandes; ellos podían vestirse solos, sin ningún problema.
Sin embargo, aún debía lidiar con los pequeños Vincent y Pául.
Ellos eran pequeños, así que estaban sobre mí para que los ayudara a vestirse.
Antes de llevarme a los niños, Jhon me miró algo preocupado y dijo: "Jefe, ¿estás seguro de que quieres ir por Aixa y las demás al hospital? Recuerda que las tres te prohibieron llegar allí".
Yo sonreí al oírlo y respondí: "Jhon, ellas no dirán nada cuando llegue con los niños. Tampoco entraré al lugar; las esperaré afuera".
La vieja Sarah sonrió después de oírme y dijo: "Yo creo que te estás buscando problemas. Será mejor que les envíes un mensaje a las chicas y las esperes en el restaurante".
Harris y los viejos asintieron con ella. Sin embargo, no les presté atención. Las chicas debían soportar que vaya por ellas; yo no podía vivir encerrado por sus celos. Así que estaba decidido a ir por ellas, sin importar lo que dijeran.
Después de una hora de esperar por las niñas, subimos a distintas camionetas.
Jhon y Lucía iban junto a los niños, mientras Geraldine, Katherine, Karima, Wendy y Aurelia viajaban conmigo.
Las niñas eran más tóxicas que sus madres, así que no me dejaban solo. Ellas sabían que los niños no tendrían problemas en cubrir mi escape si se los pidiera, así que no me dejaban solo con ellos.
Al llegar al hospital, nos estacionamos para esperar a las chicas.
Bajé de la camioneta a esperar por ellas. Aún faltaba para que ellas terminaran su turno.
Me había vestido para la ocasión; pensaba llevar a todas a cenar, así que estaba afeitado y bien vestido.