Durante los días siguientes no vi en ningún momento a Ramsi, tampoco me apetecía hacerlo, aunque sé por mi criada que el preguntaba seguidamente por mí. Tal vez se sentía un poco culpable por lo sucedido y ahora de alguna forma quería remediarlo o al menos eso pensaba. Mi criada cuando vino por la tarde, me preguntó si quería salir al jardín ya que últimamente había pasado dentro y casi no salía, por una razón obvia. – No te preocupes por mí, estoy bien aquí y si no salgo es porque honestamente no tengo ganas de salir. – Pero mi señora… debería tomar un poco de aire, no le hace bien este encierro. Debo admitir que tenía razón, así que le hice caso y con ella salí a dar una vuelta. Todo estaba tranquilo y me gustaba esa tranquilidad, pero la misma se esfumó cuando la vi. Jalila estaba