Bess. Uno, dos, tres... y él enloquece. — ¡Maldito idiota! — Evan grita a todo pulmón —. ¡¿Cómo dijiste esa mierda?! ¡Retardado mental, inepto, hijo de put... — ¡Detente! — Me alzo en mi lugar y detengo sus insultos —. No sigas insultando a Aaron. — ¡¿Pero no ves lo que hizo?! — Evan me mira incrédulo —. ¡Te expuso, Bess! — Vamos a solucionarlo. Aaron sigue de pie junto a la ventana, mirando hacia el exterior, casi ajeno a lo que Evan y yo hablamos. — Oh, sí, porque largarse a Dios sabe dónde es la solución. ¡La policía lo va a perseguir, van a creer que te tiene secuestrada! ¡¿Qué parte de eres una menor no han entendido?! — Evan pasa con desesperación una mano por su castaño cabello —. ¿Piensan vivir prófugos toda la vida? ¿Es esa la solución? ¿Están jodidamente hablando enserio?