Los niños estaban sobre su pecho y Kellen estaba como loco con ellos allí. Es que no se lo creía. ¡Teníamos dos hijos! ¡Nuestros! Esta era nuestra despedida hasta nuevo aviso. —Tienes que tragarte esas emociones, Danais.—me pedía, como si fuera fácil. Tenía que ver la cara, todos los días, del hombre que se había intentado quedar con mis hijos, sin ser suyos, sabiendo que no eran suyos, amenazándome con ellos, usándolos como una arma, en mi contra. ¡Arriesgando sus vidas por una maldita herencia!—A lo mejor tarda un mes o dos en solucionarse las cosas, pero…hasta este entonces son hijos de Ares Marshall, por el bien de todos, por el bien de ellos. —Dime una cosa, ¿todo esto se trata de dinero? ¿Es…similar a lo que pasó con Ares? Porque no creo que tú seas capaz de mantenernos alejado