LEO
Salí de la cueva y el estacionamiento tratando de despejar mi mente. Cerrando la puerta tras de mí, me dejé caer al suelo, apoyando mi cabeza contra el frío metal de la pared detrás de mí mientras daba una calada a mi cigarrillo.
—¿Winona?— llamé a través del enlace.
—¿Sí, Alfa?—
Winona, ella era una de las pocas personas que había acogido. No nació en la manada Sangue, pero aún así era alguien en quien confiaba, una de las pocas personas en quien confiaba por completo en torno a mi hijo.
—¿Qué ha cocinado Rosaline esta noche?—
Rosaline era mi cocinera, vivía dos pisos más abajo que yo y hacía la mejor comida para mí y Corrado. Cuando publiqué el aviso para la posición, recuerdo haber elegido a quien hizo la comida que más le gustó a Corrado después de probarla toda. Aún recuerdo
