Capítulo II

2090 Words
El nacimiento de mi proyecto. Como si fuese una experta tomé mis carpetas con las historias clínicas de mis pacientes y caminé hasta mi consultorio. Era un lugar muy sobrio, anticuado y oscuro. Las paredes estaban pintadas de azul oscuro y en la pared figuraban algunos cuadros fatalistas. Parece que esa fuese la oficina de “tristeza” la niña azul de Intensamente. Todo el espacio no genera una sola emoción positiva, y no es que mi vida fuese muy alegre pero está decoración ya era extrema. De esa forma la percibí, o debe ser que me identifique con el lugar pero de lo que sí estoy clara es que ese no era un lugar acordé para atender a “mis pacientes” De allí saldrían más agobiados de lo normal. Llamé a la señora Sonia y le dije: —Usted me va a disculpar. Pero el lugar que han elegido para que sea mi consultorio es horripilante. Si la anterior Doctora no era tan efectiva ya entiendo el por qué. —Ella estaba incrédula ante mi observación y preguntó: —¿Qué tiene que ver el aspecto del lugar con la efectividad de la terapia? —En este punto si estaba clara porque en mi escolaridad tuve una profesora y siempre nos insistía que el lugar debería estar relacionado con la actividad que se iba a realizar y los colores deberían ser armoniosos para que las personas se sintieran a gusto y en confianza. ¡Era mi momento de brillar! Así que le respondí: —Por supuesto que sí tiene que ver, mi estimada Sonia. ¿Ha ido alguna vez a un bar? Se ha fijado que alrededor hay imágenes de mujeres consumiendo tragos, distintas marcas de ron servido con hielo en un precioso vaso. Y así sucesivamente si vas a la iglesia observas imágenes alusivas a la religión. ¡Es lo mismo! Solo que acá en el área donde el paciente se debería sentir alegre, sin alguna pizca de amargura, observé con que se encuentra. —Le señalaba las pinturas trágicas y entonces mencionó: —Pero son obras de arte maravillosas. —No pues ya entiendo a cargo de quién estuvo la decoración. Le insistí en que debíamos hacer modificaciones en esa oficina o me rehusaría a atender a algún paciente. Estaba tocando el límite pero dirigir personas si lo sabía hacer, en eso me había formado. La señora accedió, me aprobó un presupuesto para remodelar y pospuso la cita de todos los pacientes de la semana. Tiempo extra que debería aprovechar de cualquier forma. Me puse al frente de los cambio qué necesitaba la oficina. Empezamos por poner un gran ventanal, quedó perfecto porque tenía vista a un pequeño bosque. Agregamos comederos de aves con alpiste para empezar a cebarlos y que llegarán a comer con confianza. También adaptaron un acuario con forma de escritorio, sería lo que me separaría del paciente. La paredes las necesitaba de color blanco y quería varias plantas con flores. Tardaron cuatro días haciendo los cambios en mi consultorio. (Se oye tan refinado que ni yo me la creo) conseguí un reproductor y lo usaría para poner música relajante. Quería que el paciente se creyese que estaba en un maravilloso lugar para causar buena impresión. ****** Se me acabaron las excusas y el lunes a primera hora debía enfrentarme al primer paciente. Reviso su historia un segundo antes de hacerle pasar: Historia N⁰ 0000001234-98 Nombre: Wladimir Andelfo Rosales Edad: Veintinueve años Síntomas: Insomnio, pérdida del cabello, falta de apetito, cansancio o fatiga. Tratamiento:_______________________ Hago ingresar al señor Wladimir, quién entra muy intranquilo. Notó que trae gafas oscuras y una gorra. Por deducción debe tener unas grandes ojeras y su cabeza debe estar casi calva. Le saludo y le instó a qué me cuente ¿Cuál es el motivo de su visita? Él sin haberle causado un poco de confianza empieza a hablar de una forma muy metódica. Lo detengo y le pido que hagamos un ejercicio primero. Le hago sacar las gafas y su gorra. Lo hace pero aún así se ve muy tenso. Y le propongo un juego: —Wladimir, aquí tengo una cuerda para saltar. Soy experta en saltarla. Si consigues hacer cincuenta saltos seguidos sin fallar te