Miré a Corrado, que nos escrutaba atentamente.
—Iré a jugar en mi habitación, papá — sugirió, sabiendo que estábamos hablando de negocios a través del enlace.
Listo cachorro.
—Claro. —Le revolví el cabello mientras bebía su leche de un trago.
Me levanté, encendí la televisión de su habitación con mi reloj y me dirigí a mi estudio con Emmet detrás de mí.
—Leo, tu padre, el Alfa, está regresando. ¿Dónde vas a mantener una cantidad tan grande de drogas?
—Aquí mismo. Como dije, Emmet, sé lo que estoy haciendo. Ya tengo compradores de todo el continente listos para ponerles las manos encima. Cuando termine, me convertiré en uno de los hombres más ricos del mundo —dije fríamente, sentándome en mi silla.
—A un riesgo muy peligroso... Escuché que RJ no se quedará de brazos cruzados, Leo...
