Capítulo 4

1124 Words
Entonces fue ahí donde me enteré que él trabaja en el palacio como escriba del faraón y era el único que sabía leer y escribir de nuestra familia, pues en su juventud a él le había enseñado un viejo escriba, perteneciente a una familia noble, quien como era amigo de mi padre y él frente al deseo de su hijo de aprender a leer y escribir, permitió que le enseñaran. Claramente en estos casos quien se llevaba el mayor apoyo del padre era el primogénito, por ser el primer hijo varón y él único en nuestro caso. Ya que luego salimos las dos mujeres, por eso, nosotras no habíamos tenido la oportunidad de aprender a escribir y leer, ya que la mujer solo era considerada para atender los asuntos del hogar y casarse. Obviamente que la joven que anteriormente estaba en este cuerpo, probablemente tampoco le haya interesado la escritura y por ese motivo no sabía leer, aunque si a identificar los números, pues esto también la ayudaba hacer las compras para el hogar. Pero ahora que yo estaba aquí marcaría la diferencia, aprendería a leer y a escribir, por más que mi padre no quisiera. Armándome de valor le dije a mi hermano frente a mis padres, algo que a todos los sorprendió. – Hermano, quiero aprender a leer y escribir. A mi madre casi se le cae la taza hecha de barro con té al suelo al escucharlo, mi padre sorprendido por mis palabras, dejó suavemente su cuenco de comida arriba de la mesa, el cual tenía cereales y legumbres sin quitarme los ojos de encima. Mi hermana ni siquiera se inmutó y siguió comiendo, pues bien sabía de antemano que yo quería aprender esto. Mi hermano, igual de sorprendido que los demás me dijo suavemente: – ¿Qué es lo que has dicho, hermana? – Lo que has escuchado, quiero aprender a leer y a escribir. ¿Podrías enseñarme? – Pero... ¿para qué hermana? Los puestos de escrituras en el palacio solo son para los hombres. – No pretendo aprender a leer y escribir para ocupar un puesto importante en la administración del reino, sino para mi propio beneficio. Quiero plasmar en papel, la vida de Egipto y tal vez quien sabe, en un futuro los mismos quedar registrados para que las nuevas generaciones sepan cómo era vivir aquí en esta Era. Obviamente lo que decía era todo muy revolucionario y claramente no iban a entender en su totalidad lo que quería decir con esto. Mi hermano quedó pensativo y miró a mi padre, lo hizo para tener su aprobación y cuando este captó su mirada, asintió con la cabeza en señal de afirmación. Me preguntaba qué pensaría mi padre cuando afirmó esto, pero bueno... lo importante es que había estado de acuerdo. – Por mí hermana, te enseñaría encantado. Pero... el problema es que nunca tengo tiempo, en el palacio siempre hay mucho trabajo y pocas son las veces que el faraón me deja libre. – ¿No puedo ir a tu oficina para aprender? Te aseguro que no te molestaré en el trabajo, solo me debes enseñar que significa cada letra y yo de a poco empezar a formar palabras. Probablemente para acostumbrarme a las misma debería empezar por mi nombre. En mi anterior vida estudiaba docencia y una de las maneras de enseñarle a un niño a escribir, era deletreando su nombre y luego explicándole la relación de las palabras y sus sonidos. Aquí sería un poco diferente, hay que comprender que la manera en la que escribía los antiguos egipcios no se asemejaba en lo más mínimo con las letras del presente, pero tenía algo a mi favor... En este mundo yo hablaba su idioma, por lo tanto, el sonido de las letras y de qué manera se decían las palabras, me ayudaría a relacionarlas entre sí. No sabía leer y escribir, pero si hablaba su idioma. Lo único que tenía que saber era cómo se escribía cada letra. Mi hermano no pudo evitar reír a ver mi emoción por aprender y sonriendo me dijo: – Hermana, te pareces a mí cuando le dije a mi padre que quería aprender a escribir y claramente hacerlo me ayudó mucho en mi vida. Así que estoy feliz de que quieras hacerlo, es bueno para ti saberlo. Luego de largas conversaciones, llegó la hora de que él se marchara y me despedí, asegurándome que al día siguiente me vendría a buscar para llevarme al palacio. – … Así que estate despierta temprano y no te duermas. – De acuerdo hermano, le diré a madre que me despierte por si me llego a dormir. Por última vez me abrazó y se fue, lo observé como se alejaba. Realmente parecía un buen muchacho y ha pesar de su posición, no había olvidado de donde había salido. Luego de un gustoso estofado de conejo que mi madre preparó, que hasta entonces no había probado, me dirigí a mi habitación diciéndole buenas noches a todos y mientras me cambiaba de ropa frente al espejo poniéndome mi camisón, vi un extraño destello en mis ojos... de un momento a otro parecían haberse puesto de un color más claro. Pensando que tal vez era imaginaciones mías por lo cansada que estaba, sin dar muchas vueltas al asunto, me fui a dormir. *** Narrador: Mientras Nefertina y su hermana estaban durmiendo, una interesante conversación se estaba desarrollando en la habitación de sus padres... La madre de las dos jóvenes le comentaba a su esposo: – Pensé que no aceptarías que nuestra hija aprendiera a escribir, eres muy tradicional. Esto ella lo comentaba de esta manera, pues su vida le parecía muy normal y desde pequeña en su casa le enseñaron a ser así. – No lo hice porque estuviera de acuerdo, tengo motivos para creer que es bueno que ella aprenda a escribir. – ¿Ah sí? - dijo la mujer un poco confundida. – Sería beneficioso para nosotros que ella aprendiera hacerlo, pues tiene más posibilidades de casarse con un noble. Nuestro status podía mejorar de la noche a la mañana. La mujer no estaba de acuerdo que él pensara de esa manera, aún Nefertina era muy joven a penas tenía catorce años y aunque pronto cumpliera sus quince, aún consideraba que no estaba preparada para contraer matrimonio. Lo sabía por experiencia, ella se casó muy joven y tuvo que madurar a la fuerza, para complacer a su esposo en todos los sentidos y además desde joven, llevar la responsabilidad de criar a sus hijos. Ella no dijo nada, discutir esto con él sería una pérdida de tiempo, pero si su idea llegaba a perjudicar gravemente a su hija... la defendería con uñas y dientes.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD