— Buenos días, el día de hoy no se podrá presentar el Sr. Federico Campbell, yo estaré a cargo de sus entrevistas, mi nombre es Francisco Campbell. —si me sorprendí con solo verlo, ahora estaba malditamente anonadada. Francisco Campbell, ¿es posible que existan dos Franciscos Campbell en esta ciudad? No, no puede ser, él no puede ser aquel chico, es imposible que sea él, ¿por qué Mateo no me dijo que Federico tenía un hijo? ¡Y que era el chico que hace diez años me regaló un collar que aún conservaba como una reliquia! ¡Era mi primer amor! Mierda, tengo puesto el collar y lo va a ver, ¿me reconocerá? Joder, no, ¿qué es esta mierda? —A continuación, dejaré las respectivas pruebas de cada una, tienen treinta minutos para responder. ᅠ
¿Es posible que no me reconozca? Han pasado diez años desde la última vez que lo vi, ambos estábamos muy cambiados, ahora entendía porqué me resultaba familiar, ¡era él! Ojos avellana, cabello n***o, su barba de días lo hacía lucir tan endemoniadamente atractivo, incluso podía escuchar algunos suspiros de las mujeres listas para la entrevista, ¡imbéciles!ᅠᅠ
Aunque debo admitirlo, Francisco está bueno, se veía que le dedicaba mucho tiempo a su cuerpo y su belleza natural llamaba la atención de cualquiera.ᅠ
¿Qué habrá hecho todo este tiempo? ᅠᅠᅠ
¿Tendrá novia? ¿Esposa? Su dedo estaba libre de anillos, pero no descartaba la idea de que tuviera una novia, tal vez prometida. ᅠᅠ
— Está buenísimo. —escuché a la mujer sentada a mi lado. Idiota. ᅠᅠ
Las hojas fueron repartidas, y cuando llegó a mi lugar, me dio un rápido vistazo y sus cejas se elevaron levemente con sorpresa. ᅠ
¿Así me vería yo al verlo entrar por la puerta?
— Señorita café latte. —fingí estar tan sorprendida como cuando lo vi por primera vez, o sea, si lo estaba, pero no tanto como antes. Aunque me encantó la manera que me llamó. —Qué sorpresa verla de nuevo.