permito qué me hagas una pregunta sobre mi vida s****l. ¡La que quieras! —Él chico me ensartó con la mirada y empezó a saltar. Diez, veinte, treinta, treinta y cinco, treinta y seis y falló. Ya había conseguido lo que deseaba y era qué se relajara. Se puso a reír por estar tan cerca de conseguir su meta y entonces le dije: —¿Cuál es la situación qué te trae por acá? —Le ofrecí una taza de té y lo llevé hasta la ventana para que pudiera llenar sus pulmones de aire fresco y habló: —Estoy preocupado, creo que voy a enloquecer de verdad. Por las noches no consigo descansar, siento que duermo muy poco y durante el día no tengo energías para nada. He dejado de comer por gusto y lo hago por obligación. ¡Quisiera qué esto que siento se retirará ya de mi vida!—Por deducción eso era causado por algo más complejo qué me estaba ocultando y lo iba a averiguar: —¿Cómo está tu vida s****l? —No fue capaz de mirarme a los ojos y se encogió de hombros. Quise insistir y pregunté: —¿Alguna ex pareja reciente? —Negó con su cabeza y entonces intenté hacer una pregunta más: —¿Algún amor no correspondido? —Apartó la mirada y asintió. Lo tenía, estaba sufriendo por amor. Indagué y lleva una vida muy sedentaria. Así que antes de enviarlo con la psiquiatra para medicar le recomendé algunos té naturales antes de dormir, le establecí una rutina de ejercicio que debería documentar con fotos y videos que deberían ser enviados a mi w******p. (Era la única forma de asegurarme qué los hiciera). Debe volver en quince días para evaluar su progreso. Aquí debía estudiar la forma para que ese chico se fijara en otras personas que si le correspondiera, usaría cualquier método para convencerlo de qué tenía muchas posibilidades de conseguirse una pareja sentimental. Se despidió y yo me quedé entusiasmada. No sabía si había hecho mal o bien pero ya había tenido mi primera víctima, digo paciente. Revise la historia del siguiente: Historia N⁰ 0000001234-67 Nombre: Gisela Viuda de Duarte Edad: Cuarenta y ocho años. Síntomas: Pesadillas constantes, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, mala memoria. Tratamiento:_______________________ De ésta problemática deducía que se trataba de un caso postraumático. Usar el apellido de su esposo con la palabra viuda reflejaba un apego o necesidad de ser reconocida como alguien. Entró y hablaba muchísimo, el anterior paciente porque había que sacarle las palabras y a ella porque no paraba de hablar. Se sentó y me contó todo lo que había hecho la semana pasada cuando le recomendaron qué tomara una terapia. Mientras la escuchaba podía deducir que no estaba comiendo bien, lo de mala memoria todavía no aparecía por ningún lado porque describía las situaciones como si las estuviese viviendo, a menos que todo lo estuviese inventando. Le pregunté sobre las pesadillas y empezó a hablarme de situaciones tormentosas que le ocurrían en los sueños. Estaba claro que el caso de ella era muy fuerte y requería remitirse al psiquiatra, no podía hacer nada por ella. Era más complicado de lo qué se creía y requería medicación. Así que hablé con la secretaria para que la atendiera. Aquí es donde empiezo a observar que el trabajo no sería fácil y sobre todo porque estaba jugando de cierto modo con la salud de los pacientes. Pero por ahora solo tenía que seguir adelante con lo que me había propuesto. Intentar brindar herramientas para que las personas consiguieran su estabilidad emocional. Era el momento de atender al tercer paciente: Historia N⁰ 0000001234-78 Nombre: María Laura Pérez Edad: dieciséis años Síntomas: Irritabilidad, pérdida del cabello, ansiedad, melancolía. Tratamiento:_______________________ Era una chica muy joven ¿Qué le habían hecho para volverse así? Asistió con su madre y entonces vi que no se atrevía a hablar con naturalidad y le pedí a la señora que me dejara a solas con la chica. Al quedarnos solas abrí una de las gavetas y saqué dos chocolates, le pedí que me guardara el secreto porque no estaba permitido comer allí y le entregué uno a ella. Mientras disfrutábamos los chocolates me dijo: —Soy la mejor estudiante de mi grado, mis padres así me lo han exigido y los puedo complacer con eso. Tuve un novio al que amo con mi vida. Pero a mis padres no les gustó porque “es un malandro” y me obligaron a alejarme de él. Ahora he bajado mis calificaciones, todo me molesta y siento qué me voy a quedar calva. —No sé por qué razón me identifico con la chica. Su estrés no se debe a otra cosa que a una batalla interna por no permitir que le quiten algo que la hace sentir bien y que le genera felicidad. Le enseñé algunas técnicas de relajación y respiración para calmar su temperamento y ansiedad. Mi consejo inmediato que se sentarán a hablar como adulta de las situaciones que le estaba causando la separación de ese chico. De pronto podían llegar a un acuerdo y conseguir que la salud emocional de todos mejorará. Se retiró y entonces me quedé esperando un rato más para saber si tenía a otro paciente por atender. En los siguientes días atendí varios casos y entre todos figuraba un aspecto: Problemas amorosos. Entonces empecé a considerar cambiar mi tipo de consulta. Para eso debía elaborar un proyecto y presentárselo a la señora qué me había contratado. Si ella aceptaba ya podía estar tranquila porque tendría como corroborar que no estaba haciendo algo ilícito. Deseaba facilitar técnicas a las personas para que primero aprendiesen a amarse a sí mismas y luego pudieran encontrar el amor. Sé que existen aplicaciones para las personas tener citas a ciegas y demás. Pero yo ofrecería presencialidad y atendería en modalidad grupal y los casos especiales de forma individual. Esa era mi idea, ahora debía trabajar en ella y buscar que fuese más rentable, de esa manera atraería muchos participantes (quería desistir de llamarlos pacientes) Cuando hablé con Greisy y Laura se burlaron de mi iniciativa. Sin embargo seguí investigando, tenía todo el fin de semana para hacerlo y elaborar una maravillosa propuesta. Solo atendería a personas con problemas amorosos, los problemas de estrés y demás se los dejaría a la psicólogo o al psiquiatra. Yo quería incursionar con nuevos métodos de terapia afectiva. Eso mismo que mis amigas me criticaban que no poseía y por eso estaba sola. Despertaría emociones y sensaciones continuamente, precisamente aquellas qué no son fáciles de expresar con palabras. Estaba convencida de que tendría éxito. Así que necesitaba los fundamentos más eficaces para que al momento de exponer ante el concejo administrativo de la clínica mi nueva modalidad de tratamiento fuese aprobada. Me reuní primero con la señora Sonia. Si lograba impresionarla podía considerar como aprobado mi proyecto, pero de no ser así ya me podía ir despidiendo de mis ideas alocadas y de mi trabajo. Aunque, no son alocadas, es un gran proyecto… Si no me echo flores yo misma ¿Quién lo hará? Suelo ser muy persistente con mis ideas. Como era de esperar Sonia quedó maravillada con la innovación para su empresa. Me costó un poco convencer a los de la parte administrativa pero decidieron poner a prueba el proyecto por seis meses. De no dar resultados positivos yo debería responder por las perdidas que todo eso generará. Debía pensar en mis amigas así que a Laura la puse como mi secretaria personal y Greisy se encargaría de las dinámicas de apertura y cierre de las actividades. No las podía abandonar, era mi obligación hacerlas partícipes aunque ellas estuvieran dudando un poco de mis futuros alcances. Para empezar a promocionar la actividad debía tener un logo o una marca personal. Había pensado en tantos nombres pero ninguno me convencía. Estaba sufriendo porque no se me ocurría nada genial hasta que la sexóloga en tono de burla dijo: —¿Cómo va tu proyecto Doctora Corazón? — "Doctora Corazón" Escuché campanitas y todo ja, ja, ja… Entonces le añadí: —Muy bien, contenta porque ya tiene marca personal. —Le ofrecí una media sonrisa y salí corriendo a trabajar en eso.
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