CAPÍTULO DIECISIETE Softis pasaba lentamente por entre las ruinas de Volis, apoyándose en su bastón, caminando y recordando. Se detuvo junto a lo que quedaba de uno de los muros y pasó su mano por su orilla, aún suave, y recordó que solía jugar en este lugar en su niñez. Recordó pensar que Volis existiría para siempre. Softis recordó a su padre y a su abuelo y como solía jugar a sus pies, aprendiendo acerca de los grandes historiadores, los afamados Cronistas del Reino que habían viajado desde Andros. Sabía que no había un rango mayor y supo desde que pudo caminar que eso era lo que él quería ser. Para él, la gloria estaba en las historias y no en pelear las guerras. Después de todo, las guerras se desvanecían, pero los Cronistas hacían que vivieran para siempre. Softis respiró profunda