Lucinda POV
Descansada, alimentada y vestida con su equipo de recuperación, con su arco colgado en la espalda, Lucinda agarró los dos estuches más pequeños de la mesa de la cocina y se dirigió a la casa de la manada. Normalmente, no entrenaría a las gemelas con todo su equipo, pero hoy era un día especial y ya tenía permiso del Alfa Corey para hacerlo. Siempre y cuando él pudiera ver las fotos.
Hoy tenía una sorpresa para las niñas. Hoy recibirán su primer arco compuesto real, una para cada una, por supuesto. Para llevar siempre con ellas, para practicar cuando quisieran. Cuando ella no estuviera aquí para entrenarlas, no podía esperar para mostrarles sus regalos. Llevaban seis meses pidiéndolo, Gabby y James finalmente aceptaron y le informaron a Lucinda sin decirles a las niñas. Lucinda estaba muy feliz y se había ido a que Manny creara los arcos a medida para el tamaño de las niñas.
Usó su bota para llamar a la puerta de la suite Gamma. Lauren la abrió y chilló al ver a Lucinda con su vestimenta y luego sus ojos se posaron en los dos estuches, y empezó a llamar a su hermana Simone, gritando acerca de los arcos.
Simone salió de una habitación frente a la sala de estar, las dos empezaron a saltar y gritar de emoción también. Habían cumplido ocho años mientras ella había estado ausente y estos eran realmente sus regalos.
Dentro de la suite, Gabby la saludó y le señaló el hecho de que estaba completamente equipada.
—¿Por qué todo el equipo?
—Conseguí permiso del Alfa por el cumpleaños de las niñas. Además, tengo a alguien a quien molestar —dijo con una sonrisa pensando en ese bastardo que la llamó mestiza. Había ganado su duelo de lanzamiento de cuchillos en su último encuentro y quería recordarle su derrota. Él era un Alfa y ella lo había superado. A ella y a Ky'ra les divertía mucho. Al ver que él estaba aquí para el baile del apareamiento, habían decidido recordarle su derrota.
—Ah, debes estar hablando de Alpha Nicholas —asintió—. Él pensó que era tú, anoche —Lucinda vio a Gabby estremecerse visualmente—. Me asustó muchísimo. Yo, en tu lugar, lo dejaría en paz.
—¿Qué te hizo? —Lucinda frunció el ceño, no le gustaba el sonido del encuentro y no iba a quedarse parada dejando que un Alfa sea cruel con su amiga.
—En realidad, nada. Se acercó a mí y exigió que me disculpara con él.
—¿Espera que me disculpe por qué, exactamente? —Lucinda frunció el ceño, no tenía nada de que disculparse, el hombre tenía suerte de seguir respirando. Debería estar agradeciéndole por no haberle atravesado el corazón con esa flecha, o el ojo para el caso. Solo estaba haciendo su trabajo. Nada de qué disculparse.
Ky'ra resopló.
—Está enojado porque le ganaste.
Lucinda asintió.
—Bueno, ese bastardo grandote no puede ganar siempre. Siempre hay alguien mejor.
Entregó los estuches a las niñas, ahora que finalmente se habían calmado, esperaban pacientemente sus regalos, tranquilas. Las vio abrir los estuches y empezar a gritar de nuevo. Porque dentro de los estuches no solo estaban sus arcos, sino también pequeños trajes negros a juego. Muy similares al suyo.
—Bueno, vayan a ponérselos — las animó—. Para que podamos ir a entrenar.
Se fueron corriendo a su habitación.
—¿De verdad tenías que hacerlo? —Gabby se rio.
—Sí, definitivamente sí —respondió Lucinda riendo.
—Vamos, son tan adorables, las tres corriendo en n***o, con sus arcos —Sonrió a su amiga.
—Buena oportunidad para una foto familiar, ¿no crees?
—Voy a buscar mi teléfono.
—Usa el mío —Lucinda sonrió, quería las fotos en su teléfono. Gabby tomó su teléfono y una vez que las niñas estuvieron vestidas, posaron con sus arcos de muchas formas diferentes. Mientras Gabby tomaba muchas fotos, ella envió algunas a su propio teléfono y al de James también. Lucinda insistió en enviar una al Alfa, explicó que le había prometido que las vería, ya que le permitía entrenarlas con todo el equipo hoy.
Lucinda se dirigió al terreno de entrenamiento con las niñas, eran tan malditamente adorables con sus pequeños trajes a juego y llevando sus estuches de arco. Suspiró, las quería tanto, estaba contenta de que Gabby y James las hubieran aceptado. Las dos pequeñas frente a ella estaban tan felices, Lucinda no sabía si podría haberlas criado tan felices. Sí, las amaba muchísimo, pero a veces mirarlas le recordaba ese día terrible y la entristecía mucho.
