CAPÍTULO TRECE El Supremo y Sagrado Ra caía de su balcón agitándose por el aire después de que el dragón hubiera golpeado el muro de piedra y se dirigía hacia el patio de piedra que había abajo. Vio su vida pasar frente a sus ojos, sus conquistas, sus triunfos, sus victorias; entonces supo que no estaba listo para morir. Sabía que él era más grande que la muerte. Él era El Que No Podía Morir, y mientras caía, se enfureció con la Muerte por tratar de exterminarlo y entonces tomó la decisión de no morir. Ra miró hacia abajo mientras caía y distinguió a sus soldados, muchos de ellos quemándose y gritando y tratando de escapar del fuego de los dragones. Era una escena de devastación. Pero incluso en medio de la devastación, Ra sabía que había esperanza; sabía que siempre había una solución.