Dos días después…
Love regresaba de un trabajo rápido que tuvo que realizar. Sanem le dio el perfil del objetivo que debía eliminar en Londres, siempre ha sido eficaz y sin dejar cabos sueltos. Le gustaba ese tipo de trabajos, rápidos, sencillos y sin tanto papeleo, realizaba su informe en el jet privado de la CIA y así volvía rápido a casa con sus hijos.
Está agotada física y mentalmente, pero al entrar en casa y ver a sus hijos con su niñero, todas sus fuerzas regresan a ella.
— Hola – sonrió Love dejando su mochila en el piso.
— ¡Mami! – gritaron ambos niños que fueron corriendo a los brazos de su madre – lo abrazaron fuerte.
— Hola amores – dijo Love dándole un beso a cada uno de sus hijos - ¿Cómo se portaron?
Los gemelos aún no hablaban del todo bien, pero en lo poco que dijeron les entendió.
— Jensen se cayó del último escalón todo porque Natan estaba tras él, pero no pasó nada más grave – dijo Gregori con una sonrisa.
— Está bien Greg – le sonrió – Gracias por cuidarlos, fue un trabajo de última hora pero lo termine rápido para estar aquí.
— Descuida, me gusta cuidarlos – le sonrió, si tampoco era secreto que Gregori también le tenía ganas a la morena. – Y es bueno que regresaras rápido, extrañan a su mami.
Love lo miró con una sonrisa, tenía que repetirse que no se podía acostar con el niñero porque eso arruinaría las cosas con sus hijos y no tiene tiempo de buscar otra niñera.
— Puedes irte, me haré cargo de ellos, gracias de nuevo.
— Está bien – Greg estaba por irse cuando al abrir la puerta encontró a alguien – Mmm Love, tienes visitas.
— Sanem – le sonrió – Está bien Greg, gracias por todo.
El niñero se fue con una sonrisa, Love le miró el culo sin disimular frente a su jefa que tenía frente.
— Se nota a kilómetros que le tienes ganas al niñero – sonrió la pelirroja.
— Si, pero si me acuesto con él no encontraré a alguien tan buena con los gemelos y no tengo tiempo para buscar niñeras – soltó una risita.
— Tu hermano – la morena la miró – Llegó hace como tres semanas al país.
Su hermano mayor estaba en el país, era la primera vez que lo vería depsues de todo lo que ocurrió…
— Creí que seguía en Marruecos – suspiro - ¿Qué pasa Sanem? Tú no vienes por simple amistad.
— Me ofende, pero eso cierto – la miró – Escucho mucho silencio ¿Dónde están los gemelos?
— Están comiendo, Greg les puso una película que los tiene entretenidos – señaló la sala y era cierto, los gemelos estaban comiendo mientras miraban la Tablet.
— Bien – carraspeo – Este último trabajo se atravesó con una misión – la miró – La mafia DUMA ha puesto su ojo sobre ti y les has interesado. Uno de los nuestros dijo que esta mafia pidió tu contacto.
— Supongo que está mafia – se cruzó de brazos. – Están tras ella ¿verdad?
— Exacto, había alguien a cargo, pero hace poco murió, lo eliminaron. – apretó los labios – Entonces queremos a alguien.
Love miró a sus hijos antes de regresar la mirada a Sanem.
Quiere regresar a ser esa gran agente infiltrada de la CIA, pero no quiere perder a sus hijo de vista, no quiere perderse muchos momentos con ellos. Fue la madre ausente cuando estaba con su esposo y su hija, ahora es madre soltera y todo es más complicado…
— ¿Qué me ofreces? – pregunto mirándola.
— Sé qué estar en campo te gusta – le sonrió – Y vamos, pasas por una jodida criminal – Love le sonrió – Puedes ser nuestros ojos y oídos, infiltrarte, ser uno de ellos, sabes el trabajo de espía.
— Lo entiendo – la miró – Supongo que Aradia volvería al ruedo – dijo, mencionando su pasado alias en la CIA – Ya no sería más una sicario.
— Volverías a ser una agente activa de la CIA – le sonrió.
Love no podía tomar esa decisión a la ligera, ser una agente activo fue lo que asesinó a su esposo y su hija, dejándole solo a sus gemelos. Apenas puede recuperarse de la muerte de ellos, está tratando de ser una buena madre, mantener el equilibrio.
— Tengo que pensarlo, organizarme con mis hijos – suspiró mirándola. – Volver a mi área de trabajo me ayudará a sanar esto. Pero estar lejos de ellos, no quiero perderlos.
— Por eso no te alejaras, tú solo estarás con ellos cuando te necesiten, no te expongas tanto. Eres madre, sé lo que pasaste y no dejaré que vuelva a ocurrir, me lo prometí esa noche – apretó su brazo.
— Sé hacer mi trabajo – suspiró – Lo pensaré, cuando hagan contacto ya vere que decidir.
— Está bien – tomo sus cosas – Cuidate Love.
— Lo mismo digo – le sonrió – Cuando hables con mi hermano, dile que venga, soy su familia todavía.
Love cerró la puerta y volvió a la cocina con sus hijos, se quedó un momento mirándolos. Cuando su padre murió ellos solo tenían 10 meses y ahora están a nada de cumplir los dos años, le hubiera encantado que ellos estuvieran ahí, también le hubiera encantado que él estuviera ahí.
Pero nada en su vida es para siempre.
Al siguiente día, decidió salir a hacer las compras, se puso la cangurera y puso a Jensen en ella ya que era el más flojo de los dos, mientras que Natanael tomaba la mano de su mamá y caminaban.
— Creo que deberíamos comer algo niños – dijo mientras miraba la cafetería. – ¿Tienes hambre Jen?
— Sí, mami.
— ¿Y tú Natan? – movió su manita y él la miró asintiendo con su cabeza.
— Pues vamos a comer algo entonces.
Entró a la cafetería, buscando donde sentarse vio algo que le hizo sonreír en grande.
Ante sus ojos estaba un hombre con traje, tenía una cangurera donde tenía a un pequeño niño pelirrojo, de la mano tenía a otro niño un poco más grande y junto a ese niño estaba una niña un poco más grande que el niño. Estaba luchando por sostener las bolsas en su mano y tomar su café.
Sin duda se notaba que trataba de mantener el equilibrio como ella en sus primeros días con dos bebés que lloraban al mismo tiempo y requerian todo al mismo tiempo. Sujeto con fuerza la mano de Natanael y se acercó a él.
— ¿Necesitas ayuda Rag? – sonrió divertida, Ragnar se giró y la vio. Una sonrisa se le formó al verla con los gemelos.
— Por favor – sonrió mirándola, se acercó, tomó sus bolsas y se fue a una de las mesas grandes que habían en el lugar.
Se acomodo dejando a sus hijos sentados en su regazo mientras esperaba a Ragnar y sus hijos. No suele llevarse bien con padre con hijos, pero Ragnar parece del tipo que está perdido en el mundo de la paternidad, al verlo con sus hijos y las bolsas, le hace creer que es padre soltero.
– Esto si es una sorpresa, creí que solo tenías a Julian – sonrió mirando a los niños.
— Pues no – le sonrió – Él es Mattias y ella en mi hija la mayor de los dos, Danielle – Ragnar miró a sus hijos – Ella es una amiga, se llama Love.
— Hola niños – sonrió Love – Ellos son mis hijos, Jensen y Natanael, pero le pueden decir Nat – acarició el cabello de su hijo.
— Cool tus tatuajes – sonrió Danielle.
— Gracias – le sonrió.
Ambos padres se miraron con una sonrisa, pensando en la gran casualidad que era esa.
— Y dime ¿Qué hacías por aquí? No te vi ayer en el gran taller.
— Estuve trabajando, ellos se quedaron con el niñero – sonrió de lado – Y ya que no estuve con ellos, hoy era día para pasarlo en familia.
— Me parece perfecto, yo hacía las compras para la comida.
— Oye ¿quieres ayuda? Te vi algo estresado, tenías el ceño fruncido – los dos rieron – Mira tal vez no confies del todo en mí, pero puedo cuidar a tus hijos el día que quieras. Llevalos a casa y estarán muy bien con los gemelos, tengo de todo en casa, videojuegos, mesa de billar, un mini cine.
— ¿Enserio? – dijeron ambos niños con los ojos brillando de emoción.
— Si, de verdad tengo una sala de juegos de todo tipo, la uso más yo que ellos porque están chiquitos – sonrió – Pero en verdad, si su papá Rag los deja, pueden estar en la casa con los gemelos, no hay problema con ello.
— ¿Podemos papu? – dijeron los dos niños al mismo tiempo haciendo un puchero.
— Vamos papu no sea así – sonrió Love mirándolo.
— Manipuladora – susurro con una sonrisa – Lo haré, si vienes a casa y me ayudas a hacer la comida.
— Por favor Love, ven a casa, nosotros estaremos con los gemelos, por favor – dijo Danielle con unos ojos de cachorro abandonado.
— Nell no hagas esos ojos – dijo Ragnar con una sonrisa.
— Acepto, como decirle que no a esos ojos – sonrió la morena – Dime qué tienes pensado hacer, para saber que puedo comprar o llevar.
— Tengo todo, si quieres traer algo y lo digo para nosotros claro está – sonrió de lado – Un vino.
— Un vino, me parece perfecto, llevaré la bebida para los niños. Mandame ubicación de tu casa y yo llego.
— Perfecto, en cuanto llegue te la mandaré – la miró.
— No me tardaré, solo iré a casa para dejar algunas cosas, compro lo que hace falta y nos vemos en tu casa.
El plan estaba listo… Ambos padres están por conocerse mejor.