Ella caminó y ellas corrieron una vez afuera. Mientras pasaba junto a la Hummer, vio a ese bastardo grandote, ahora sabía su nombre. Alpha Nicholas, parado al lado, observándola esta mañana, Ky'ra se adelantó y arañó la puerta del lado del conductor en varios lugares, perforando alrededor del tirador de la puerta, y luego siguió caminando, arrastrando sus garras por todo el resto de su auto.
—¿Qué estás haciendo?
—Por llamarme mestiza —gruñó—. Me comportaré como una —Luego se rio.
—Oh, nos vas a meter en tantos problemas —Lucinda negó con la cabeza y miró alrededor agradecida de que nadie las estuviera mirando para identificar que era ella. Y ella también se rio. —Creo que se lo merece, intimidó a Gabby.
Su lobo era impredecible a veces, una ley para sí misma, llamar a Ky’ra mestiza no fue agradable. Luego, la forma en que su lobo se había erguido para dominarla esta mañana. Luego, descubrir que había asustado a Gabby, no fue especialmente sorprendente para Lucinda, que Ky’ra encontrara una forma divertida de hacerle pagar por todos los insultos.
Ky’ra había mostrado sus colmillos y gruñido a su lobo esta mañana, mostrándole que no le importaba su exhibición de poder. Él no era su Alfa. No tenían la obligación de someterse a él o a su lobo, y ahora le estaba mostrando realmente cuánto podía ser irrespetuosa con otro lobo.
—Irrespeto.
—Merece el irrespeto —Lucinda estuvo de acuerdo.
A mitad de entrenamiento, podía sentir ojos sobre ella y dirigió su atención en la dirección de donde sentía que venían. Vio a ese bastardo grande observándola desde la esquina de la casa de la manada, su Beta a su lado, Alpha Nicholas, había dicho Gabby.
«Adelante y mira» pensó y se dio la vuelta y continuó entrenando e instruyendo a las gemelas, que ahora estaban vestidas como ella. Habían estado entrenando con ella durante dos años y sabían qué hacer, cómo seguir su liderazgo y ellas prestaban atención, ansiosas por aprender.
Los nuevos arcos requerían acostumbrarse, estaba aquí hoy para ayudarles a acostumbrarse a su nueva arma. Ajustarlos y aprender a usarlos correctamente, hacer esos pequeños ajustes para que encajaran mejor en las chicas.
El oído de Ky’ra captó de nuevo la palabra mestiza, un gruñido estalló en ella, todo su cuerpo se paralizó.
Lucinda tocó el hombro de ambas chicas, recuperó su propio arco de su espalda, se puso frente a ellas para que pudieran observarla y seguir. Enganchó una flecha, las chicas imitaron exactamente sus acciones. Luego se giró y lo miró directamente a él, llevó su arco hacia él y apuntó su flecha directamente hacia él.
—Llámame mestiza de nuevo. Te reto —ella y Ky’ra gruñeron directamente hacia él. Ambas chicas también le apuntaban, sabía que su oído de Alpha mejorado habría captado sus palabras.
Observó cómo su Beta puso una mano en el hombro de su Alpha, quien daba un paso adelante. Él había entendido su intención, no era un desafío lo que estaba ofreciendo, era una amenaza directa de que si él la llamaba mestiza una vez más, ella le dispararía una flecha sin importar quién fuera él.
Lucinda sabía que no podía dispararle realmente. Probablemente, comenzaría una guerra, pero podía disparar una flecha justo al lado de su cabeza en la pared. Parecía que su Beta tenía más sentido común, lo detuvo. Lucinda volvió su arco hacia la diana al final del campo de entrenamiento y, mirándolo directamente, sin apartar la mirada, soltó su flecha. Sabía que su objetivo sería cierto, esto era una habilidad que había dominado años atrás, incluso sin su lobo. Dominado, sí, pero aún entrenada para hacerlo todos los días en los que podía entrenar.
Ambas chicas también soltaron sus flechas por el campo de entrenamiento, sus movimientos aún imitaban los suyos, como ella esperaba. Observó cómo sus ojos se movían para seguir su disparo. Registró que se daba cuenta de que no había fallado su objetivo, con algo más que sorpresa.
Luego, simplemente se dio la vuelta y se alejó de él, caminando con las gemelas para recolectar sus flechas. Él se fue poco después de eso.
Lucinda continuó entrenando con las gemelas, los últimos treinta minutos fueron con cuchillos y práctica de lanzamiento. Las chicas todavía estaban aprendiendo esto y solo podían usar hojas de entrenamiento de madera. Todavía estaban acostumbrándose a sentirlos, todavía tenían dificultades para no clavar el extremo afilado en sus objetivos deseados. Pero era algo nuevo para ellas, James no quería que aprendieran a jugar con cuchillos en absoluto. Lucinda quería que sus hermanas pequeñas pudieran defenderse, ya sea desde lejos o de cerca y personalmente. El problema más probable sería de cerca y personal, por lo que insistió mucho en el tema, y él finalmente cedió hace solo tres meses.
