AZURA Mierda. No. ¿Le digo a Leo? Estaba tratando de calmar mi acelerado corazón, ¿qué hago? Lo primero que se me vino a la mente fue pedirle que se detuviera en la gasolinera y alejarme de él, pero tenía que pensar en mi bebé. Hacer eso no solo me pondría en riesgo a mí, sino también al bebé. —¿De quién era el mensaje? —La voz de Leo me sacó de mis pensamientos, haciendo que mi aliento se entrecortara ante su pregunta. Me observaba intensamente. Sus penetrantes ojos parecían adentrarse en mi alma. —Una de mis amigas. —Me encontré mintiendo, mientras miraba el espejo lateral tratando de ver detrás de nosotros. Solo se podían ver los deslumbrantes faros de un coche. ¿Era él? ¿Estaba cerca? ¿Intentaría algo? También estaba poniendo a Leo en riesgo si no le decía. ¿Qué debería ha