PreparativosVigésima Era después de la guerra sangrienta,
ciudad de Radigast
Rhevi estaba en su habitación haciendo las maletas para el viaje. Cuando terminó, se puso a pulir su espada. Notó un símbolo que nunca había visto antes. Estaba grabado en la hoja, era muy pequeño. Representaba tres cuchillos que se cruzaban en un reloj de arena. ¿Cual era su significado? ¿Podría ser que nunca lo hubiese notado? Observó toda la cimitarra para tratar de descubrir otros detalles que se le hubiesen escapado, pero nada, no había ningún rastro de estos. Seguramente le preguntaría a Talun a la mañana siguiente, tal vez el mago sabía más.
Se desnudó, se puso su camisón y se metió en la cama bajo las pesadas mantas de invierno.
No se durmió enseguida y pensó en su padre y su madre. Si hubieran estado allí, tal vez podrían haberla ayudado. Una lágrima rodó sobre su mejilla.
Esa noche soñó con su madre, tal como la había imaginado.
"No te preocupes, hija mía, sé que puedes hacerlo." Su voz era tan suave como su aspecto, se parecía mucho a ella, aunque su cabello azul no tenía ningún reflejo.
Era más alta que ella, llevaba un vestido color verde oscuro con un colgante alrededor del cuello, pero Rhevi no vio cómo era. Sólo dijo con una voz llena de tristeza, "¿Me ayudarás, madre?"
La elfa la miró y sonrió.
Era por la mañana, y quizás ya era tarde, cuando se levantó para prepararse.
CAPÍTULO 7