Las envió a casa a cenar y ella se dirigió a casa para comer y tomar una rápida siesta antes de la patrulla fronteriza. Esta noche habría más rogues y quería estar bien descansada, ya que tenía la intención de salir más temprano, ya que la luna salía a las 21:00. Así que necesitaba estar en la frontera y estar alerta para entonces. Así que le correspondían dos horas rápidas de siesta antes de sus próximas 10 horas de patrullaje.
Salió de la casa en forma de lobo a las 20:00. Asegurándose de alejarse lo suficiente antes de que la diosa empezara a hacer de celestina con los lobos. Ya podía oír la música que sonaba, ya que el baile de apareamiento estaba en marcha, en el salón de baile, en el lado este de la casa de la manada. Todos los lobos sin aparear de su manada tenían permiso para asistir, todas las patrullas fronterizas serían de lobos apareados, con la excepción de ella.
Ella no asistiría al baile, nunca lo hizo y Luna Lindy celebraba uno cada 3 meses aquí. Durante los últimos 8 años, hasta ahora todo bien, la diosa había decidido dejarla en paz.
Su apareamiento con Matthew en su 18º cumpleaños fue porque su cumpleaños había caído en la luna llena misma. Había sido uno de esos raros días en los que ya se podía ver la luna en el cielo de la tarde. Traviesa diosa, siempre lograba encontrar algunas formas para aparear a sus lobos. Aunque los lobos encontraban a sus parejas solo en las noches de luna llena, de ahí los bailes de apareamiento bajo la luna llena. Había algunos afortunados que se conectaban fuera de las lunas llenas, aunque Lucinda pensaba que sus bestias debían ser bastante especiales para hacer eso.
El Alpha Corey la conectó mentalmente justo después de que ella comenzara a patrullar.
—Lucinda, ¿no sabes algo sobre el coche de un Alpha visitante que fue dañado?
—No sé nada —respondió con una sonrisa en su voz que no podía ocultar. Estaba casi riendo y tratando desesperadamente de contenerse. Y técnicamente no era ella.
—¿Ky'ra no sabría, verdad? —él no era estúpido. Y su diversión se escuchó a través del enlace.
—Ky'ra hace lo que quiere, Alpha, a veces no puedo controlarla —ahora ella estaba riendo, no podía evitarlo, incluso Ky'ra estaba completamente divertida.
—Por el amor de la diosa, Lucinda, ve a mi oficina ahora.
—Estoy en patrulla, Alpha. Habrá rogues adicionales. ¿Puede esperar? No es como si fuera a ir a ninguna parte en este momento, ¿verdad? —Todavía estaba riendo, no podía evitarlo, sabía que Ky'ra había estropeado la manija de la puerta y él no iba a poder abrirla en mucho tiempo.
—De acuerdo, pero tú y Ky'ra metan sus traseros en mi oficina justo después de la patrulla. ¿Me hago entender?
—Sí, Alpha, perfectamente claro —se rio, oh, estaban en serios problemas.
—Lo digo en serio —le gruñó enojado a toda su diversión y cortó la conexión.
—Ah, Ky'ra, mira, nos metiste en problemas de nuevo.
—Valió la pena —resopló y ambas se rieron.
—Qué lástima que no pudimos ver su reacción, apuesto a que fue impagable.
—Parece que tenemos a alguien siguiéndonos —toda la diversión había desaparecido ahora.
—¿Qué? —Lucinda frunció el ceño, Ky'ra estaba bajo control total al estar en forma de lobo.
—Sangre de beta, ese grandullón es el beta.
—¿Crees que saben que fuimos nosotros? Si quiere pelear, me encargaré de ello.
Había muchos rogues para enfrentar esa noche y, para su sorpresa y la de Ky'ra, ese beta grandullón se unió y luchó junto a Ky'ra. También era un buen luchador, aunque parecía un poco demasiado agresivo, siempre tratando de interponerse entre ella y los rogues cuando él mismo no estaba peleando con uno.
Ky'ra le gruñó en más de una ocasión para advertirle que se apartara. Siendo un beta, la ignoró hasta que ella se enfadó tanto que lo mordió, hundió sus dientes justo en su caja torácica.
Su lobo gruñó al suyo, no podían comunicarse debido a que no eran de la misma manada. Pero él pareció entender el mensaje o al menos aparentó hacerlo y se alejó un poco, dándole espacio para hacer su trabajo el resto del turno, gracias a la diosa.
Afortunadamente, él no la siguió a casa, Ky'ra estaba más que enfadada con su constante compañía. No le habían informado a ella, por parte de su Alpha, que estaría allí para ayudarla y ella no lo necesitaba, según su opinión.